Serie Akuni | Falla en el infierno

26.- Imágenes del pasado

Las ideas siguen dando tantas vueltas en su cabeza que no pudo reaccionar. No se dio cuenta como no retrocedió ante la cercanía de Adrián ni en qué momento ya estaba encima de ella, tontamente había abierto sus piernas, por lo que la posición era lo menos precisa en las circunstancias actuales.

—¿Qué sucede?, mi joven señor ¿Nunca un hombre le ha dado antes? —dijo acariciándole la mejilla.

Alexis al ver su atrevida actitud alzó la mano para abofetearlo, pensar que hace unos años atrás se comportaba como un caballero, siempre leal, respetuoso y lindo ¡¿Por qué mierda tuvo que convertirse en el mismo tipo infame de su primera vida?!

Pero Adrián detuvo su muñeca antes de recibir el golpe y empujó su mano sobre su cabeza aprisionándolo contra el colchón. No tuvo necesidad de aplicar tanta fuerza con el aura de Alexis retenido por la pulsera. 

—¡Soy... soy virgen! —gritó cerrando los ojos al darse cuenta de que no había forma de escapar de aquel hombre—. Nunca me he acostado con ningún hombre ni con una mujer —respondió luchando por liberarse.

Adrián pestañeó confundido ¿Acaso es virgen como él? Pero eso en vez de hacerlo reaccionar y liberarlo solo provocó que lo abrazara con más fuerzas. Alexis no entendió la razón de ese abrazo, no parece querer herirla o hacerle algo indebido. Se quedó en silencio sintió su respiración más tranquila. Le gustaría tanto saber lo que él piensa, si es que realmente la odia a muerte o su rencor no llega a esos niveles.

Pero un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir sus labios posarse en su cuello. No hizo nada más, sintió incluso que hablaba sin emitir sonidos moviendo su boca sin despegarla de su piel. Confundida pestañeó hasta que sintió como los dientes de aquel hombre la mordían sin piedad.

¡¿Qué mierda le pasa para volver a morderla exactamente en el mismo lugar de antes?! 

Alexis se quejó ante su falta de delicadeza, pero ese quejido sonó tan extraño que más pareció un gemido de placer que detuvo a Adrián e hizo que el calor se subiera a la cabeza de la joven policía. Y es que la rara sensación entre dolor y el cosquilleó en su vientre pareció resultar en su cuerpo distinto como ella lo creía. 

Adrián dejó de morderla y se echó a reír provocando que Alexis tensara su rostro con una mueca. Se siente tan avergonzada que ni siquiera sus maldiciones salieron de su boca. 

—Entonces esta será la primera vez de ambos, y será con un hombre —le dijo sonriendo con maldad.

Los ojos de Alexis se agrandaron más y no pudo ocultar la impotencia que se reflejó en su mirada. Pero esto no aminoró el estado de ánimo de Adrián sabe que la está haciendo sufrir, y eso se lo merece por mentirle, no solo por lo de su padre sino además que aun en esta circunstancia no es capaz de confesar que es una mujer.

Pero de pronto Alexis sonrió con audacia acariciándole la mejilla. Adrián se quedó estupefacto viendo la mirada de malicia y lujuria en los ojos de su presa, dándose cuenta de la nada que de repente los roles parecieron cambiar de lugar.

—Bien, si planeas forzarme a esto, entonces vamos a disfrutarlo juntos. Pero acepto solo si me dejas cogerte a ti —susurró Alexis coquetamente.

La mirada de Adrián se encogió ¿Cogerlo? Pero si es una mujer ¿O acaso se había equivocado al concluir esto? ¡No! ¿Cómo podría equivocarse? Esta seguro que no sintió nada cuando presionó con su pierna la entrepierna de esa infame mentirosa. 

Alexis le pasó la lengua por la mejilla aprovechando la cercanía.

—Vamos, quiere penetrar ese agujero virgen ¿Tienes gel para ayudarte a dilatarlo? No tengo experiencia, pero he visto mucho porno —habló susurrante.

Cohibido se puso de pie alejando su cuerpo de aquel que ahora presume querer tomarlo como suyo ¡Se supone que él debe ser el activo! No, no puede aceptar que alguien quiera volverlo pasivo y... ¡No, no lo acepta!

Sí, Alexis también lo sabe, o eso eran los rumores de su anterior existencia. Adrián Makris aun siendo bisexual jamás de los jamases aceptaría ser el pasivo. Era él quien embestía y daba. No el que recibía. El semental bajó las sábanas no iba a estar dispuesto a ser el montado, y claro, aunque el Adrián de esta vida es virgen debe tener la misma idea metida en la cabeza. Por eso supuso que al proponérselo huiría como perro al silbato. Que ganas tenía de pararse sobre la cama y gritarle en su cara.

"¡¿Ahora quién es el que manda?!"

Pensando en eso toda su ropa cayó casi sobre su cabeza. Y Adrián con el rostro enrojecido porque no ha dejado de pensar en la audacia de esa loca mujer está parado en la puerta respirando agitado. Alexis lo miró sin entenderlo mientras él se acerca, tomaba su muñeca y le sacaba la pulsera contenedora.

—Toma tus remedios, vístete y vete a casa, no vuelvas jamás a este lugar —le dijo señalándola antes de darle la espalda y cerrar la puerta de un portazo.

Alexis se quedó anonadada, ordenando la idea de lo que pudo pasar. Pero sonrió victoriosa ¿Quién dijo que podía con una ex sucia villana como ella? No por algo vivió casi treinta años haciendo maldades por el mundo, no porque en esta vida ha sido una buena persona significa que se olvide de sus cimientos. Ni siquiera la maldad de Adrián Makris está a su nivel.

—No deberías festejar —bufó el demonio apareciendo a su lado con los brazos cruzados visiblemente molesto—. Tuviste la oportunidad de tenerlo enredado entre tus piernas y lo mandaste a volar.

—Si descubre mi secreto ¿No crees que sería peor? —le respondió resuelta mientras se coloca su ropa con seriedad.

Luego su mirada se tornó aún más seria y se coloca sus botas para luego ponerse de pie.

—Además tengo algo más importante que hacer por ahora —y dicho esto salió del departamento de Adrián.

Alexis sabe muy bien que, si termina por asegurarse de que Adrián Makris no se transformará en un asesino, al cumplir su tarea morirá en ese momento. Aún le queda más de un año de vida por lo que podría antes atrapar al asesino de su madre, y luego cumplir la misión de Adrián y morir en paz. 




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