Sesenta y un días

Capítulo 9

—Entonces…¿ no te parece raro que recién se conozcan y ya se casen?

La verdad no sabia con exactitud hace cuanto tenían un vínculo Daniel con mi madre, pero si sabía que era de año. Quizás querían dar un paso más grande, aunque a de admitir que seguía confusa por haberme dicho que solo era para pasar el rato.

¿Por qué me lo había dicho si no era cierto?

—Bueno, en realidad se conocen desde hace tiempo.—respondí.

Estábamos en el pequeño, pero acogedor auto de Harry esperando a Logan– el otro chico que trabajaba en el restaurante, el cual le remplazaba los turnos por las tardes– estábamos enfrente de su casa, Harry me miraba con un gesto de confusión. Llevaba contándole parte de mi vida. Él me escuchaba atentamente mientras yo parloteaba de esto y lo otro.

—Bueno no lo se, para mi seria raro. Aunque viendo su relación contigo no creo que te enteres de mucho la verdad.

—Exacto, ni yo entiendo nada.

—Y ¿de quien es la fiesta?—volví hablar para cambiar de tema de conversación.

—De un amigo– se encogió de hombros.

—Para ser honesta, no creía que hubiera chicos de mi edad viviendo aquí.

—Veamos— enmarca una ceja— vienes solo un mes al año aquí, y ni siquiera salías de la casa de tu madre. Dime  ¿como pretendías ver más gente aquí?

—Bueno, lo importante es que ahora lo se— me reía de su expresión.

La puerta del auto se abrió y entró un chico alto moreno igual que Marcus, solo que este tenia ojos oscuros. Me miró sorprendido y se giro hacia Harry.

—Por primera vez veo que tienes novia— se burla de él.

—Así es—le sigue la corriente Harry—acabamos de empezar nuestra relación hace aproximadamente mil años mientras te esperábamos aquí sentados fundiéndose el culo. ¿Qué carajos estabas haciendo?

Eso me hizo reír.

—Estaba buscando el sentido del humor que acabas de perder.

—Oh mira,  como muero de risa— fingió una risa muy mala— Como sea, te presento a Adeline, la que te sustituye por las tardes.

El chico se volteo hacia mi con una gran sonrisa en el rostro. Se veía aún más carismático que Harry.

—Hola— lo saludo con la mano.

—Un gusto Adeline, yo soy Logan.

—Un gusto Logan— le devolví la sonrisa.

Esperaba encontrarme con un chico mas serio, pero era todo lo contrario. Logan y Harry estuvieron haciéndome reír de bromas en todo el camino a la fiesta. Llegamos a una cabaña más grande de las que había vito jamás en el pueblo.

Entramos a la cabaña, tenía un salón muy grande y esta repleto de personas en el,  jóvenes un poco más grandes que yo vestidos casuales pero a la vez elegantes. Pensé que iba a encontrarme con pocas personas ya que no había visto muchas ,pero me equivoque. Había más de sesenta personas en esta cabaña esparcidas adentro y afuera.

—¡Chicos! Han venido— un chico un poco más bajo que yo le extendió la mano a cada uno dándole también un abrazo.

Se detuvo antes de darme la mano a mi.

—Ella es Adelina, es nueva por aquí— le dijo Harry.

—Un gusto Adeline, siempre es un placer ver personas nuevas en mi casa— me sonrío de oreja a oreja— Soy Rek, espero te sientas como aquí, puedes servirte lo que quieras. Bueno chicos los veo luego.

—El es el dueño de la casa— Dijo Logan.

—Me di cuenta si—irónice—¿Vive con sus padres? O…—pregunté.

—Pff no. Vive solo. Sus padre son dueños de algunos edificios de las ciudades del país y de la mayoría de las cabañas que se alquilan aquí para turistas. No necesita vivir con nadie.

—Aunque no le vendría nada mal trabajar una vez por todas. Ya sabes es un buen chico y todo, pero a veces llega a ser un pesado con su ego elevado—interrumpió Harry— pero bueno, eso es lo de menos esta noche, vamos a divertirnos Adeline.

 

Había estado bailando con Logan toda la noche, ya que Harry había ido detrás de una chicas y había sido rechazado por varias. Fue gracioso ver su cara de decepción pero eso no lo detuvo para ir por más rechazos. También me habían presentado a otros amigos. Estuve hablando con una chica muy simpática llamada Lucrecia, también había trabajado en el mismo restaurante antes de que los padres de Marcus lo compraran. Luego de eso se había ido a la universidad.

—Y bueno, ahora estoy de vacaciones aquí con mis padres— Lucrecia seguía hablando.

—¿También se han mudado?— pregunte.

—Oh no, ellos están jubilados y viajan por todo el país. Pero decidimos quedarnos aquí por las vacaciones como en los viejos tiempos.

—Eso es lindo.

 

Había bebiendo demasiado y no había sido muy buena idea mezclar cervezas con licores. Aunque estaba de un humor increíble y divirtiéndome, mi estomago pedía con urgencias que sacara toda esa combinación de mi sistema. Me obligue a ir al baño a escondidas sin que nadie lo notará para tirarme sobre un inodoro, fue totalmente desagradable vomitar en el baño de un desconocido, pero mi cuerpo estaba muy agradecido. Ya me sentía un poco mejor solo que mareada, tome mi bolso y saque una pastilla de menta para quitar el sabor horrible de vomito.

No voy a beber en lo que quede de la noche. No.

Volví a ir a donde estaba la mayoría del mundo y me senté en uno de los sofás vacíos en una de las escribas de la casa para recuperar fuerzas. Busque a Harry con la mirada pero no lo vi en ningún lado y para ser honesta no tenia muchas ganas de seguir quedándome aquí, así que tendría que levantarme e ir por él o llamar un taxi. Lo que fuera que me llevara a mi cama.

—Adeline— una voz sonó un poco lejana.

Creo que estaba alucinando cuando reconocí al chico que se había parado delante de él sofá y de mi cara, la cual estaba mirando justo el abdomen –y desgraciadamente cubierto por una camisa– de Tahiel.

¿Qué hace aquí?

—Adeline— volvió a repetir dejándose caer a mi lado— con que aquí era donde vendrías ¿eh?

—¿Me has seguido?— Pregunte sorprendida.

—Que más quisieras. Solo quería saludarte un poco y encontré este lugar. Que bien bailas por cierto.




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