Al día siguiente en el distrito exclusivo para personas importantes, ricas e influyentes, el funcionario Waku Watanabe inicia un nuevo día en el que debe de administrar las diferentes obras como el mantenimiento de las murallas, el sistema hidráulico con el que permite moverse entre las aguas a la ciudad, entre otras.
Desayuna como cada mañana panqueques de matcha, un producto vital para la vida cotidiana en la ciudad.
Después de lo sucedido en el día anterior, no deja de mirar la hoja con recompensa por el paradero de su compañero funcionario. Ya de por sí, lo conoce de muchos años ya que tu padre y él estuvieron trabajando en la infraestructura hasta que Ishida es enviado hacia un ministerio menor, reduciendo así su cantidad de trabajo y estatus. Sin embargo, es un asunto critico ya que sigue siendo un funcionario y si uno resulta tocado entonces los demás no tardarán en sentirse desprotegidos:
-Ishida… ¿Qué fue lo que te pasó? -se pregunta consternado. Toma de un plato hondo unas frutas y las come tras otra- Se supone que cada funcionario tiene al menos 20 soldados bien entrenados pero este secuestro no es algo normal. También esto de los autómatas, no puedo entenderlo. No llegamos a los 100.000 habitantes y quieren erradicar a una décima parte. Es una maldita locura. ¿Qué está pasando?
Su mayordomo de apellido Ryonosuke se acerca con un teléfono del siglo XX que, por su capacidad de consumir menos cantidad de electricidad, cada miembro del gabinete tiene uno. Todo gracias al emperador y por iniciativa del ministro de guerra y espionaje. No lo disimula, pero esos teléfonos contienen un artilugio conectado para vigilar las comunicaciones como una suerte de “espionaje”. Todo en favor de la paz en Neo Tokyo.
En los pocos años posteriores a la caída de la civilización humana y la creación de las cuidades lejos de tierra firme, los funcionarios más importantes optaron por formas de contención y vigilancia para evitar otra destrucción de lo poco que queda del mundo.
La libertad ya no representa una necesidad sino más bien algo que se debe de erradicar, según para los poderosos políticos, eso involucra a que las personas se muevan como les place y puede ocasionar un nuevo caos innecesario.
Waku toma el teléfono, sostenido por el mismo mayordomo:
-Déjalo en la mesa y ve a descansar. Yo me ocupo de esto-dice Waku y toma el aparato y coloca en la mesa
-Está bien señor, con su permiso- responde
Waku espera a que se retire de la sala y contesta:
-¿Diga?
-Veo que no temes responder. ¿Qué pasaría si fuera alguien más?
-Lo dudo, señor ministro de guerra y espionaje ya que ha intervenido nuestras líneas y ningún funcionario público podría comunicarse sin que lo sepa de antemano
-Impresionante- se sorprende Hiroto
-Entonces ¿a qué se debe esta comunicación?
-Iré al grano. ¿Sabes sobre el asunto de la desaparición?
Waku se recuesta hacia atrás en su sofá movedizo y espera unos pocos segundos para responder. El asunto de su ex colega funcionario lo había tomado por sorpresa y aunque lo piense demasiado no es algo de lo que se obtenga una rápida respuesta. Nada queda sin saberse por parte de Hiroto:
-Me gustaría responderle haciendo una pregunta
-Dila
-¿Desde hace cuánto que circulan esas pancartas con recompensas?
-Veo que encontraste una
-Si, y no es coincidencia ¿verdad?
-Presiento que me estás acusando de algo- dice con una leve sonrisa desde su oficina a oscuras y fumando un cigarro
-Para nada, pero ¿Por qué soy el único que no sabía de esto?
Aquello le parece gracioso a Hiroto, la inocencia del joven funcionario y preocupación constante casi conmovedor lo hace un blanco perfecto para a burla. Al menos si la ocasión lo ameritase, pero el asunto es grave ya que si tocan a un funcionario entonces los demás estarían en peligro. Sin embargo, Waku no deja de preguntarse ¿Por qué no ocultar el hecho y usar todos los recursos disponibles en el gobierno para buscarlo?
-S-Señor…
-Espera un momento que acaban de traerme algo…
-¿Qué demonios está pasando? ¿no temen que la opinión pública empeore la relación con las personas de los distritos bajos?
-Aquí estoy ¿Qué tienes para preguntar?
-¿Por qué…por qué no ocultaron este asunto de Ishida?
-Verás, él fue una persona publica muy cercana al emperador. Siempre se lo veía a su lado y lógicamente las personas lo saben. Sería contraproducente que no aparezca en público de un día para el otro. Se sospecharía y dudaría
-Pero ¿no dudarían igual de la credibilidad del gobierno?