“Un día, un hombre de sangre y corazón noble será corrompido por la oscuridad y me devolverá mi antiguo poder y Gloria”
Qui Mortem – General Demoniaco.
Los primeros rayos del alba se filtraban a través de la ventana de la torre más alta del castillo. Leonor, hijo y heredero del clan Dragonoid, se encontraba durmiendo profundamente. Para su mala fortuna, algunas criadas llegaron a despertarlo, pues su padre necesitaba hablarle con urgencia. El joven, aun somnoliento, se levantó molestó contra las criadas. Aun así, se paró de la cama.
- ¿Por qué debo levantarme al amanecer? ¡Soy un noble! Se supone que puedo hacer lo que me plazca – se quejó el niño mientras las criadas le quitaban el pijama y lo llevaban a su cuarto de aseo para limpiarlo y vestirlo.
- Señor, como noble, usted tiene muchas responsabilidades. Algún día será el Lord y dirigirá a la gente de la ciudad. Ser un niño mimado no debería ser la forma en que lo conozcan – dijo un hombre que había entrado después de las criadas y las dirigía en lo que debían hacer. Era una persona bastante mayor, con barba recortada y pelo canoso. Su nombre era Federic y era el que mandaba todos los sirvientes del castillo – además, su regalo de cumpleaños se le entregará hoy.
- ¿En serio? – dijo el niño mientras sus ojos brillaban de emoción – ya era hora, mi cumpleaños pasó hace dos semanas.
- Su padre quería asegurarse de que su regalo fuera majestuoso, después de todo diez años es una edad importante – dijo Federic, el niño aceleró el ritmo y se vistió, estaba tan emocionado por su regalo que olvidó su enojo. Una vez terminó de arreglarse, bajó con rapidez desde su cuarto hasta la sala del trono, donde su padre aguardaba.
Su padre, Lord Fender, le sonrió al verlo cruzar por la puerta principal. Frente a él se encontraban sir Draco y un niño que no conocía. El joven noble corrió hasta donde estaba su padre, pasando por el lado del Guarda.
- Vaya, vaya, finalmente llegas, chico. Tengo a Draco esperándote desde hace una hora – le reprocho Lord Fender con un tono muy alegre mientras alborotaba el pelo mojado de su hijo.
- Para mí no es un problema, Lord – dijo Draco intentando disimular su molestia, aunque su tono lo delataba.
- Bueno, confío en que Federic te haya contado sobre tu sorpresa.
- Sí, después de tanta espera, debe ser un regalo digno de un rey – dijo Leonor saltando de emoción.
- Es verdad, me tardé bastante porque estaba buscando el regalo perfecto – El Lord se levantó de su trono y se puso frente a Leonor, le hizo señas a una sirvienta y ella se movió rápidamente para traer el regalo - acabas de cumplir diez, y como sabrás, es tradición que los niños de la nobleza sean evaluados a esa edad para decidir su función futura y los papeles políticos que podrían desenvolver a través de diversas pruebas. Dependiendo de ello, se define si podrías…
- ¿Eso qué importa? Me dijiste que yo no participo en esas pruebas, porque soy tu único heredero – dijo Leonor impaciente.
- Se lo dije señor, no es lo suficientemente paciente para un discurso motivador – Frederic soltó una risa moderada. En ese momento la sirvienta volvió a la sala del trono con una almohada ceremonial, lo que llevaba encima estaba cubierta por una manta.
- No lo decía por ti… El punto es que eres un chico afortunado. Naciste en un clan noble, eres de los pocos que tienen la suerte de vivir una vida cómoda y sin muchas preocupaciones… al menos hasta que yo me retire del puesto – caminó hacia la sirvienta y tomó la almohada de sus manos, la cual hizo una reverencia y se retiró para darle espacio al Lord – pero, aun así, tú tienes muchas responsabilidades, y cuando yo sea demasiado viejo para dirigir esta ciudad, estas responsabilidades serán todavía mayores. Este regalo representa eso… el enorme peso que tendrás que cargar – quitó la manta, dejando al descubierto una corona dorada con múltiples gemas incrustadas en toda su superficie, brillaba de una manera casi hipnotizante. Con relieves en el frente que formaban el escudo del clan Dragonoid, el clan noble a la que pertenecían: un dragón con un rubí en el ojo.
- ¡Es increíble! ¿En serio es para mí?... ¡¡Gracias!! – Leonor sonrió de oreja a oreja, fascinado por el ostentoso presente.
- Adelante, pruébatela - Leonor tomó la corona y se la puso, aunque esta se ladeaba y tapaba uno de sus ojos - te quedará mejor dentro de unos años, ¿pero no es genial?
- ¡¡Sí, es el mejor regalo de todos!! – exclamó dando saltos y girando para presumir su corona.
- Y todavía no acaba; te tengo otra sorpresa.
- ¿En serio? – los ojos de Leonor brillaban de emoción.
- Sí – dijo Fender mientras se acercaba a Draco y al chico - ¿recuerdas cuál es la función de sir Draco en el castillo?
- Es el Gran Guarda, es el encargado de protegerte a ti y nuestra familia de manera explícita – dijo Leonor curioso
- Por lo que veo, si prestas atención a las clases de la señorita Muffin. Es verdad, sir Draco es el encargado de nuestra protección. Él dirige a las tropas nobles para mantenernos a salvo. Y también sabrás que estas tropas son entrenadas desde que son niños. Precisamente el Gran Guarda es un soldado especial que es el principal protector del Lord. Estos son niños escogidos para acompañar al futuro lord desde su infancia; por lo que…- Fender vio directamente al niño que acompañaba a sir Draco. Este dio un paso al frente y ejecutó una torpe reverencia.