Shadows

SHADOWS #6.5. Nagisa y Nana.

Los dos tipos trataron de presentarse de una manera formal, aunque la realidad no fue así, de todas maneras, dijeron.


-Buenas tardes, adefesios inmundos, nos presentamos cordialmente como embajadores de la élite de seguridad de los tan aclamados Ojos Dorados. Mi nombre es Nagisa, y el de mi pobre hermano es...-


-cállate- respondió el otro -yo mismo me presentaré. Mi nombre es Nana...- y luego se quedó con una expresión de desagrado.


Luego de esto, Yamato se artó de tantas ridiculeces, entonces le dio una cachetada a Hideki, e hizo que el personaje volviera en sí. 


Hideki se levantó furioso y le dijo a Yamato.


-¿¡QUÉ MIERDA CREES QUE ESTAS HACIENDO!?- gritó.


Yamato se quedó callado y lo miró fijamente, Hideki se enojó aún más, y lanzó un golpe hacia Yamato, el cual lo esquivó y luego señaló hacia el lugar en donde se ubicaban los dos tipos. Y dijo.


-¿Eres estúpido o qué? Deberías estar luchando contra ellos, y no contra mi, ni contra ti mismo.-


Hideki lo miró con cara de desprecio y dijo.


-¡TÚ NO ERES NADIE COMO PARA DECIRME QUÉ ES LO QUE TENGO QUE HACER!- dijo bastante enojado.


Y luego le lanzó otro golpe, el cuál Yamato detuvo con su mano, y lo devolvió directamente hacia su estómago, haciendo que Hideki se quedara sin aire, y diciendo.


-Entonces será así... me hubiera gustado contar con tu ayuda... pero tendré que hacerlo yo...- dijo desilucionado.


Hideki se retorció en el suelo, y con furia dijo


-¡¡QUEDATE AHÍ PEDAZO DE MIERDA!!- y luego se levantó.


Bajó del lugar en donde estaban y se dirigió hacía los dos tipos de manera bastante rápida, empuñando su espada que se encontraba dañada. Yamato se le quedó viendo, y le siguió a un paso considerablemente rápido.


Cuando estuvo cerca de los dos tipos, Hideki dio un salto, y atacó a Nana, empuñando su espada de manera vertical en el aire, apuntándole directamente hacia su ojo dorado.


-¡¡¡MUERE ESCORIA DORADA!!!- gritó mientras la euforia lo invadía.


Nana se percató muy tarde, y lo único que pudo hacer fue detenerlo con su mano, la cual Hideki atravesó con su espada, llegando a rozar un poco su ojo. Hideki sacó su espada de manera agresiva, destrozándole la mano a Nana, y con un giro en sí lanzó un corte hacia el ojo que anteriormente había rozado. 


Nana se quedó quieto, congelado, no sabía que hacer en el momento, todo había sucedido demasiado rápido, en milésimas de segundo, lo único que podía hacer era aceptar su destino, y cuando Hideki estaba a punto de cortarle su ojo, Nagisa tomó la espada de Hideki, evitando este suceso, luego se la arrebató de las manos sosteniéndola de la parte del filo, la lanzó en el aire y la partió con su espada.


*Clink, clink *


Los dos pedazos de su espada cayeron al suelo. Hideki miró los restos de su espada bastante perplejo, y luego vió rápidamente a Nagisa, para evitar cualquier golpe. Pero Nagisa se quedó inmóvil, y caminó hacia Hideki.
-Tranquilo Nana, yo me encargo- le dijo a su hermano, que yacía en el suelo.
Se acercó a Hideki, el cuál se encontraba en shock, y agachándose le dijo al oído.
-Vuelves a tocar a mi hermano y te mato- 
Luego le dio un golpe tan fuerte en el estómago que lo elevó varios metros, y lo recibió con una patada en las costillas, la cual lo mandó unos diez metros lejos de él. Y Hideki se encontró en el frío suelo, inconsciente, con hemorragias, órganos internos destruídos y huesos rotos. Lágrimas salían de sus ojos mientras en sus pensamientos sabía cuál era su final.
Unos segundo después, apareció Yamato corriendo velozmente, con intención de ayudar a Hideki. Saltó y lanzó una patada vertical hacia Nagisa, esto para darle tiempo a Kyomii de salvar a Hideki, pero este ni se inmutó, y en lugar de recibir la patada, la detuvo, y tomó la pierna de Yamato, el cual quedó suspendido en el aire por la fuerza que Nagisa ejercía, y le torció el tobillo derecho, con poca fuerza, le dio un giro de noventa grados, y mientras sucedida, el sonido de sus huesos hacía presencia.
*Crack, crack *
Yamato gritó de dolor, y con una patada con su otro pie logró liberarse. Aunque ya no podía correr, fue hacía Hideki y se quedó con él, "protegiéndolo", aunque su intención era ganar tiempo, ya que Kyomii estaba en camino...
Nagisa y Nana.
Dos hombres de edades de veintiocho y veintiún años. Nagisa es un tipo bastante robusto, alto, con cabello corto y teñido de negro, ojos de color café oscuro, como un café sin leche, y su piel morena, aunque antes era blanca, pero el sol la quemó, su mirada era suave, y era de vista bastante brusca, es decir, se ve "rudo", pero su personalidad es todo lo contrario, siendo una persona atenta y sobreprotectora, sobre todo con su "hermanito", al que le tiene mucho cariño.
Y Nana, un muchacho esbelto y bien visto, con cabello largo que le llega hasta la mandíbula, y de color café oscuro, con ojos de color verde apagado, con piel blanca y cuidada, y con una personalidad bastante egocéntrica y alzada. Creyéndose mejor que el resto, y siempre avergonzándose cuando su "hermano" lo defiende, pero en el fondo lo quiere demasiado.
Su historia se podría calificar como desafortunada. Les cuento.
En realidad, Nagisa y Nana no son hermanos, o al menos de sangre, como saben, ambos son de la élite de los Ojos Dorados, por lo tanto, fueron criados en los campos de entrenamiento que se encuentran en la isla de Yandrack. En dónde se conocieron, Nagisa a la edad de quince años y Nana a la edad de ocho años. Se conocieron en una misión de reconocimiento del terreno, una misión que se hacía habitualmente, cada mes. Todo sucedió cuando Nana estaba explorando un edificio en ruinas con su pelotón, pero se perdió, y quedó atrapado en el edificio, Nana gritó por mucho tiempo, pero nadie llegó, y se quedó ahí, solo. Cuando cayó la noche, Nana escuchó ruidos que provenían de fuera, y cuando pasó un tiempo, un híbrido llegó hasta donde estaba Nana. Nana se congeló y se quedó quieto, tratando de esconderse, pero el Híbrido logró encontrarlo, y lo tomó. Cuando estaba a punto de matarlo llegó Nagisa, que se había quedado buscando a Nana cuando notó que se había perdido, y empaló al híbrido con su espada, para decapitarlo después. Y así fue como Nagisa salvó a Nana, el cual lo abrazo y se quedaron ahí hasta que amaneciera. Cuando amaneció volvieron a la sede, sorprendiendo a sus entrenadores por haber sobrevivido una noche fuera de la sede. Y desde ese momento estuvieron juntos, tiempo después, Nagisa recibió su ojo dorado, y al cabo de unos años, Nana también. Eran tan unidos que fueron asignados a un mismo pelotón, y se encontraban felices y bastante a gusto. Pero su realidad era diferente, lo que querían en verdad estos dos chicos era escapar, huir y vivir una vida tranquila y calmada. Verán, estos dos sufren bastantes abusos por parte del cuerpo de los ojos dorados, y se les acusa de conspiración contra los mismos, sin mencionar que la relación entre estos dos nunca le agradó a Gentetsu (el líder de los ojos dorados), entonces se podría decir que su sueño más profundo es escapar de ese maldito lugar.
De hecho, los dos hermanos se habían puesto de acuerdo en escapar del lugar, y dejar de lado esta organización. Ellos la odiaban, la aborrecían y lo único que querían era salir de ahí, y no volver a ver a ninguno de esos bastardos dorados.
La misión en la que se encontraban se suponía que sería la última, "Reconocer la zona en dónde se presume que habita el desertor", pero al parecer la situación se complicó bastante, esta misión era la que les haría ganarse la confianza de Gentetsu, pero... no todo va bien.
Volviendo a la situación, Yamato se encontraba en frente de Nagisa, mientras se tocaba su tobillo, con sudor en su frente y bastante asustado, rezando para que Kyomii llegara.
Nagisa se volvió hacia Nana, y le preguntó si estaba bien.
-¿¡NO ESTÁS VIENDO!?, MI MANO ESTÁ ARRUINADA- gritó bastante asustado.
-Tranquilo hermano, de seguro el jefe entenderá, y lo solucionará- dijo Nagisa tratando de calmarle.
-mátalos... NAGISA QUIERO QUE LOS MATES A TODOS- dijo Nana refiriéndose a Yamato y Hideki.
Nagisa se volvió hacia ellos, y los miró con odio. Caminó hacia ellos y levantó su puño.
-Malditos- exclamó.
Y con un movimiento brusco apuntó hacia la cabeza de Hideki. Pero un pilar de tierra lo interrumpió, golpeando su brazo. Y luego sintió un dolor que invadió su brazo. Era Kyomii, que con dos dagas pudo penetrar su puño, y abrirlo con un movimiento contrario, destrozando la mano de Nagisa.
-¡AHHHG! MALDICIÓN-
Nagisa dio unos pasos hacia atrás, mientras miraba su mano, y en ese momento Kyomii se acercó para curar rápidamente el tobillo de Yamato.
-Hazte cargo de él, y yo me encargo de salvar a Hideki- 
Yamato asintió con la cabeza, y luego se abalanzó hacia Nagisa, saltando hacia él.
Nagisa lo repelió con un golpe, enviándolo varios metros hacia el cielo, pero Yamato aprovechó esto, y cayó directamente en dónde Nagisa se encontraba, lacerando parte de su espalda.
-¡AHHHGGG!- gritó Nagisa
Nana enfureció y se levantó de donde se encontraba, para atacar a Yamato con su espada. Yamato se percató rápidamente, y bloqueó el ataque con las dagas, pero como eran muy pequeñas, Yamato recibió un poco de daño. Y fue lanzado hacia donde se encontraba Kyomii.
-¿Estás bien Nagisa?- preguntó Nana.
-S~sí- respondió mientras se quejaba del dolor.
Ahora los dos hermanos se encontraban juntos, y aunque una de sus manos se encontraba dañada, esto no los iba a detener de asesinar a los malditos insectos que les frustraron sus planes.
Y los dos hermanos se abalanzaron hacia ellos, y dónde la única opción era correr. Kyomii creó una pared de tierra para detenerlo, y luego de que Hideki se curara por completo, Yamato lo levantó y se lo llevó. Y ahí se encontraban Yamato y Kyomii escapando de los dos hermanos. 
Pero el muro no sirvió de mucho, y lo lograron destruir, para luego acorralar a los tres chicos. 
-Por fin...- exclamó Nana
Se encontraban acorralados, sin escapatoria y técnicamente servidos en bandeja de plata. Hasta que los alaridos de la noche hicieron aparición. Lo que congeló a Nagisa y a Nana, que mirándose con miedo se dijeron.
-... maldición- 
- Nana... Debemos irnos... si no, vamos a...- 
Nana asintió con la cabeza, y escupiendo a Yamato se fueron del lugar.
Kyomii y Yamato se quedaron perplejos, no supieron lo que había pasado, pero de alguna forma agradecían el hecho de que se habían ido, y lograron salvarse de una muerte segura. 
Se acostaron en el piso, y descansaron.
Mientras tanto, Nagisa y Nana estaban corriendo lo más rápido posible, para llegar a una de las sedes de los Ojos Dorados, ubicada en la nación en donde se encontraban. Se les notaba nerviosos y bastante preocupados.
Cuando por fin llegaron, al cabo de un tiempo, ingresaron en el lugar, y se dirigieron hacia el centro del lugar, y allí se encontraba... Gentetsu, sentado en un trono de piedra, descansando su cabeza en su mano. 
Nagisa y Nana se arrodillaron ante la presencia de Gentetsu, el cual les preguntó que había sucedido, y por qué habían llegado tan tarde.
Resulta ser que Gentetsu les había asignado esa misión con un límite de tiempo, el cuál era la puesta del sol, y la salida de las abominaciones. Nagisa y Nana no lograron completar la misión en el tiempo dado y entonces sucedió...
Gentetsu se levantó de su asiento diciendo.
-ustedes... les he dado miles de oportunidades, pero al parecer nunca cambian. La escoria siempre será escoria-  
-Señor, lo haremos mañana, le damos nuestra palabra...- dijo Nagisa 
-silencio... ya he escuchado demasiado... sus manos... sus ojos, están dañados... acaso...- dijo Gentetsu con voz tétrica.
-¡Señor, podremos lograrlo, solo necesitamos más tiempo!- Nana exclamó.
Gentetsu se acercó hacia ellos, se agachó y les susurró.
-... la escoria siempre será escoria- 
Les tomó de la cabeza y los levantó.
-SEÑOR, POR FAVOR- imploraban por su vida.
Pero Gentetsu los ignoró completamente, y apretó la cabeza de Nagisa, la cual explotó al instante, manchando todo el cuarto de sangre y restos de su cerebro, destruyendo su ojo dorado.
Nana gritó del terror, e imploró por su vida. Gentetsu lo vió a los ojos, le introdujo sus dedos en su ojo, arrancándoselo y destruyéndolo, y lo lanzó bruscamente al suelo. Nana estaba destruido en todo sentido, Gentetsu lo miró con asco y pidió que se lo llevaran y lo lanzaran al calabozo más asqueroso e insalubre que tenían, para prolongar su sufrimiento. 
-las cucarachas no merecen misericordia, pero el mayor castigo para alguien que lo perdió todo es seguir viviendo...-
Gentetsu dejó la habitación, dando la orden de limpiarla, y se sentó en el balcón diciendo.
-...al parecer los encontré... el maldito desertor, su mascota, y... Akihiro...-




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