Señorita

Capítulo III

Editado

La Cita

Como supuse no dormí mucho en la noche por culpa de cierto chico.

Mierda...

Como robot cumplí mi rutina diaria pero algo en mi decía que sería diferente y lo diferente fue en que Matthew no vino.

O eso creí...

Estaba saliendo por la parte trasera del local camino a tomar el autobús cuando veo sentado a Matthew en la banca al lado de la puerta, ignorando lo seguí caminando.

-Señorita, ¡espera!- me tomó del brazo para detenerme y ponerse delante de mí- no me ignores Cathie.

-Disculpa, Matthew pero tengo que irme -intente caminar pero me detuvo.

-Cathie.

-¿Qué pasa?

-Quiero salir contigo, te invitó a cenar y hablamos.

Lo mire con recelosa.

¿Porque quiere salir conmigo?

-¿Y porque no querría salir contigo?

Mierda ¿lo dije en voz alta?

-No pero eres un libro abierto, es fácil saber lo que quieres- se acercó a mi seduciéndome con su presencia.

-Vaya, me sorprende ser un libro abierto, para muchos suelo ser un misterio- dije coqueta.

¿Coqueta?, ¿qué me está pasando?

-Me pregunto porque será, ¿entonces si vienés a cenar conmigo?

Lo pensé, pero Amy tiene razón en algo.

Hay que arriesgarse.

-Vamos.

Me tomó de la mano y me llevó con él a su moto negra, me pasó su casco y me lo puse, se sentó encendiéndola y yo me senté detrás del sosteniendo me de su pecho.

Su fuerte y definido pecho.

Mordí mi labio interior reteniendo una risa, esto es una locura, ya que el desenlace que esto puede tener no es nada lindo.

Pero ¿de qué sirve pensar en lo que va a pasar? Solo hay que vivir el momento, y eso haré asumiendo las consecuencias.

Llegamos a un pequeño restaurante y nos sentamos en una mesa para dos que él reservó a su nombre.

Así que ya lo tenía planeado el niño...

Nos sentamos en una mesa para dos apartada de los demás, él (como buen caballero que hasta hora es) me corrió la silla para sentarme y con un gracias de mi parte se fue a sentar en la suya mientras yo colocaba mi bolso en el pisó.

Un camarero se acercó trayéndonos una botella de vino y dos copas avisándonos o más bien (avisándole a Matthew que su orden vendría dentro de poco), lo miré interrogante y el solo se encogió de hombros restándole importancia al asunto.

-Y bien- indague- ¿a qué se debe todo esto?

El abrió la copa de vino y sirvió ambas copas, agarre la que él me ofreció y bebí un trago.

Sabroso...

-A que hay una señorita, no sé si la conozcas- colocó una mano en la barbilla como si pensará- se llama Cathie Fernández, tiene veinte años trabaja como mesera en la cafetería Sunrise, desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, una hermosa fémina de baja estatura con tremendas y hermosas piernas junto a un muy generoso trasero con una cintura pequeña, una lustrosas cabellera negra, una carita de bebé muy fina y unos hermosos ojos negros, que me carga loco, tanto que cada que la veo solo pienso en lo que podría hacerle a ese cuerpecito tan fácil de manejar.

Me sonroje, y mi entrepierna se contrajo por lo cual pegue mis piernas en busca de aliviar la sensación.

Sus palabras y sus facciones, una sonrisa seductora y una mirada intensa, provocaron que mi entrepierna empezara a mojarse.

-Habló en serio Matthew.

-También yo.

Puse mis ojos en blanco y lo mire irónica, el tomó un sirvo de su copa desafiándome.

-La próxima vez que me pongas los ojos en blanco, te daré un buen par de nalgaditas a ese seductor culo tuyo.

Oh Dios.

Alce una ceja retadora y bebí de mi copa, en eso llegó nuestra comida, pero para este momento ya no tenía hambre de comida si no de otra cosa que lo incluía a él y a mi sin ropa encerrados en una habitación con luz tuene.

Mariscos nos esperaban de cena.

Empezamos a comer en silencio hasta que el mismo lo rompió preguntándome sobre mi vida.

Y así comenzó nuestra charla hasta que acabamos la comida.

Es canadiense, está de gira por el mundo, y habla varios idiomas entre esos claro el español aunque le cueste deshacerse de su acento por completo.

Pago la cuenta y salimos del restaurante.

El camino a mi casa fue silencioso 
Me dejó en frente de mi casa, el apagó su moto y yo le devolví el casco el cual guindo del manubrio.

-Gracias por la cena, y la agradable noche, estuvo todo muy lindo, no recuerdo cuando fue la última vez que comí en un restaurante- lo mire con una sonrisa que estoy segura llegaba a mis ojos.

-Bueno yo creo que cambiare eso en mi estadía aquí, me alegro de que te allá gustado nuestra primera cita.

¿Primera cita?

El entendió mi duda y sonrió con sorna.

- Sí primera porque no será la última tenlo en cuenta Cat- se acercó a mí y paso sus brazos por mi cintura me tense, no sé si me acostumbraré a tenerlo cerca- perdona Cathie pero no resisto más.

Lo mire interrogante.

-¿A qué te refie... - no alcance a terminar la pregunta cuando sus labios se juntaron con los míos con deseo y una Pasión que me puso a temblar las piernas.

Sin dudar correspondí de la misma manera hasta que el aire nos hizo falta y nos separamos poco a poco con las respiraciones agitadas mirándonos a los ojos.

-... Res? - termine de decir soltando una risita.

Matthew me dio un pico y se alejó de mi camino a su moto en la cual se monto y encendió.

-Hasta mañana Señorita, y por favor atienda mi mesa usted mañana si es tan amable, Buenas noches- sin más se colocó su casco y como el viento se fue.

Con sonrisa tonta dije.

-Buenas noches.

Y entre a mi casa dando brinquitos.
 




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