Seré nada

Prólogo

El sol era una mancha anaranjada rodeada de nubes plomizas que parecían superpuestas, creando una sensación de profundidad y distancia que a Ersatz lo tranquilizaba mientras vigilaba a los nuevos vecinos. En los techos, escaleras y terrazas, los veía, erguidos, sus cabezas apuntando al noroeste. A lo lejos, el único pino del barrio arañaba el cielo con sus temblorosos dedos.

Todavía no había llovido.

Ersatz se preguntaba si todo seguiría igual después de la tormenta.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.