Parecía una broma de la que podría reírme por mucho tiempo. Quería creer que la decisión que estábamos tomando era la correcta, que no había nada mal en querer proteger aquello que amaba. Pero, ¿por qué las personas no estaban de acuerdo?
Miro la figura de mi pareja con porte firme, pero con el ceño fruncido, su mandíbula apretando con fuerza sus dientes y su mirada a pesar de querer mostrar enojo y seguridad, solo miedo se reflejaba en ellos. Por aquello que ni él había esperado que pasara estaba pasando.
Traición en nuestras filas.
Los gritos y el fuego en la distancia solo hacían que la realidad pareciera mucho más abrumadora.
—No creí que esto fuera a pasar —, su voz salió de entre sus labios, su mandíbula marcándose con mayor presión entre cada palabra.
—Los escudos no resistirán tanto tiempo Hytru —mi voz sonaba firme, pero él sabía la verdad, yo sabía la verdad, esa verdad que hacía que mis piernas temblaran y mis uñas se hundieran más en la palma de mis manos—, no podremos defendernos si cae, la mitad de nuestros Guardianes están en Jhakart y la otra mitad no están listos para pelear. Hytru, nuestro pueblo no está preparado para una guerra contra Heave.
Su mirada roja por el reflejo de las llamas que se extendían hacia el cielo se dirigió a mí, el miedo y el amor reemplazando la ira que sentía.
—Busca a los niños.
Su voz firme me obligó a dar un paso atrás, no porque tuviese miedo de él, o porque su mano tomo mi brazo con fuerza, sino porque en su mirada solo veo la determinación y el consuelo que quiere transmitirme. No quería pensar en lo que eso significaba, pero estaba helada de pies a cabeza.
Su mano apretó más fuerte mi brazo cuando las lágrimas se acumularon en mis ojos.
—Tienes que irte, mis Guardianes te protegerán hasta que yo pueda ir a buscarlos.
—Si alguno de ellos esta con los del otro lado no…
Su rostro se oscureció mientras negaba lentamente.
—Confío en ellos con mi vida, te protegerán.
—Ven con nosotros —mi voz salió entrecortada—, ellos no entenderán, no razonaran, no les importó cuando lo intentaste antes, no lo harán ahora cuando no están dispuestos a escuchar nada de lo que dirás.
—Lo sé.
Su respuesta fue cálida, dos palabras que sonaron a resignación.
Sus manos viajaron a mi rostro y con sus pulgares intentó limpiar las lágrimas que se intensificaron más cuando su sonrisa apareció, esa sonrisa que me decía que todo estaría bien, esa sonrisa que me decía lo mucho que me amaba.
—Pero es mi pueblo el que intenta con todas sus fuerzas que no tomen el lugar, son mis hombres que están dando todo de sí para protegernos, son el pueblo que nos apoyó en nuestra causa de proteger a los débiles, no puedo ser un cobarde y huir, esa persona no es de la que te enamoraste. —Un beso en mi frente y otro en los labios hace que mi respiración tiemble tratando de ahogar los sollozos—. Te prometo que cuando todo éste mejor los buscaré.
Asiento lentamente y me alejo de sus brazos. No quería pensar en que a lo mejor este sería la última vez en que nos veríamos, pero no tenía muchas opciones ahora. Las que tenia se habían derrumbado cuando habían traspasado las primeras líneas del rio Selt, ¿debía hacer que su promesa fuera verdadera? ¿debía obligarlo a buscarnos con esa promesa?
Negue. No podía hacerle eso, ya estaba peleando una lucha interna al no haber salvado a los ciudadanos de los pueblos fronterizos con Lintes.
Viajo mi mirada lentamente por cada uno de los rostros de los Guardianes más leales de la ciudad y de esta rebelión que estábamos creando y suspiro, no confiaba en ninguno de ellos, no podía hacerlo cuando uno de ellos casi apuñala por la espalda a la persona que mas amaba.
Tomo el arco en mis manos y con el cosquilleo en mis dedos materialice una flecha.
—Te estaremos esperando. —le miré.
Mis palabras fueron sinceras por que deseaba que de verdad este no fuera la última vez que nos…
Pero no pasó, no logre voltearme por completo cuando un dolor inimaginable quemo desde el centro de mi pecho, el aliento se me atasco en la garganta ahogándome en el proceso para que solo sangre se precipitara de mi boca tras toser continuamente. Sentía que me ahogaba.
Al volver en mis cinco sentidos un grito desgarrador se escuchó a mis espaldas. La figura en frente de mi saco su daga de mi pecho y sin que mis piernas reaccionaran fueron a parar en el duro suelo junto con la precipitación de mi cuerpo con él. No podía moverme, no podía respirar.
Logro enfocar la mirada en las dos figuras que pelean a varios metros de mí, tratando de procesar lo que estaba pasando. Lo que acababa de pasar.
La persona en la que más confiaba con el alma, había apuñalado mi pecho en tan solo un segundo, la colera quiere cubrir mis sentidos, pero solo el miedo se precipita cuando veo las tres pequeñas figuras de mis hijos parados en la puerta del salón, sus rostros llenos de terror, sus llantos retumbando en aquellas paredes.
Mi cerebro aun procesando lo que acababa de pasar, junto con el abrumador dolor que bloquee con todas mis fuerzas en mi mente levante una mano llamándolos. No deseaba por nada que vieran nada de esto, pero debía ponerlos a salvo y solo había una persona que podía hacer eso. Solo una persona.
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Editado: 18.08.2024