Era demasiado curiosa como para dejar pasar el momento, sus huellas dactilares quedaban en las letras de los sentimientos, subió al tejado apreciando el cielo escuchando el viejo grillo nocturno, adoraba el aroma de otoño, adoraba el frío invierno, siempre será así, un aroma jamás se olvida cuando le tomas cariño, muchas veces pudo vivirlo en vivo.
Se lanzaba de la terraza para caer al tejado veía al cielo desaparecer sus colores tiernos para convertirse en colores nocturnos, lo apreciaba e imaginaba poesía.
El viento no le molestaba para nada, muchos le decían que bajara del tejado por que podría romperse a ella no le importaba por era su mejor recuerdo.
Juntaba sus piernas tomaba su pluma escribía pensamientos, no podemos decir que pasaron décadas, pero podemos decir que cada otoño e invierno la fortalecían en sus pensamientos.
Muchos imploraban que terminara de escabullirse en medio de la noche al tejado a hablar con el viento y dedicarle poesías al cielo, era demasiado para ella
Pero para ella era su alma, su vida, una poesía.
Em.R