Grace.
Han pasado varios días desde que Gabriel me llamó por última vez. Debe estar muy ocupado, lo extraño mucho, la soledad empieza a sentirse cuando no tengo ni siquiera con quién compartir las comidas. Bueno, será cuestión de esperar, dijo que la siguiente semana ya estaría aquí.
Mi madre sigue bien decidida a buscar el vestido de novia perfecto, pero yo no estoy de muy buen ánimo; además, aún nos queda tiempo para eso. No sé por qué algunos días estoy muy emocionada por la boda, y otros días, simplemente me estresa pensar en ese asunto. Mi idea de boda era más emocionante, yo solo quiero estar unida a Gabriel, pero todos estos preparativos me tienen mareada.
—¿No será embarazo? —propone Sulma. Ella vino esta mañana para convencerme de continuar con la búsqueda del vestido—. Digo, a ti nunca te dan mareos.
—No es embarazo, solo es estrés. Todo este asunto me pone un poco nerviosa.
—Pero tú siempre fuiste bien organizada, ¿qué te está pasando? No me digas que te estás arrepintiendo.
—¿Qué? —me exalto—. Claro que no.
—Pues, no pareces muy convencida. Sabes que puedes contarme lo que quieras, si has conocido a alguien que ha hecho… digo, que pueda cambiar tu opinión…
—A ver, Sulma, no hay nadie más. Jamás le haría algo así a Gabriel, eso jamás. Solo estoy estresada por todo el tema de los preparativos.
—Pero tú no te encargas de nada.
—Pero…
—A mí me parece que estás buscando alguna excusa para no ir a las pruebas de vestido. Si no te gusta ninguno de los que Rebe quiere, escoge alguno de los que a mí me gustan. Aquí entre nosotras, aunque sea tu madre, tiene pésimos gustos para vestidos.
Dejo que siga hablando, la verdad no estoy de humor para nada hoy. Sulma se va a eso de las cinco de la tarde, con la seguridad de que el próximo miércoles seguiríamos con el tema del vestido, también dijo que se iba porque tenía una cita con el gerente de un restaurante. Vete a saber tú si es verdad o no. A lo largo de los años, me he dado cuenta que Sulma siempre miente a su conveniencia, cabe aclarar, que solo miente para las entrevistas de trabajos y para conseguir novios. No le va muy bien en su vida amorosa.
Dejo de lado los pensamientos sobre ella y pongo a cargar mi celular. Desde que llegó Sulma no lo usé. Me pregunto si Jorge ya contestó a mis mensajes, espero que sí, no me ha contestado desde anoche. Al igual que Gabriel. ¿Será mucha coincidencia que los dos estén ocupados?
Desde hace tres días que empecé a hablar por mensaje con Jorge, resulta que tiene temas de conversación muy interesantes. No cuenta mucho sobre su vida, él es algo más reservado en eso, mientras que yo le conté hasta cómo conocí a Gabriel y cuándo será mi boda. ¿Habrá sido prudente? Él a cada rato me recalca que no puedo poner mi confianza en cualquiera, y no es que yo lo haga, pero él me genera esa confianza de contarle hasta qué desayuno. Hablando de eso, yo soy quién le recalca que debe comer a sus horas. Resulta que Jorge no come muy bien, a veces desayuna a las 5 de la mañana y almuerza a eso de las 4 de la tarde. No es bueno para su salud.
Mi celular prende y veo mensajes tanto de Gabriel como de Jorge.
Gabriel
Cariño, disculpa que no pueda ir esta semana. Nos vemos en dos semanas.
¿Dos semanas? ¿Acaso me está diciendo que pasaré un mes completo sin él?. Bueno, eso ya ha pasado antes, por eso no me gusta, es bien feo. Quisiera regresar al trabajo para distraerme con algo, pero me da vergüenza regresar sin él. Si regreso, ¿de quién seré asistente?
En fin, tocó resignarse, y Sulma tiene razón. Al menos con lo del vestido estaré algo distraída. Le contesto a Gabriel que está bien y que lo extrañaré mucho. Así que, procedo a ver los mensajes de Jorge.
Jorge.
Disculpa por no contestar
Recién me desocupo
Iré por algo para comer
Genial, eso quiere decir que no ha comido nada en todo el día. Los mensajes los envió hace media hora, ¿ya habrá comido? Supongo que sí. O tal vez no. Quizá me dijo que iba a comer pero en realidad no comió nada.
Salto hacia el refrigerador y luego a la alacena. Saco todo lo que sea comible y después lo termino colocando en una bolsa. Será mejor ir a ver que sí haya comido. Él ya me ayudó, ahora me toca ayudarlo.
Pienso si es buena idea ir en el carro de Gabriel o ir caminando. El trabajo de Jorge no queda muy lejos, creo que sí llego caminando. Camino unas cuantas cuadras y luego cruzo la calle, ojalá no termine perdiéndome, creo que será mejor consultar el mapa solo para corroborar que llegue al lugar correcto. Me detengo en la puerta de un edificio, es algo antiguo y algunas ventanas están rotas. El estacionamiento se encuentra lleno, todos son autos similares o casi iguales al auto que tiene Jorge, deben ser todos de la empresa, al parecer, muchas personas trabajan aquí. Jorge me comentó que su jefe no suele contratar a gente muy experimentada, si ve que alguien necesita un trabajo de manera urgente, él se los da. Lo cual creo que es muy solidario, pero también muy arriesgado.
No hay ningún portero ni nada, así que entro como si fuera mi casa. Hay un pequeño pasillo, al final está una sala de espera vacía. No deben tener muchos clientes, o será porque ya es tarde.