Sesenta y un días

Capítulo 11

 

Había pasado una semana de lo ocurrido, aún me sentía un poco molesta pero intentaba restarle importancia. Note que Megan se estaba comportando de una manera extraña, como si quisiera acercarse a mi pero al mismo tiempo no.

No se bien si decir si estaba molesta, en realidad no lo parecía.

Daniel venia con mucha seas frecuencia y con el a veces llegaba Tahiel y en compañía de ellos, la rubia supermodelo que no sabía hacer café.

No volvímos hablar de la discusión con Megan y agradecí que ella tampoco, lo cual me confundió aún más. Era la madre tendría que querer hablar al respecto. De querer solucionar las cosas ¿Por qué no lo hacía? Solo lo había dejado estar.

De todo modos Tahiel me había hecho jurar que llevaría esta semanas que quedaban en paz con Megan a cambio de llevarme a la cabaña para sacar fotos y pintar. Él y yo nos habíamos visto con más frecuencias en estos días, había resultado un gran apoyo en este pueblo y en todo este drama familiar, el cual él tampoco lograba entender del todo. También seguía aquí Marce, hasta ahora se había comportado bien conmigo, pero era inevitable cambiar mi humor cuando se le acercaba demasiado a Tahiel. Me ponía de un humor horrible, porque ni quería sentir lo que sentía al verla tan cerca de él. Era frustrante, ya que iba a ser como mi hermanastro.

 

Era viernes por la noche y me encontraba en el restaurante  atendiendo mesas. Estaban por ser las once, ya me quedaba poco tiempo para irme a la cabaña.

Vi que Marcus se acercaba a mi– que me encontraba apoyada en el mostrador– enseguida me incorpore y enderece mi postura. Él lo noto y negó con la cabeza sonriendo.

—Si no me calleras bien, ya te hubiera despedido— dice.

—No me despides porque no hay mucha gente que quiera trabajar un viernes por la noche— le paso la libreta de todas las mesas que he atendido.

—Si y también por eso.— Deja la libreta en uno de los estantes a la derecha del mostrador— Oye, hoy hacemos reunión con los chicos del trabajo ¿Quieres venir?

—¿En qué consisten sus reuniones?— le pregunto con curiosidad.

—Bueno, básicamente a beber unos tragos y divertirnos.

—Suena bien, así que iré— le dije.

No tenía nada mejor que hacer.

—Perfecto. Cerraremos aquí y luego iremos a recoger a Logan.

Bien, tendría que dejarle un mensaje a Megan antes de que me volviera a llamar como una loca. Le dejé el mensaje y al segundo me respondió con un “ Bien, cuídate. Llámame para irte a buscar”. Me pareció un poco raro pero lo dejé pasar, al sentir en mis manos mi teléfono vibrar. Me estaban llamando y era Tahiel.

—Adeline— dice alegremente— ¿ ya has acabado?

—Tahiel— respondo en el mismo tono— si ya e acabado.

—Bien, ¿Quieres que vaya por ti y vamos…

—Vamos Tay, ya me e arreglado— escucho la voz de fondo de Marcel.

Oh, así que iban a salir. Juntos.

No iba a ser la tercera discordia, paso. ¿Y verme toda la noche viendo como ella se le encima? No gracias.

—No descuida— digo rápidamente— e quedado con los chicos del restaurante.

Hubo un momento de silencio de su parte.

—Bien, entonces nos vemos mañana ¿Si?.

—Claro—respondo y cuelgo.

Que disfrute su noche con esa. Le puse mala cara al teléfono como si pudiese verme y enseguida lo guarde.

Iba en el asiento del copiloto en la camioneta de Marcus, Harry venía atrás parloteando de no se que. No iba muy concentrada la verdad, me había quedado pensando de donde iría Tahiel con Marcel.

Pero ¿Qué me importaba, no? En fin yo no tenía por qué saber esas cosas.

Pero es que la curiosidad...

La curiosidad si.

—Y luego ella desapareció y no la volvimos a ver— dijo Harry desde el asiento trasero.

Ah si, de eso estábamos hablando, de la fiesta pasada.

Estábamos parados en el frente de la casa de Logan. Vi un reflejo rápido cruzar por delante del auto y abrir la puerta.

—Lo siento por demorar— se disculpa Logan.

—Descuida, estábamos entretenidos hablando— dice Marcus y se pone en marcha.

—¿Col y, de que hablaban? Si se puede saber, claro.

—De la fiesta pasada y de cómo Ady desapareció.

—Cierto, ¿Dónde te mentiste Ady?— Me pregunta Logan— te buscamos por todos lados.

—Bueno, me encontré con una amigo y me llevo a casa — digo— Con Tahiel, no se si lo conocen.

—No, no me suena— dice Logan— ¿Cuál es su apellido? Oye ¿puedes poner música?— le golpea el asiento a Marcus.

—Smith— respondo.

Él frunce el ceño y luego agranda los ojos.

¿Qué le pasaba? Al parecer lo había conocido.

—Espera— me dice metiéndose entre los asientos delanteros— ¿Él hijo adoptivo de Daniel Smith?

Si, si lo conocía al parecer.

—Si ¿Los conoces?—pregunto sorprendida.

Pensé que no eran muy conocidos ya que no vivían aquí desde hace mucho tiempo.

—¿Qué si los conozco? Todo el pueblo… auch— Se queja y empieza a sobarse el brazo.

Harry le había pegado en el brazo.

¿Motivos? No lo se. ¿Sospechoso? Un poco.

—Es el prometido de su madre— aclara Harry.

Ellos intercambian una mirada, Marcus no decía nada solo se limitaba a mirarlos por el espejo retrovisor.

Esperen ¿acaso sabían algo que yo no?

—Ya llegamos— se apresuró a decir Marcus.

Me giro hacia Logan y este sale disparado del auto hacia la casa de Marcus.

¿Qué estaba pasando? Y ¿Qué sabían ellos que yo no sabía? Esta noche me encargaría de averiguarlo, a si.

 

Me baje del automóvil, caminando a lado de Marcus quien estaba sacando unas llaves de su bolsillo. Al abrir la puerta entramos a una mediana cabaña toda rústica, la madera inundaba el lugar. Hasta los sofás era del color de las paredes y del techo, era una de las cabañas más bonitas que había visto, ni tan pequeña ni tan grande. El color marrón brillante resaltaba por todo el lugar. Nada que ver con la cabaña de Megan que era un color marrón opaco y triste.




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