Shield Force

Capítulo 42: La clase de infectado más fuerte

La ciudad de Takahagi, pegada a la costa y un importante enclave que alguna vez fue vital para los supervivientes que buscaban el sustento marítimo en el mar y además ofrecía una defensa férrea contra los infectados que deambulaban en Ibaraki. Sin embargo, apenas 5 años después de iniciado el brote a escala mundial, aquella ciudad se vio arrasada por una enorme horda que redujo la población de 14.000 personas a apenas 500 en una sola noche. Tras esto, debilitados, hambrientos y desamparados, los supervivientes no tendrían más alternativa que sacrificar a personas que exploraban las carreteras, bosques, ríos y pueblos, devorando carne y órganos para subsistir.

Inevitablemente esto se transformó en un cambio radical para la ya conformada comunidad de caníbales, insensibles y agresivos humanos que se camuflaban entre los infectados al usar su sangre y órganos putrefactos y untarlo en sus cuerpos y así esquivar al olfato.

Entonces, un día, las cosas cambiarían para siempre entre la comunidad ahora denominada como “Necrófagos” donde un grupo desconocido sometió solo con su aura perversa y violenta, y a base de muerte, entre ellos la mayoría de los más fuertes, estos humanos que perdieron su camino ahora rinden culto y tributo a estos seres tan terribles.

Les rinden tributo ofreciendo bebes como comida, mujeres vírgenes y hombres valientes como sacrificio humano.

La reunión en la costa a la luz de la luna, donde concurren menos de una decena, pero influyentes hombres y mujeres de la comunidad, se lleva a cabo donde conversan sobre lo mala que fue la temporada en la que deberían obtener excelentes sacrificios, pero con la presencia de hordas enormes las cuales ocasionaron que no haya mucha exploración de comunidades:

 

-No me gusta, esto no me gusta nada- se queja uno de los encapuchados, aparentemente, el líder de la comunidad

-Patriarca, no tenemos que flaquear. Es cierto, no pudimos obtener tributos decentes, pero no hay que dejarnos vencer por la ansiedad- alienta uno de los miembros del grupo

-Concuerdo, hay que insistir- añade una mujer de edad avanzada que ronda los 50 años- Ibaraki no es la única prefectura como para buscar tributo

-¿Insinúan que tenemos que ir más allá de nuestro reino? ¡eso es blasfemia! - se molesta el hombre oculta detrás de su capucha- además según nuestro al norte, el sacrificio de esa perra y el traidor dieron sus frutos. Ella estaba embarazada y el bebé viene en camino…mejor dicho…una bebe- sonríe

 

Uno de los miembros del consejo, quien yace sentado en un tronco junto a la fogata, pregunta intrigado:

 

-Pasaron 2 días desde esa comunicación ¿Cuánto tiempo más…debemos esperar? - pregunta con voz rasposa

-Según parece en unos momentos. Tuvieron un problema en el camino con el transporte así que hicieron a pie el resto- responde el líder del consejo

 

A lo lejos, un niño con la ropa ensangrentada corre hacia donde se encuentran los encapuchados. Apenas 8 años tiene el pequeño y con tal corta edad ha visto morir a muchas personas y hasta participó en las practicas caníbales de su gente. Ello lo atestigua su ropa con rastros de vísceras y sangre.

El consejo sigue al niño hasta una tienda de campaña junto a otras mas donde vive la comunidad y se organiza allí. Al entrar a la tienda, ven como al menos 20 personas mas rodean un altar de piedra, lleno de sangre y restos humanos entre ellos, pequeños dedos de bebes, pedazos de tendones de adultos y cuero cabelludo de mujeres jóvenes. Una imagen atroz que solo la comunidad de “necrófagos” podría soportar.

El líder, de nombre Kashi, se acerca con un cuchillo al altar donde se encuentra un bebe que entre llantos y retorciéndose intenta al menos provocar un mínimo de reacción empática, sin embargo, ninguno derrama una sola lágrima o siente indignación:

 

-Mi gente, no les voy a mentir ni negar la realidad, estamos en una crisis. Ya casi no tenemos tributos en esta zona, y aquellos que llegan a Ibaraki se ven obligados a irse al otro lado o escapar- explica con expresión de dolor

-Entonces ¿Qué haremos? Ellos vendrán por su tributo- dice una mujer entre la pequeña multitud privilegiada para presenciar al sacrificio

-Es cierto. Nuestros dioses nos castigarán si no cumplimos con lo prometido hace años- cuestiona un hombre pasado los 30 años

-Tranquilos, tranquilos- los tranquiliza con su mano en alto y voz serena- hemos estado hablando con los demás miembros del consejo y resolvimos la situación. Es necesario explorar más allá de Ibaraki. Hay que moverse hacia Chiba, Tokyo, Osaka.

-¿Tan lejos? No podremos obtener a tiempo los sacrificios, sin contar que es posible que no encontremos tributos. Eso puede ser una pérdida de tiempo- cuestiona el mismo hombre de 30 y tantos

-Por supuesto que iremos lejos ya que nos centramos demasiado en esta zona. Mientras más lejos mejores posibilidades de encontrar personas perdidas e inclusive suministros- insiste

-¿Continuaras sacrificando gente de nuestra comunidad? Sabemos que tu liderazgo no hizo mas que reducir no solo nuestra esperanza de vida sino también nuestros números




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