Serie Marcados: Hot Darkest Kiss 1

Capitulo 2

Ambos con sigilo se movieron como sombras por los árboles y a cada paso mirando sobre el hombro, hasta que Charlotte se le escapo una sonrisa cuando se dio cuenta que estaban bastante cerca de la biblioteca.

El trabajo de medio tiempo de Charlotte consistía como ayudante en la biblioteca pública de la ciudad, le encantaba tanto su trabajo que no pensaba en otras cosas y pasaba tanto tiempo en ella que se le podía considerar como la segunda casa. Pequeñas bromas entre su hermano y su madre consistían en una cama en medio de la biblioteca  y a Charlotte sosteniendo un libro como su peluche favorito.

Pero generalmente los chistes más curiosos y mejor creativos eran de la malvada y estúpida Eva y su séquito de escuálidas y voluptuosas llamadas las “anoréxicas tetas plásticas” que  no dejaban de molestarla por el corredor de la escuela dándole apodos aún más creativos nombrando algo con nerd o sobre libros.

Pero eso no es lo importante, lo importante, era que al menos con esto de las criaturas no tendría clase y un punto positivo mucho mejor era que no tenía que verles las cara nunca más. Inclusive tal vez, esté donde los monstruos están llevándose a todas las personas.

Y con ese pensamiento que alegro mucho a Charlotte sacó el manojo de llaves y abrió la puerta trasera de la biblioteca.

Apenas Charlotte quita el seguro de la puerta y tira hacia dentro un estruendo los sorprende y el sonido de sillas y cosas esparcidas en el suelo los aterro aún más.

 Mirando sobre sus hombros descartaron polizones y se adentraron con suprema cautela y delicadeza de no provocar más ruido.

— ¡ALTO AHÍ, MANOS ARRIBA!

Pero una luz, un grito y el sonido de una escopeta cargándose los deja paralizado en el suelo y como un reflejo alzan las manos al aire, la luz directa de una lámpara los deja medio ciegos.

— ¿Charlie?

— ¿Señora Gladys?— Charlotte reconoce esa voz de inmediato y la señora Gladys quien dirige la biblioteca baja la escopeta y apaga la luz.

—Me asustaste, pensé que eras de nuevo una de esas criaturas, ¿eres tú verdad?

Charlotte asiente y trata de calmarse un poco.

—Sí, no pensé en otro sitio estábamos cerca.

—Sí, Si, si, no te preocupes, no me molesta, al contrario me alegra mucho saber que estas bien. Síganme, en mi oficina estaremos bien.

Jan y Celaena intercambian una mirada y su hermano le habla al oído.

— ¿Así que Charlie eh?

Ella sonríe—Nunca se acordaba de mi nombre y yo no tenía tantas ganas de corregirle cada vez que me decía de esa forma—alzo los hombros—me aburría en realidad cada vez que intentaba hacerlo.

Él sonrió y permaneció curioso viendo el resto del camino por los corredores llenos de objetos decorativos que parecían más antiguos que la propia biblioteca

ᴥ ᴥ ᴥ

La biblioteca no había cambiado mucho, a excepción que las puertas estabas trabadas por pilas y pilas de objetos pesados que pudieron encontrar, aunque no había funcionado muy bien para la puerta trasera, a ella se le hizo demasiado fácil, pero también que algo muy extraño estaba pasando con ellos.

Empujo ese pensamiento a la bodega de los pensamientos estúpidos.  

Caminaron un poco y Charlotte se acordaba que su camino hacia su oficina, la mujer casi anciana, estaba sosteniendo la escopeta como si fuera un bastón, Charlotte cerró los ojos y sintió ese escozor al reverso de sus parpados tan familiar.

Juan estaba completamente escandalizado con la imagen que tenía al frente, unas pequeñas motas de sonrojo atravesaron su rostro y no pudo sostener la mirada.

Una mujer miraba con el deseo  ferviente y escandaloso atrás vez de sus ojos, la postura de su cuerpo no dejaba nada la imaginación e incitaba a que… hm… bueno, ustedes saben, Juan se detuvo dos segundos, la plaquilla que estaba abajo mostró, “AFRODITA, DIOSA DEL AMOR Y LA LUGURIA”.

«Bueno eso lo explica todo.»

Sacudió su cabeza para aclarar sus pensamientos, siguiendo con sigilo a la bibliotecaria y a su hermana la figura en el retrato movió sus ojos y siguió el camino por el que acababa de desaparecer los tres.

Inmediatamente Charlotte sintió que los vellos de su cuello se enervaban,  abrió los ojos con atención y miro para todas las direcciones, al no encontrar nada siguió caminando en silencio.




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