Sesenta y un días

Capítulo 14

 

No, no hay nadie— Tahiel traía una linterna en sus manos revisando el patio trasero de cualquier cosa que estuviera allí.

Tahiel, Fernando y yo estábamos buscando por el alrededor de toda la casa con linternas cualquier movimiento extraño. Luego de haberles dicho que no era la primara vez que se veía una sobra de una persona, se pusieron en modo alerta.

Al menos eso sirvió de distracción de Tahiel y Fernando, pero aun así mis nervios estaban de puntas. Creí que solo había vistos esas sombras porque estaba alucinando y me sentía extraña en este lugar. En este momento al ver que no soy la única que la ha visto, me puso en modo de defensa ¿Y si alguien nos estaba espiando por algo? ¿Y si era un asesino?

—¿Por qué no lo habías dicho antes?—pregunta Tahiel, apagando su linterna mientras entrábamos a la casa.

—No lose, solo creí que estaba alucinando. Solo se lo dije a Megan pero luego el tema murió ahí, con todo eso del compromiso— digo lo último con un poco de mala gana.

—Vaya bienvenida—murmura Fer— ¿te vienes sola de trabajar por las noches?— Su voz se volvió un poco fría— ¿Sabes lo peligroso que es eso?

Miro de reojo a Tahiel, quien era el que últimamente me traía a casa, pero no digo nada.

—Bueno, suficiente. No quiero hablar del tema ahora— voy hacia el sofá y me dejo caer en el.

Fer se sienta a mi lado y pasa su brazo por mis hombros dándome un abrazo. Tahiel se sienta en el sofá individual y me mira como si esperara una respuesta. Y en segundo caigo en la cuenta de que no los había presentado.

—Oh lo siento, Fer él es Tahiel — lo señaló con la mano— Tahiel el es Fernando, mi mejor amigo.

—Un gusto—le ofrece la mano Fer— eres el futuro hermanastro de Adeline ¿cierto?

Tahiel me mira con una sonrisa de cómplices y asiente con la cabeza.

—Si, soy su futuro hermano— dice. Y encuentro en su tono un poco de burla.

Fer no parece darse cuenta del tono de vos de Tahiel y su sonrisa arrogante.

—Es bueno que se estén conectado, a pesar de todo.— y la verdad, las palabras de Fer no ayudaban mucho.

—Oh si, nos estamos conectando muy bien— concuerda Tahiel, pero se muy bien a lo que se refiere.—¿ No es así Lyn?

Le hago muecas a Tahiel detrás de la espalda de Fer para que se calle y esté solo sonríe como si se lo estuviera pasando en grande.

—Si es verdad.

—Bueno—Tahiel se pone de pie— es hora de irme, solo pasaba por aquí. Fue un gusto conocerte Fernando.

—El gusto fue mio, espero vernos más seguido— le responde.

También me pongo de pie para acompañar a Tahie a la puerta.

—Te acompaño— le digo.

Camino a la entrada se acerca a mi y me susurra por lo bajo:

—Es agradable y que bueno que quiera que nos conectemos.

Lo miro con mala cara para que se calle y él solo sonríe.

Abro la puerta y él sale de la casa, toma mi mano y me jala hacia el exterior. Miro detrás de mi y no se ve desde el lugar donde se encuentra fer.

Tahiel da dos pasos hacia mi haciéndome chocar de espaldas con la pared de madera de la cabaña.

—¿Qué haces?— pregunto confusa.

Pone una mano sobre mi cuello y me acaricia la Namibia con su pulgar, acercándome su rostro al mío. Cuando nosotros labios están demasiado cerca, pienso que va a besarme. Quedo con la boca abierta cuando pone sus labios en mi mejilla dejando el beso allí.

—Solo me despido de mi futura hermana— dice separándose de mi con una sonrisa.

—No juegues conmigo, Tahiel— bromeo.

—Te espero aquí en mi jeep cuando tu amigo se duerma. Solo márcame y vendré lo más rápido.

Pasa su pulgar por mis labios, se aparta y se va, dejándome ahí parada como una tonta.

Vuelvo a dentro con Fer y me dejo caer a su lado, el me mira con cautela y paga la televisión. Se que va a decirme algo.

—Parece un buen chico— dice.

—Lo es— respondo.

—Te gusta— dice y mis ojos se abren grandes e intento de impulsar mi rostro.

—¿Eh?— Me hago la confundida

—Te gusta como hermano, se nota. Se cuando alguien no te cae mal y este no es uno de esos casos.

Y vaya caso.

—Tienes razón, me agrada— me pongo de pie y le extiendo la mano— ya es tarde ¿Vamos a dormir?

Toma mi mano y jalo de él ayudándolo a ponerse de pie.

—Esta bien ¿Dónde dormiré?

Tenia pensado que se quedara en mi habitación, pero eso no ayudaría si él se despierta al verme salir. Entonces no me queda de otra que ofrecerle la habitación de invitados donde se quedó mi hermano.

Caminamos hacia arriba, la habitacion de invitados queda frente a la mía. Nos despedimos y estoy apunto de abrir la puerta cuando el se detiene y pone una mano en mi hombro.

—Te he extrañado mucho.

Lo conozco demasiado como para verlo a los ojos y saber que ko ha estado teniendo unos bue os días. Me giro de completo hacia el y le doy un abrazo, besa mi frente y me abraza con más fuerza.

—También te he extrañado— murmuro sobre su pecho— yodo estará bien, ya lo verás.

 

Eran las dos y media de la madrugada cuando mi teléfono vibrar y veo el mensaje de Tahiel diciendo que esta afuera esperándome. Me levanto de la cama y voy por mis zapatos, ni siquiera me había puesto mi ropa de dormir. Abro la puerta intentando no hacer que rechinara, bajo las escalera escribiéndole que ya estoy saliendo.

Estoy a punto de llegar a la puerta principal cuando escucho escucho alguien aclararse la garganta. Y como de una película de terror se tratara, giro despacio mi rostro hacia el sofá. Megan estaba sentada allí con su bata y su pequeño vaso de whisky observándome.

—¿Sueles hacer esto en la casa de tu hermano?— pregunta.

—Solo saldré a tomar aire— me limito a decir.

—Tienes una terraza arriba.

Era un buen punto que no lo vi venir, abrí mi boca para decir algo pero la cerré porque ni tenía respuestas.

—Envíale a Tahiel mis saludos.

La miro por un momento sin responderle, no tengo nada que decir asique asiento con la cabeza y me doy la vuelta para irme.




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