Phoebe sonrió por última vez antes de correr hacia la gran llamarada, su cabello color plateado se vio por última vez antes de ser absorbida por el fuego, sus últimas palabras resonaron en los oídos de todos su amigos, los cuales se encontraban congelados sin poder moverse, ella los había hechizado para que no se metieran en su camino, uno que le iba a costar la vida.
"En medio de la oscuridad y entre los árboles aparecerá el ángel que todos esperaran en un futuro, cuidenla por que ella es la única que puede completar al diablo, es la única que puede sanarlo"
a los segundos la gran llamarada empezó a disminuir hasta ser una minúscula bola de fuego, tras la pequeña llama una mujer de cabellos plateados y ojos del mismo color que el oro sonrió antes de volverse cenizas, esa fue la última vez que vieron co0n vida a Phoebe Jennings, también fue la última vez que Fredrick fue un ser de luz.
al otro lado del mundo una mujer gritaba mientras sus cabellos plateados se pegaban a su pálido rostro, un último grito escapó de sus labios antes de que se escuchara el llanto de un bebe en la habitación.
—Es una niña—Susurro la voz de un hombre en el fondo de la oscura habitación, el hombre avanzó hasta donde se encontraba su esposa y sonrió observando a la pequeña niña en los brazos de esta, en ese instante la pequeña abrió los ojos y todo se iluminó, dos orbes dorados resplandecían como el mismísimo oro, el hombre se carcajeo y acarició el rostro de la bebe.
—Tiene tus ojos.
—Tendra tu cabello— Susurro el besando a su mujer —Evangeline Pemberton, Bienvenida a este mundo.
ese fue el inicio de una historia que trascendió los siglos y perduró en la historia del mundo.