Desconociendo del crudo hecho sucedido en el pabellón médico, Sora y los demás organizan la manera de poder salir del sector militar, cerca de la muralla en la entrada, e investigar que sucede en la tan extraña y silenciosa ciudad.
Sora, Mikael y Theressa se agrupan en lo que ellos llaman grupo “A”, mientras que Neora, Betum, Kana y William, agrupados en el “B” se separan. El grupo A se escabulle a buscar a los que están en el pabellón médico para saber cómo se encuentran, preocupados por lo que les hagan sin que ellos sepan. Mientras que el grupo B sale con éxito y encara por unos pasillos angostos, pero logrando sortear la vigilancia y encontrándose con casas y negocios vacíos.
En otras calles ven personas pero que con temor cierra las puertas y ventanas. Difícilmente pueda creerse que los ciudadanos estén muy felices, considerando que los temen sin saber quiénes son.
De cualquier manera, avanzan en dirección a la que se considera como “la zona de privilegio”, solo para funcionarios, comandantes de muy alto rango y empresarios. A medida que se acercan a ese lugar nota una intrigante aura que se esparce con crueldad y sadismo y proviene de la casa de Hiroto.
Kana es atraída por esa incontenible sed de sangre, pero no como una especie de hipnosis, sino que su sed de batalla la hace avanzar lentamente mientras toma su espada por el mango y prepara para desenvainarla.
William sacude a Kana por el hombro y ella lo mira sorprendiéndolo:
-¿Te encuentras bien?-pregunta el británico.
-Allí…-señala el lugar de donde proviene esa aura- hay algo extremadamente peligroso.
-¿Aquí? ¿en Neo Tokyo?-pregunta Neora.
-Si, no tengo dudas. -exclama convencida.
-¿Neora?-pregunta William al ver a la francotiradora en estado de pensamiento.
-El ambiente está tenso y se siente como los huesos gritan no ir en esa dirección. Si, Kana está diciendo la verdad, puedo sentirlo. -exclama Neora.
-Yo no siento nada…-dice William
-Eso es porque tu capacidad va en otra dirección. Nosotras tenemos y debemos sentir los ligeros cambios por nuestras habilidades y formas de luchar. Tú, en cambio, eres una especie de lanza misiles con municiones numerosas. En fin, si mi sospecha es cierta entonces no estamos seguros en esta ciudad.
-¿Qué hacemos entonces?-pregunta Kana.
Neora lleva su mano a la espalda y cae en la cuenta que su arma está en la armería ya que cuando fueron recibidos por las fuerzas de defensa les incautaron cualquier objeto considerado como peligroso:
-Tenemos dos opciones, continuar y averiguar de donde proviene esta extraña sensación o volver. -exclama Neora.
-No tengo mi espada. Sería más sencillo. -se queja Kana.
Entonces, ambas dirigen la mirada hacia William, quien a pesar de no tener su arma afilada tiene aún la habilidad de manifestar cuchillas controladas a voluntad del usuario. Es perfecto para una misión y situación de ese estilo.
Así como si fuera una extraña tentación, Kana es atraída mientras Neora hablar con William sobre qué debe hacer si las cosas se ponen complicadas. Cuando Neora gira su cabeza y ve que Kana no está por ningún lado. Entonces corre hacia donde está esa aura misteriosa. William, por su parte, ve que en el techo hay ciertos movimientos extraños, pero no puede investigar y dejar solas a Neora y Kana.
Neora cruza a lo largo de un estrecho pasillo que, si no fuera por su pecho, pasaría de forma más ágil y veloz pero finalmente logra hacerlo y encontrarse con Kana. Cuando la ve de espalda se acerca y agita su hombro mientras pronuncia su nombre en voz baja. La chica se da media vuelta y revela como de sus ojos, nariz, boca y orejas brota sangre y está en una especia de colapso mental.
Rápidamente la levanta y coloca sobre su hombro y corre para alejarse de la zona hasta que siente un zumbido que va aumentando su intensidad al punto de que siente mareos y luego escupe sangre. Luego se debilita y cae de rodillas sin dejar de sostener a Kana:
-¡¿Qué mierda es esto?! Jamás sentí tan mal. Mi cabeza no deja de doler, tengo mareos que no me permiten reincorporarme y siente como mis extremidades pierden fuerza. Ni hablar de Kana, ella está muy mal. Tengo que regresar o ambas…podríamos morir.
Al mismo tiempo, Irvia se reúne con Theo mientras este sale del agua tras arrojarse desde un gran ducto por donde salen los deshechos hacia el mar de Japón. Se cubre la nariz por la cantidad de porquería adherida al cuerpo del alemán tras haber recorrido el precario complejo de túneles donde hay heces humanas:
-¿Qué tal te fue?-pregunta la joven.
-No podría ir mejor, aunque tengo que decir que estoy inquieto y a la vez molesto. -reconoce el europeo.
-Son dos sentimientos extrañamente unidos.
-Aja.
-¿Por qué dices que estas inquieto y molesto? Te fuiste de la nada y tus heridas están frescas aún.
-Tranquila, solo no quise perder la oportunidad de buscar un nuevo aliado. Eso es todo.
-Imagino que no tuviste suerte.
-Al contrario, tenemos algo mejor que un aliado.