Serie Akuni | Falla en el infierno

11.- Mi compañero

"La academia" como la llamaba Alexis con simpleza es un lugar alejado de la civilización rodeado de montañas, tan altas que parece tocar las nubes, por ese su nombre es Academia de las nubes Altas, sí un nombre bastante simple pero que no logra explicar lo que es su totalidad. Es el lugar de entrenamiento de los mejores controladores de Aura, rodeado de naturaleza para ayudar a la conexión de sus estudiantes con el poder interno de cada uno de ellos.

Alexis sonrió apenas bajó del auto recordando sus días gloriosos en aquel lugar. Adrián en tanto con timidez se ubicó detrás de ella, para un inferior como él cruzar el umbral a la elite no es fácil, lo sabe, es como lanzar carne fresca a una jauría de hambrientos leones. Y el rencor en sus ojos se dibujó mientras nota una opulencia que solo va dirigido, como siempre, a los que más tienen.

Pero apenas su joven señor colocó su brazo alrededor de su cuello en actitud amistosa aquel resentimiento desapareció en el instante solo para enfocarse en el rostro cercano al suyo. No pudo evitar contemplar esos ojos verdes y las largas y bien proporcionadas pestañas, y una piel tan lisa y bien cuidada como el de una muñeca de porcelana. Cualquiera diría que ante esos rasgos tan finos la apariencia de Alexis luce más femenino, pero eso mismo le da un aire más apuesto. Adrián sintió a su pecho agitarse e intentó ocultarlo bajando la mirada.

—No te preocupes, si alguien se mete contigo tu vienes no más a decirme y yo me encargo —susurró Alexis amenazante para luego sonreír con seguridad.

Claro ¿Quién iba a ser lo suficientemente valiente para oponerse a Alexis Vikar? Si había un lugar donde era admirada y respetada, era este lugar, pues apenas los otros estudiantes notaron su presencia se quedaron callados siguiéndolo con la mirada. El estudiante número uno, el prodigio de la academia daba sus pasos por el pasillo. Se dice incluso que solo en unos meses más ya podría controlar a su espada Runronbi lo que normalmente tomaría cuatro años de entrenamiento. Sin embargo, esta vez no solo ella llama la atención sino además el nuevo estudiante que la sigue. Si Alexis era guapo aquel nuevo era realmente muy apuesto, pero su mirada de inferioridad y timidez es absorbida por la luz que proyecta Alexis con su confianza.

Alexis notó como todos miran y susurran lo apuesto que es Adrián sonrió orgullosa, como mamá gallina presentando a su polluelo en sociedad. Quién sabe si incluso puede ayudarlo tanto a cambiar su vida que logre enamorarse de alguna de las chicas de la academia, casarse y vivir una vida pacífica.

"Vaya sí que no pasas desapercibido, mi muchacho es muy lindo, como se impresionaran al ver tu poder".

—Buenos días, Alexis Vikar —lo saludó con demasiada cortesía un muchacho más alto de cabellos negros y ojos azules.

A pesar de la forma educada como lo saludó, de un sirviente a su amo, no pasó escondido para Adrián el hecho de que aquel odiaba a Alexis. Sabiendo lo que significa tenerle rencor a alguien pudo darse cuenta con solo mirarlo, tensó su mirada al pensar lo peligroso que es que esté cerca de su joven señor.

—Buenos días, Alejandro —respondió Alexis con la sonrisa más amable y sincera conteniendo sus ganas de rodearlo en sus brazos.

Pues Alejandro Aragón fue su mano derecha, una de las víctimas en las garras de Adrián, en su vida anterior, aquel murió con tantas espadas enterradas en el pecho que cuando lo encontraron, en esa imagen desoladora, parecía un triste muñeco vudú.

Aquella sonrisa, para alguien como Alejandro, acostumbrado al saludo amargo y altanero de su compañero, lo cohibió, pues no se lo esperaba. Ver a Alexis Vikar sonriendo con esa inocencia es algo que jamás se lo hubiera esperado, él solo sonreía cuando otros sufrían en sus manos, y esa sonrisa era todo menos inocente y sincera. Salió de su impresión cuando el silencioso acompañante de Alexis lo tomó a aquel de la muñeca colocándose entre ambos en actitud desafiante. No hubo palabras, pero entendió que ese desconocido pudo leer sus verdaderas intenciones.

No se había vuelto amigo de Alexis porque le agradara, es más lo odiaba, porque en todos estos años siempre lo ha tratado peor que a un perro, bajó el control de un amo cruel e indiferente. Aunque en un inicio quiso ser su amigo porque lo admiraba, con cada maltrato empezó a germinar una semilla de odio en su interior. Lo obedecía solo porque lo intimidaba, y mantenía esa amistad solo por conveniencia, la popularidad de Alexis es tan alta que recibe beneficios al tenerlo a su lado, aun cuando debe aguantar cada humillación que a este se le ocurriera.

—¿Qué pasa? —preguntó Alexis mirándolo a ambos.

"Buenos, ellos nunca se llevaron bien, pensando que Alejandro se convirtió en mi vida anterior en mi mano derecha en el departamento de policías y Adrián en un criminal"

No pudo evitar sonreír con esfuerzo dándose cuenta del tenso ambiente.

—Debe tener cuidado —le susurró Adrián sin quitarle la mirada encima a Alejandro.

No puedo evitar, al escucharlo, entrecerrando los ojos con dulzura.

"En verdad es tan lindo aun cuando se está volviendo demasiado sobreprotector..."

—Está bien, lo prometo, no necesitas tenerme encadenado —le dijo con simpatía levantando su brazo donde aún lo sostiene de la muñeca.

Decir que las mejillas de Adrián se sonrojaron fue decir menos, pero la vaga capacidad cerebral de Alexis para entender esos detalles hizo que no lo viera de la misma forma que Alejandro, es más se preocupó que el frio de la mañana sea la causa del enrojecimiento de aquel muchacho y por ello cometió la imprudencia de colocar su mano en la frente de Adrián preocupada por su temperatura.

Por poco Adrián contuvo su chillido ante aquel contacto de piel con piel y aquellos ojos abiertos que no dejaban de mirarlo a poca distancia. Alejandro molesto por el ambiente "amoroso" agarró del brazo a Alexis como nunca lo había hecho antes.




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