Serie Akuni | Falla en el infierno

45. Una esperanza verde

El demonio contempló a la mujer dormir. Alexis a pesar de dormir con tranquilidad luce triste y preocupada. Eso lo desconcierta. En un principio su jefe le dijo que no se encariñara con su trabajo, pero esta vez se le ha hecho imposible. Es un novato, claro, comparado a los demás demonios, sin embargo, en su trabajo anterior condenó al infierno a su cliente y ni siquiera sintió algo al escuchar sus gritos. Ahora sin embargo ver sufrir a Alexis se le esta escapando de las manos. Si sus superiores lo supieran... es por eso que ha decidido esconderse en el Bosque de los Monstruos, donde no pueden verlo, ya que, al ser terrenos del rey de los insurrectos, su poder no llega a ese lugar.

Sintió ruido y se colocó de pie con intenciones de huir, sin embargo, el poder de los alrededores lo engañó y se encontró de frente con uno de los reyes del lugar. Sin atreverse siquiera a levantar la cabeza se lanzó al suelo rogando perdón. Ha escuchado cosas horribles del monarca Betzu, el demonio plateado, que no perdona a quienes entran a su terreno sin autorización. Tembló. Los soldados lo rodearon, pero inesperadamente sintió una cálida mano sobre su cabeza.

—Asterus ¿Qué haces ahí en el suelo? —habló una suave voz masculina.

—Su alteza, Demian —respondió de inmediato y al alzar su mirada se encontró con una suave sonrisa.

De largo cabello de tono negro, unos ojos de color turquesa que lo contemplan con simpatía, y un rostro suave y perfecto, a pesar de que se ve obligado a llevar una mascarilla que oculta la parte izquierda de su rostro, la belleza del rey lo hipnotiza. Es extraño pensar que puede haber tanta amabilidad en un demonio, más de alguien como Demian cuya quemadura en su rostro es un recordatorio de la maldad humana y la traición. Se dice que se enamoró de un humano, en su juventud, pero aquel al descubrir su sangre demoniaca no dudo en herirlo de esa forma. Cualquier otro guardaría rencor por lo que pasó, en cambio él parece solo contener bondad en su interior. Es el padre de las gemelas demoniacas, a quienes ellas adoran más que incluso a su padre Betzu.

—¿Pasa algo? —le preguntó en cuanto se sentó sobre una roca al lado del demonio menor.

Aquel titubeó, no quisiera molestarlo con sus problemas, pero no tiene a nadie con quien hablarlo y desahogarse. Le contó todo sobre Alexis, desde su primera muerte a su embarazo. Es extraño ¿Cómo podían haber creado a un bebé que no existía en la vía original de su vida? Eso podría ser el karma por el cual aquella muchacha esta pagando con sufrimiento.

—Sígueme —dijo Demian apenas se levantó.

Se adentraron más en el bosque hasta llegar a una cabaña bien cuidada. El rey golpeó la puerta de madera y se asomó una desaliñada criatura. Luce de edad y aunque tiene forma humana no parece serlo del todo. Se inclinó respetuosamente frente al rey.

—Luz, necesito de tu pócima verde —indicó Demian.

—¿Pócima verde? —preguntó Asterus confundido.

—Alexis es mi descendiente, tiene sangre demoniaca, por lo que el bebé debe también tenerlo, sumando la sangre celestial de su padre. Es por eso que la poca fuerza del aura que sostiene a duras penas la vida de Alexis se esta debilitando al nivel de causar que su cuerpo no pueda resistirlo. Normalmente un bebé con dos fuerzas tan opuestas tiene muy pocas probabilidades de sobrevivir. Ese bebé así necesita alimentarse no solo del aura demoniaca de su madre, también necesita del aura celestial que ella no tiene.

La criatura le entregó una pequeña botella transparente donde se ve el tono verde de la poción.

—Esto mataría a un humano cualquiera, pero en su caso le dará una alimentación extra a ese bebé, lo que le dará mayores probabilidades de nacer incluso antes del tiempo límite. La tecnología ha avanzado lo suficiente para mantener vivo a un bebé de cinco meses fuera del vientre, pero con esto nos aseguraremos de que eso sea así. Lamentablemente por Alexis no puedo hacer más, el pacto firmado con el rey del inframundo, mi padre, es poderoso. Sin embargo, tendrá una mejor vida de lo que le quedé aun vivir. 

Asterus con atrevimiento ante lo agradecido que se siente tomó las manos del rey sin pensarlo. Luego al darse cuenta lo soltó y retrocedió avergonzado, se disculpó, pero Demian le sonrió con suavidad tomándolo de la mano y dejando la botella con el liquido de tono verde en sus manos.

—Cuando la persona que amaba me hirió pensé que no había nada por lo cual querer vivir, pero hubo personas a mi alrededor que se preocuparon de darme nuevas herramientas para seguir adelante. Y pude volver a amar sin miedo. Mi marido, Betzu, el rey de los demonios insurrectos me ofreció sanar la herida de mi rostro, pero preferí que la dejara ahí, como un recordatorio que en el mundo hay gente muy mala y cruel, más eso no significa que no existan también quienes sufren y necesitan aferrarse a una esperanza. Si en mis manos esta poder darle esperanzas a alguien y más aun a uno de los descendientes directos de mi hermano mayor, claro que lo haré. Ahora ve con Alexis, dale ese empujón que necesita.

Y sin esperar respuesta de Asterus aquel al abrir los ojos se dio cuenta que ya estaba nuevamente en el cuarto de Alexis. Aquella desayunaba mirando hacia la ventana donde la lluvia cae en forma tupida.

Avanzó corriendo hacia ella sin poder hablar y solo extendió el frasco. Lo quedó mirando confundida.

—Cinco meses será suficiente para dar a luz a ese bebé y el pueda sobrevivir, debes beber esto, confía en mí, se que ahora todo lo vez negro pero las cosas mejoraran... lo... prometo —no pudo contenerse y aunque le sonrió un par de lágrimas se deslizaron de las mejillas del demonio.

Aquel sorprendido tocó su rostro, es la primera vez desde su creación que eso le pasa. Alexis se dio cuenta y no puedo evitar entrecerrar los ojos al verlo llorar de esa forma, se sintió conmovida con su comportamiento, en un principio solo pensaba que solo era un demonio cualquiera hambriento por llevarse su alma, pero ahora sabe que entre ambos hay un lazo de amistad que no se esperaban. Aun cuando no entiende mucho lo que le dijo tomó la botella y se bebió su contenido de un solo trago.




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