Los ojos de Alexis se cerraron y estuvo a punto de darse un cabezazo con su escritorio. Esta muy aburrida, no solo le han quitado las misiones relacionadas con crímenes y asesinos de nivel alto, sino además debe hacer lo que ninguno de los otros seis caudillos quiere, revisar y completar informes ¿Podía existir un trabajo más aburrido como ese?
¿Cómo ha podido caer tan bajo?
Bostezó estirando sus manos y sin querer rozó su cuello inclinándose del dolor. La mordida sigue doliendo, a pesar de cubrirla como un parche para que nadie lo note, y cada vez que le duele más piensa en mandar al carajo su misión y aceptar su condena, aun cuando esta sea humillante y dolorosa.
Lo otro, es que el recuerdo del cuerpo de Adrián presionando el suyo y metiendo su pierna entre las suyas para presionarla con fuerza la hace sonrojarse de mala gana. Apretó los dientes conteniendo el grito que quisiera soltar. No puede pensar en eso, ni que su cuerpo reaccione como un tonto púbero.
Se sirvió un frio vaso de agua y se lo bebió de un golpe. Así enfría su cabeza y deja de pensar en tonterías.
—Pensar que cuando joven era tan dulce y tierno, y ahora tiene complejo de perro —suspiró con desanimo.
—¿Quién? —preguntó alguien.
Y alzó sus ojos espantada viendo a Felipe Luzoro, el caudillo primero frente a ella. Se puso de pie de inmediato aun con algo de torpeza tuvo la maestría de mostrarse elegante y ágil y eso no pasó desapercibido ante los ojos del recién llegado.
—Te pido disculpas, vi la puerta abierta y entré sin avisar —dicho esto se acercó colocando su mano en la frente de Alexis.
Aquella lo miró confusa.
—¿Pasa algo? —le preguntó sin entender su actitud.
—No tienes fiebre. El capitán superior de la fuerza especial dijo verte en mal estado y solicitó una licencia de enfermedad para ti y...
¿El capitán superior de la fuerza especial? ¿Adrián?
—¡¿Qué?! —se colocó de pie de inmediato.
"¡Pero que mierda! ¿Qué pretende Adrián Makris con sacarme del departamento de policía? Más aun cuando en unos días será la redada en la fábrica de zapatos. No puede hacerme esto, no, claro que no"
—Debe ser un error —dijo Alexis ahora sonriendo a la fuerza—. Iré a hablar con el capitán Makris, de seguro aclararemos las cosas...
Felipe solo movió la cabeza al verlo tan empeñado en seguir trabajando, pero su actitud nerviosa lo intriga al nivel de pensar que Adrián tiene razón. Alexis necesita descansar. Tal vez entre la debilidad que ha mostrado los últimos días debido a su aura fragmentada y el estrés laboral han hecho que su salud se haya deteriorado aún más.
Y claro con lo testarudo que es no va a reconocerlo.
Alexis sin decir ninguna palabra a Felipe salió directo hacia el pasillo bajo la atenta mirada del Caudillo primero.
La puerta se abrió de golpe en la oficina del capitán de la policía especial. Alexis entró con tanta altanería que Adrián la miró fijamente con frialdad, pero esto no la aminoró aun cuando su tamaño es varios centímetros menores. Pero el oficial superior no puede negar como le gusta ver la actitud caprichosa de su ex joven señor.
—¿Qué estas planeando con pedir mi baja por licencia? —le preguntó sin pronunciar el saludo formal hacia su superior.
Adrián la ignoró. Y entrecerró los ojos con actitud tan fría como el hielo.
—Oficial, ¿Por qué osa entrar a mi oficina con esa actitud prepotente? ¿Busca que lo castigue? —dicho esto se colocó de pie—. ¿Sabe lo que le hago a los problemáticos como usted?
—Solo estoy reclamando lo que es injusto —respondió de inmediato.
Pero cuando se dio cuenta que Adrián se acercaba a ella instintivamente retrocedió. Y hasta que no chocó con la pared a su espalda no volvió sus ojos a él. Solo para darse cuenta de que está atrapada entre la pared y la figura imponente de Adrián Makris, quien se inclina a su altura hasta que sus ojos estén en la misma línea.
—Parece que nuestro caudillo segundo necesita una lección para que aprenda a respetar a su superior —susurró cada vez más cerca incluso tomándole la barbilla.
Alexis abrió los ojos sintiendo como si todas las alertas de su cuerpo se activaran. Si no huye ahora siente que va a perder algo importante en ese momento.
—Bien, es evidente que contigo no sirve de nada hablar ¿Quieres obligarme a tomar una puta licencia? ¡Pues entonces la tomó! —dijo, aunque su mirada no parece ir acorde con sus palabras, se siente intimidada al estar acorralada por alguien que supera su tamaño y fuerza física.
En su situación actual no está en condiciones de poder enfrentarlo.
"Debo salir de aquí sea como sea. Su mirada es como si fuera a matarme."
Se enderezó, ya que ante su cercanía se estaba inclinando para no permitirle reducir más los centímetros que los separaba a ambos. Su corazón se acelera sintiendo la muerte cerca, aun no puede morir, debe validar que este mocoso malcriado no se salga del camino del bien y si lo mata habrá perdido todo.
Pero apenas lo esquivó Adrián la tomó del brazo hacienda volver a estar entre la pared y él. Tomó sus dos muñecas apegándolas al muro. Sus ojos se quedaron fijos en los penetrantes ojos de Adrián Makris, en esa mirada asesina y salvaje. Y sin más al verlo acercarse cerró los ojos pensando que su vida se acabaría en ese instante.
"¡Soy una idiota! No debí venir a meterme a la boca del lobo. ¡Chao vida, hola castigo de clavos"
Y despidiéndose de su vida fue que sintió como una humedad no suya invadía sus labios. Abrió los ojos de inmediato, desconcertada y confundida solo para ver el rostro de Adrián tan cerca del suyo que recién empezó a darse cuenta de lo que estaba pasando. Aquel con sus largas pestañas negras cerradas hace que se dibuje una sombra bajo sus ojos que hace que luzcan más largas.
Aun en shock, ante el beso que recibe, se quedó paralizada pues no logra creer lo que estaba pasando. O sea, el hombre que la odiaba tanto para matarla en su vida anterior ¿Ahora la odia y la besa?
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Editado: 28.06.2024