Sentirme enamorado

El día que te vi bailar.

Ojalá tuviera las palabras adecuadas para expresar lo que siento, pero hasta yo no me creo que esto me esté pasando a mí, es una pena que tú no sepas estos sentimientos encerrados en mi interior.

Exiliado del grupo yo me sentía incómodo, más que nada por ser el nuevo, todos ustedes incluyéndote ya eran parte del grupo, yo solo podía ver desde lejos como se tiraban palabras entre ustedes, como se reían de sus chistes con “gracia”, solo porque eran chistes locales. Mi único objetivo en estar yendo a la compañía, era cumplir como mi papel de bailarín, ni más ni menos.

Gala latino, la obra que estábamos preparando, bueno al menos yo que no me sabía nada al respecto. Iba ser mi primera función con este programa, el cual disfruté mucho y me reí mucho. Los lugares y piezas para cada quien ya estaban, pero por ciertas circunstancias hubo muchas modificaciones, que, porque salieron bailarines que, porque llegaron nuevos, con que otros no podían hacerlo bien, etc., etc., etc.

Me tocó bailar un dúo con nuestra amiga en común, lo cual yo obviamente estaba feliz con bailar con ella, más que nada porque es bastante bonita, vaya fui superficial.

Los ensayos pasaban, las coreografías cuadraban mucho más. También había lo común, gritos, regaños, repetir coreografías, buscar actitud, etc. Todo estaba bien, hasta que nuestra amiga salió con que no iba a poder bailar ese día, ¿Qué ocasiono? Pues que me cambiaran de pareja. Fue contigo con quien me cambiaron, la verdad no quería bailar contigo, estaba tan emocionado de bailar con nuestra amiga que no aprecie el cambio por un tiempo, no obstante, gracias al cambio fue que nos íbamos conociendo más y más, tanto que nos empezamos a llevar de una manera bastante buena, que siento que el cielo fue demasiado generoso conmigo.

Cada ensayo te prestaba más atención, cada vez admiraba más tus ligeros movimiento al bailar, el quiebre de las muñecas, ese movimiento de cadera, esa mirada hipnotizante, esos ojos penetrantes, esa sonrisa coqueta, el meterte tanto en tu papel me atraía. Esperaba con ansias la parte en donde bailamos juntos.

Siempre que me tocaba bailar me trato de lucir, ¿Para qué? Para impresionarte, para mostrarte lo bueno que soy y que te empieces a fijar en mi de la misma manera en la que lo hice contigo. Cada parte de la pieza que ocupaba abrazos, los sentí como minutos, el sentir tu cabello en mi cara, el sentir tu calor, tu aroma, me hacía esclavo de mis pensamientos.

El terminar cada ensayo poder acercarme y masajearte me sentía afortunado, pues me contabas que contacto con la gente no te es muy de tu agrado, así que el poder sentir tu piel estaba más que satisfecho.

El bromear, tirarnos palabras de juego uno al otro era más que divertido, el molestarnos y yo el cargarte para tu fastidio me traía felicidad.

Llegó el día de la función de Gala latino, todos estamos mentalizados, preparados y con ganas de salir al escenario, ese día yo estaba muy impaciente y solo por bailar unos minutos junto a ti, haciendo lo que nos gusta, compartiendo el escenario y de la forma más especial como es el baile.

Pasan los minutos, corren las piezas y se me hacía eterna la espera de los dos, pero termino llegando. Me explaye por ti, me moví por ti, me exprese para ti. La sincronización tal vez no era perfecta, pero nada me podría arruinar el momento y la felicidad de tu bailar.

Terminó nuestra pieza, salí tras de ti para ayudarte a cambiarte y una vez terminando me dijiste “Gracias” te diste la media vuelta, tome tu mano te gire y te abrace, “Muy bien hecho”, el abrazo me lo correspondiste.

Se acaba Gala latino, vuelven al programa de ELEMENTOS, tu obra favorita, la que más disfrutas, para mí no era muy de mi agradado, pero aprendí a tomarle cariño solo por ti. Remontaje para distribuir bien a todos, tal vez no estamos tan juntos en este programa, pero en la parte de AGUA hay una parte en donde saltas hacia a mí y con eso se compensa todo, aunque sea poca cosa.

Ya era una costumbre empezar sentir una hermosa sensación dentro de mi cada vez que espero a tu llegada al salón de ensayo y en solo verte llegar, sentía una calma inmensa e indescriptible.

El sacar pasos no lo hacía por motivación propia, quería que me vieras crecer y te sorprendieras para que igualmente te fijaras en mí, no sé por qué esa obsesión, pero quería que tuvieras esa iniciativa tan “sutil”

Obvio no exageraba todo solo para que te fijaras en mí, sino eso sería demasiado empalagoso, y como habías dicho no te gusta las personas empalagosas, así que limitación siempre había, siempre cuidaba lo que hacía, cada medida siempre era calculada, cada movimiento era preciso.

Se acerca diciembre y llegaba la fecha de la posada de la compañía, día veinte de diciembre, quien diría que se día me iba aquedar a dormir en la misma casa que tú, y quien diría que sucedió tantas cosas esa noche.

Todo comenzó antes de tu llegada, pues yo ya estaba impaciente porque llegaras, quería ver que tan hermosa ibas a llegar. Justo como pensé, llegaste tan hermosa y tan radiante, con un excelente vestir que provocaba que no dejara de ver tu brillante cabello que hacía juego con el cielo estrellado. Llego el tiempo de brindar y las copas sonaban si cesar, y cuando sonreías tu sonrisa se reflejaba en el cristal.




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