Serie Akuni | Falla en el infierno

25.- Solo contigo

—Siento como si un camión me hubiese aplastado —se quejó Alexis con los ojos semiabiertos.

Su largo cabello está suelto y desparramado en la almohada y encima de su rostro dejando apenas ver sus ojos. Esta acostada boca abajo con una expresión tan cansada como si ya quisiera morirse en este instante. Se encuentra sobre una enorme cama de sábanas blancas que no es suya. Y miró lánguidamente el sol que entra por las ventanas.

—¿Te dio muy duro? —le preguntó el demonio acariciándole la cabeza con compasión.

—Pero ya me vengaré, en la otra vida porque ya no espero nada de esta... —suspiró e intentó enderezarse porque la cadera le duele horrible.

Luego observó la pulsera contenedora en su muñeca derecha para suspirar más desalentada. El demonio volvió a acariciarle la cabeza como si fuese una niña pequeña.

—Solo lamento habérmelo perdido —reclamó el demonio.

Alexis lo miró con una mueca. ¿Qué está pensando? Es su íncubo guía debería preocuparse más por ella que por la batalla en la cama de la noche anterior.

"¿Qué estupideces dice este demonio? ¿A quién le gustaría ver algo como eso?"

—No fue la gran cosa, me dio una paliza, si estuviera en mis condiciones normales yo hubiera sido quien hubiera estado arriba de él y no al revés —arrugó el ceño, molesta.

—Supongo... debe doler, pero de todas formas ¡anímate! fue tu primera vez, en esta vida no morirás virgen —intentó consolarla.

Alexis enderezó su cabeza confundida.

—¿Qué primera vez? ¿Virgen? —y sus ojos se detuvieron en el demonio que lució tan confundido como ella.

El íncubo pestañeó confundido por el rostro agraviado de la joven policía, luce tan ofendida que no entiende que ha dicho de malo.

—¿No estas así porque tuviste relaciones sexuales fogosas con tu asesino? —le preguntó.

—¿De dónde sacas esas ideas? —se enderezó con esfuerzo.

"Put** demonio con mente de alcantarilla"

Alexis carraspeó masajeándose las sienes.

—Ayer Adrián me trajo a su casa aprovechando mi inconciencia, y cuando desperté quise irme, pero no me dejo, dijo que en mis condiciones tenía que descansar y como yo no hacía caso iba a obligarme a tomar reposo. Entonces lo golpeé por abajo —dijo emocionada luego se tornó seria—. Pero me hizo una llave y me botó en la cama antes de poder huir de aquí, luego le golpeé en el pecho y el me levantó al esquivar mi otro golpe y ¡Paf! Me puso este estúpido brazalete en el brazo, obviamente sin una gota de aura sagrada no puedo pelear en igual condiciones y volvió a aplicar otra llave hasta que declaré mi rendición.

—... —el demonio la contempló antes de cubrirse el rostro con una mano—. Ustedes dos son tal para cual.

Suspiró desilusionado.

—Por lo menos logré un buen registro de ese beso fogoso que se dieron antes —intentó consolarse así mismo mientras Alexis lo mira de reojo y piensa que no es más que un maldito voyerista—, debió ser delicioso sentir como esa lengua de un hombre tan varonil e imponente entraba a tu boca mezclando su saliva con la tuya y sentir como se movía con total libertad entrando a cada rincón prohibido... y tu cara enrojecida pidiendo más.

—¿Qué puta mierda tienes en la cabeza? Además "que se dieron antes" ¡No! Él me besó, no yo, eso... eso es acoso laboral aquí y en la punta del ají... —lo corrigió, jamás iba a reconocer que ella hubiese aceptado eso... aunque estuvo bueno.

El recuerdo de ese beso prendió el calor en sus mejillas como dos mechas recién encendidas, la sensación de la lengua libidinosa de Adrián Makris dentro de su boca sigue presente en su mente, lo peor es que nunca pensó que ser dominada por él pudiera ser tan... ¿Excitante?

"¡¿Qué carajo estoy pensando?!"

Se sacudió el cabello, desesperada.

—No pensé que ese mocoso besara de esa forma —masculló con la vista hacia abajo—. Con razón en su vida anterior tenía a ese grupo de compañeros de cama tan fieles a él.

Hablando claro de su versión anterior.

Se llevó la mano a la cabeza intentando calmar su mente y alejarse un poco de esos sentimientos que la hacen temblar. No debe pensar en eso sino aferrarse a la esperanza de que aún hay posibilidades de evitar que se convierta en un criminal.

Con tan poco tiempo... ¿Sería más fácil seguir el consejo de ese demonio? O sea, entregarse a él para ganar su confianza y hacerle entender que nunca tuvo intenciones de no ir en ayuda de su padre. Sabe que sí le dice la verdad de lo que pasó esa vez ahora podría ser peor, no solo no le creería, sino que pensaría que está inventando todo solo por engañarlo.

Pero ¡¿Es en serio que esto es lo único a lo que puede aferrarse en este momento?! ¿Entregarse a sus brazos? ¿A los fuertes y poderosos brazos de Adrián Makris? Sintió que el calor estallaba en su cabeza y se cubrió con la manta sin dejar nada a la vista. No, no, definitivamente no, debe haber otra idea.

—Calma, calma —el demonio le palmoteó la espalda.

Por lo menos esta era una oportunidad, está en su casa por lo que podría buscar una reconciliación con Adrián Makris y con ello liberar su alma de esta segunda vida.

—¿Y al final que vas a hacer? —le preguntó el íncubo.

—Morir y aceptar mi castigo —murmuró bajó las sábanas.

No pudo contenerse y se echó a reír ante el comentario de Alexis. Luego recordó algo que podía animarla.

—Sale de ahí te tengo un regalo —le dijo colocándose de pie.

Alexis se asomó debajo de la cama y contempló un broche que trae el demonio, es muy bonito. Salió de su agujero en la cama y lo tomó, tiene forma de una flor azul. Se colocó de pie dejando lucir el piyama que lleva encima que es tan grande que el pantalón se perdió en algún lugar dentro de las sábanas, y solo lleva encima una larga camiseta que le llega a las rodillas.

—Es un Ajazo de cuarzo, solo se producen en el inframundo, te lo envía Bayet, una de las mellizas demoniaca, con esto puedes mantener cierto respaldo de tu aura sagrada —luego sonrió con ironía—, lo llevas puesto y se carga como un teléfono, y te dará aura sagrada cuando la tuya baje a un nivel peligroso, así dejarás de desmayarte en cada rincón.




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