Cerca del amanecer, Kenzo recorre las calles vacías, cubiertas de sangre seca y humedad, y casas abiertas durante el gran brota y saqueadores de hogares que buscaban suministros.
El sitio produce una gran soledad, ya que ese bullicio tan normal ahora no existe y solo se oyen los grillos y algún que otro animal salvaje como gatos salvajes o perros en manada.
Entre las calles angostas que separan a los tranquilos barrios ve una luz encendida a varios metros delante. Eso no debería llamar tanto la atención, puesto que hay muchos saqueadores que andan en grupos y son tan salvajes como cualquier infectado, pero siendo humanos el peligro se reduce bastante si se demuestran que son de la Shield Force, Sin embargo, escucha un coro a medida que se acerca, como si se estuviera festejando una especie de festividad:
-¿Qué demonios ocurre en esa casa?- piensa y se oculta junto a las rejas de una casa a escasos 3 metros frente al lugar. Se recuesta y oculta entre las plantas
Ante los extraños sonidos y que apenas se deja ver una persona, oculta con una túnica y capucha que oculta los rostros y sangre en manos, despierta la preocupación y curiosidad del espadachín. Deja de ser normal lo que vi y aún no ha amanecido en ese pueblo:
-Esa gente, no parecen ser de por aquí. Tengo que vigilarlos más tiempo y ver que hacen- piensa, observando a través de las rejas y mantiene sus manos en el mango de la espada a la espera de desenvainarla. Desea no usarla, pero presiente que algo malo ocurre.
Entonces ver que un grupo de 3 sale y camina por la calle que da hacia la casa. Kenzo se recuesta y oculta con muchas ramas largas y hojas grandes hasta que se alejan los sospechosos encapuchados. Su dilema es seguirlos o esperar a que se vayan todos de la casa para entrar e investigar.
Decide esperar hasta que amanezca y todos se hayan ido.
Como una técnica que ha aprendido en su juventud, Kenzo recoge todo el aire que puede y de un salto hacia el techo de la casa corre tan ligero como una pluma hasta quedar enfrente de donde ocurre ese extraño evento. Lo que alcanza a ver es tan perverso como malicioso, varias personas en túnica se cambian y un charco de sangre se expande desde la otra habitación que está oculta con cortinas.
El impulso para irrumpir y arrancar la verdad de sus cuerpos lo hacen desenvainar su arma hasta la mitad de la hoja, pero se calma y suspira, liberando todo el aire recogido:
-Tengo que comunicarme con los demás- busca el comunicador dentro de su atuendo tradicional, solo para no encontrarlo por ningún lugar- ¡mierda, seguramente lo habré olvidado en la casa donde estamos resguardados! - piensa al recordar donde puede estar el aparato- tendré que volver al plan anterior. Solo esperaré a que se vayan- añade con dudas
Tras casi 3 horas con los ojos puestos sobre esa casa del horror, los encapuchados se retiran, contándose exactamente 15 en total. Algunos tienen sangre seca en sus manos, otros siguen colocándose sus túnicas y salen casi desnudos a la calle.
Espera un poco más hasta que ya no ve al grupo, entonces salta y camina con total precaución hacia dentro de la casa. Se quita los calzados y avanza entre fluidos humanos hasta llegar a la cortina colocada por esas personas. Esa cortina es de color rojo con un extraño símbolo, una cruz invertida y en la punta superior una flecha y ojo que se encuentra en lo más alto:
-Este símbolo, es…apócrifo, pero no tiene sentido. Es decir, revisamos esta zona antes y no encontramos… ¿huh?- recuerda aquella casa donde encontraron a ese bebe y lleva su mano a la boca con sorpresa y en shock- ¿fueron ellos?
Escucha gemidos de agonía que lo hacen apartar la cortina y allí un escenario atroz se encuentra frente a sus ojos:
-¿Qué mierda?- deja escapar de su boca
Dos cuerpos yacen desnudos, ultrajados y crucificados, uno masculino y uno femenino, ambos con sus barrigas abiertas y viseras colgadas con charco de sangre debajo de ellos. Al hombre le cortaron el miembro, así como la cabeza y ambos se encuentran sobre la mesa. Por su parte, la mujer se encuentra cubierta de moretones brutales de color purpura, y en la parte de su vagina aún gotea sangre por lo que Kenzo supone fue violada brutalmente. Su cabeza se encuentra al otro extremo del cuerpo, junto a la ventana que da a la calle:
¿Qué mierda está sucediendo?
Sin duda los gemidos que escuchó e hicieron entrar allí es porque ambos se convirtieron en zombies y se retuercen para liberarse.
Lo que más le llama poderosamente la atención a Kenzo es que en el pecho del hombre y la mujer tienen marcados con hierro y fuego las palabras, “Adán” en él y “Eva” en ella.
Momentos más tarde, Kenzo regresa al lugar con Ryoma y Theressa y ven a esas personas. La doc se queda shockeada y Ryoma guarda silencio hasta que le pregunta varias cosas a Kenzo: