Sesenta y un días

Capítulo 10

Bien, lo admito. Quizás me haya pasado un poco de la raya anoche discutiendo con Megan. La mezcla de alcohol y el resentimiento que llevo dentro no eran una buena combinación y menos cuando ella venia hacia mi gritándome.

Quizás si ella no me hubiera gritado y yo no hubiera estado borracha, ahora no me sentiría como me siento.

No me acordaba mucho de la conversación de anoche, solo se que termino en gritos y no fue muy bobinita. Decidí quedarme acostada haciendo memoria de lo que había hecho.

¿ Había hecho algo inapropiado aparte de gritarme con mi madre? No lo creo, yo no era esa clase de chicas por más borracha que estuviera.

Por cierto ¿Qué había pasado con Harry y Logan? ¿No tendrían que haberme traído ellos a casa?

Mi cabeza me dolía y no quería bajar a desayunar con Megan, tampoco quería ir por ahí a tomar un café. Uno por que no quería enfrentarme ella, no ahora y dos, mi estomago no quería recibir nada por el momento.

Puse una almohada sobre mi cara mientras renegaba para mis adentros. Solo quería volver a mi casa y continuar con mi patética vida, pero no, no quería seguir siendo una molestia para Mat. Solo quedaría estos dos meses y me iría a la universidad. Solo tenia que aguantar estos sesenta y un días aquí.

Si, los tenia contados.

Un recuerdo de anoche pasó por mi cabeza. Tahiel trayéndonos a casa, Tahiel diciéndome que tenía mi número en mi teléfono ¿era verdad?

Sin más tomo mi teléfono y veo las veintes llamas perdidas de Megan. Creo que estaba entendiendo un poco su enojo. Jeje

Voy hacia mi agenda de contactos y busco un número desconocido. No encuentro nada ¿me estaba tomando el pelo? Veo un nombre desconocido y frunzo el seño confusa al ver “Cariño" nunca había agendado a nadie así, seguro era él, sino ¿Quién más? Marco el número y espero una respuesta. Tras demorar un rato por fin responden.

—Hola?— pregunta dudoso.

—¿Como es que tengo tu número pero tú no tienes el mío?

—Lyn— se ríe del otro lado de la línea—esperaba que tu me llamaras, por eso.

Ay el muy…

—Por supuesto—puse los ojos en blanco

—Y…¿A que se debe tu llamada a estas horas?

—Solo quería saber si eras tú. Y¿ por que carajos te agendaste como Cariño?

Le pregunto en tono de reproche para sonar enfadada. Aunque la verdad no me molesta para nada, pero de todos modos.

—Porque lo soy o lo seré— noto su burla.

—Claro, sigue soñando.

Me quede pensado un momento, no quería estar aquí y tener otra discusión con Megan. Solo quería salir a un lugar y relajarme, entonces recuerdo la pequeña cabaña de Tahiel. También fue inevitable recordar el beso que nos dimos.

Bueno, eso es lo de menos.

¿Lo es? ¿Segura?

—Oye— empecé —¿Qué harás ahora? O ¿hoy por la tarde?

—No tenía pensado hacer nada hoy—contesta rápidamente—¿Quieres hacer algo?

—Claro, podemos ir a tu cabaña. Si tú quieres claro.

—Para mi es un placer.

 

Me quede parada en la venta de mi habitación esperando a Tahiel, cuando por fin llegó salí corriendo por las escaleras hacia la puerta. Por suerte Megan no estaba ahí, quizás estaba en su habitación, lo cual era raro a estas horas, así que le deje una nota escrita de que había salido.

Es mejor que hablaré en estos momentos tensos.

Me subí al jeep a toda prisa y Tahiel me quedo mirando un momento.

—¿Estas bien?— fue lo primero en decir— te ves…

—Estoy bien.

—Bien— no insistió mucho pero note la duda flotando en el aire.—Así que quieres escapar.

—Como… digo, no ¿por que lo haría?—me apresuró a decir.

—No por nada ¿quieres escuchar música por mientras que lleguemos?

Lo que sea con tal de no recibir pregunta, por favor.

—Claro, pon lo que quieras. Hoy no me quejare— le sonreí.

Él me pone una sonrisa aún más grande y hermosa que la mía.

¿Por qué tenía que tener la sonrisa tan linda? Quizás si no la tuviera no me gus… no, no me nada.

La canción empezó a sonar y me arrepentí de dejarlo elegir, pero para mi sorpresa me sorprendió cuando la canción empezó a ser movida y no empalagosamente catiñosa como son habitualmente las canciones Ed sheeran.

 

—No esta tan mal ¿no?— dijo

—No, pero le doy un siete de diez. Sigue sin ser lo mío.

—A ver señorita, ¿Qué es lo suyo?

—Algo más pesado seguro— ríe encogí de hombros.

—Eres la primer chica que veo que no le gustan las canciones de Ed sheeran pero si lo pesado.—se ríe negando con la cabeza.

 

—Bueno, me alegro no ser como todas— dije orgullosa.

Nos quedamos un rato en silencio y no puede evitar sentirme culpable por haberme ido tan temprano de la casa de Megan. ¿Estaría muy molesta conmigo?

Llegamos a la cabaña y al bajar y ver el lago ni pude evitar recordar el beso que os habíamos dado. Entonces no me atreví a verle la cara en ese momento, seguro él estaba pensando lo mismo que yo.

 

—Ven, tengo algo para ti— tomo mi mano y me arrastro hacia la cabaña.

Entramos a la pequeña casa, se ve un poco cambiada y más arreglada. Tahiel debe de tener muy buen gusto.

—¿Qué…que tienes para mi?— pregunte sorprendía al estar ya dentro.

—Espera aquí— me señaló con el dedo índice—ya regreso.

Se fue por el gordo pasillo hacia la habitación, me quedé parada viendo a mi alrededor. Mis ojos se abrió como platos al ver a un gato, el gato, un gato igual al que había visto la otra vez en casa de Megan. Me acerco a él y esconde la cabeza enseguida como si tuviera miedo de que le pegaran o algo por el estilo. Pobrecito ¿como llego aquí?

Tehiel volvió a aparecer con una caja envuelta en la mano y una enorme sonrisa.

¿Por qué seguía sonriendo así? Agh.

—¿Tienes un gato?— le pregunto enseguida.

Mira al gato y luego a mi.

—Si, se llama Toby. Lo encontré en una calle la vez que te lleve a tu casa. No pude dejarlo tirado y mal herido y me lo traje.— Responde poniendo un gesto de lastima hacia el animal— Valió la pena ¿acaso no es lindo?




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