“No importará, siempre y cuando haya bondad en los corazones humanos, el Omega prevalecerá”
Gera- Reina de los bosques
En algún lugar de la ciudad de Dostov, 8 años después, en las profundidades de la ciudad, un sirviente elfo había sido llamado por los Bucullatus, un grupo de magos que llegaron un par de años atrás al reino diciendo que los ayudarían a salir de la crisis que estaban pasando desde la caída de su capital.
Cuando entró al cuarto, quedó horrorizado; todo el lugar estaba lleno de cuerpos, había vísceras y sangre esparcidas por el suelo. En el centro de la habitación estaban los Bucullatus murmurando algo. Retrocedió lentamente intentando escapar, pero pateó un frasco que estaba por el suelo, los Bucullatus alzaron la vista percatándose de su presencia.
- Tú… acércate, pequeño elfo, y dime tu nombre – dijo una de los Bucullatus, parecía ser la líder, pues los demás volvieron a poner la cabeza abajo, como haciendo una reverencia.
- Soy Tok, un elfo sirviente - respondió temblando - No era mi intención interrumpir, me iré de inme…
- ¡Te dije que te acercaras! – grito la encapuchada, que comenzaba a perder la paciencia. Él hizo caso y avanzó ligeramente – sabes, hay una leyenda sobre los elfos que me contaban cuando era pequeña; decían que eran seres tan místicos y poderosos que poseían magia hasta en su sangre, no importaba su color, su tamaño, si eran magos o mortales, todos tenían magia. Tengo curiosidad de saber si es verdad, después de todo las leyendas suelen estar basadas en sucesos reales.
- Sí, es una s-suposición muy común, ya que nuestros ancestros fueron originarios de tierra s-sagrada, pero ignoro si será v-verdad. Después de todo, han pasado siglos desde que dejamos esas tierras y creo que solo habla de los elfos sangre pura – apenas era capaz de articular palabras.
“Crac” se escuchó en el fondo de la habitación. El elfo miró de donde procedía el sonido y vio una criatura gigantesca que apenas se podía divisar; sostenía uno de los cuerpos y parecía estar comiéndolo - ¿qe liabolo? – dijo en lengua élfica. El elfo retrocedió aterrado, sin pensarlo dos veces corrió hacia la puerta lo más rápido que pudo, pero antes de que pudiera llegar, la encapuchada recitó.
- “Redemptio Vinculu” – de la mano derecha de la encapuchada salió una especie de lazo brillante que alcanzo al elfo y lo amarro. El lazo comenzó a arrastrar al elfo hasta la mujer, que se quitó la capucha, dejando ver un hermoso rostro joven. Su cabello era largo y negro, parecía una belleza en casi todos los aspectos, pero sus ojos eran completamente blancos, como si no tuviera un alma.
- ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Sacrificaste tu alma! – dijo el elfo cada vez más asustado - ¡¿Por qué?!
- Que ingenuo; lo hice por el bien de esta nación y tú tendrás el privilegio de observarlo en persona. Presenciarás lo que nos convertirá en los amos de este mundo, un poder… Ilimitado – soltó una carcajada macabra y alzo su mano izquierda hacia la bestia – ¡tú, levántate y ven acá! – la bestia obedeció y se acercó a la bruja; el elfo finalmente logro ver al monstruo claramente.
- En dimanas – “un demonio” en élfico – ¿qué es lo que planeas hacer?
- Una demostración – una sonrisa sombría se dibujó en el rostro de la mujer. Movió el lazo que sostenía al elfo y lo acerco al demonio; este lo miro curioso, hasta parecía que quería jugar con él. Estaba acercando su mano hacia el elfo de manera amigable, hasta que la mujer hablo – ¡mátalo! – los ojos del demonio se volvieron completamente rojos; formo un puño y de un simple movimiento golpeo a elfo por el costado de su cuerpo. Lo golpeo con tal fuerza que el cuerpo del elfo se dividió por la mitad; la parte superior del elfo salió disparada hacia el otro lado de la habitación, cayó en el suelo con sus entrañas saliéndose. La bruja soltó la otra mitad del elfo, dejándolo pudrirse en el suelo.
El elfo, usando sus últimas fuerzas, levantó su cabeza y se dirigió a la bruja - te has metido con fuerzas que no entiendes; terminaras volviéndote la perdición en persona y condenarás tu alma en el proceso… – el elfo tomó una pausa para poder decir sus últimas palabras– ¡esai catar maenos! – en el momento que pronunció esta maldición, sus ojos se volvieron completamente blancos y cayó al suelo muerto.
- “La perdición en persona”, eh – dijo burlonamente – me gusta más que condenada al fracaso, ¿no crees, maestro? – la puerta del fondo se abrió, y entro un Bucullatus bastante anciano, con una barba bastante poblada y descuidada. Desvió su mirada hacia el cuerpo del elfo y aplasto su cabeza.
- Maldito criado, no te creas tanto – volvió su mirada hacia su aprendiz – bastante impresionante, veo que tu control sobre esa cosa ha mejorado mucho, aunque no tanto como me gustaría – dijo con tono apagado; este último comentario irritó bastante a la bruja.
- ¿Qué quieres decir con eso? Está listo, debemos tomar la ciudad de Gramorg y matar a Draco ahora mismo o…
- ¡No está listo! – grito el anciano interrumpiendo a la bruja – ¿crees que no he notado que tú gónd se encuentra debilitado? Todavía necesitas tiempo para acostumbrarte a controlar su poder.
- Pero si no tomamos la ciudad, “él” se…