Momentos antes de que Kana, William, Betum y Neora llegaran a ese sitio…
En el subsuelo cerca de las zonas donde se aglutinan túneles con vapores filtrándose de los costados, el ministro Hiroto baja por unas escaleras hasta un lugar de almacenamiento donde decenas de soldados vigilan una plataforma en el centro. Allí se ve como una figura deforme se intenta acercar con pasos torpes.
La criatura apenas tiene forma humana, pues solo se ven sus piernas mover el cuerpo sin brazos y el rostro deformado y lo que parece ser una abertura que va desde la punta de la cabeza hasta la mitad del torso:
-Capitán Monokawa, recibí su llamado. ¿Qué está sucediendo? -pregunta Hiroto.
-Señor ministro. Verá, él…bueno, está inquieto al punto de que no sabemos que hacer. Mis hombres están nerviosos. Sabemos que es una clase de infectado evolucionado, pero…
-¿Nunca imaginaron que fuera el emperador? Tendrían que saber que ya no hay nada más que hacer.
-¿No deberíamos dispararle?
-¿Quieres matar al emperador?
-No, bueno, no sabemos si sigue siendo.
-Lo dejaré a la imaginación, pero desde mi posición no puedo dejar que lo hagan ¿entiendes?
Hiroto se acerca al emperador, quien en un estado de euforia se acerca rápidamente para morder al ministro solo para detenerse cuando los grilletes que contienen sus piernas hacen que no alcance a su objetivo.
El capitán de los miembros de seguridad interna ordena apuntar con sus armas a la criatura. Incapaces de comprender que se supone que es y que deben hacer, Hiroto levanta su mano en señal de alto el fuego.
Hiroto acerca lo más que puede su rostro para observa la piel gris y la deformidad que representa el nuevo estado del emperador. Lo primero que piensa es en lo horroroso que se ha vuelto y luego escupe a un lado mientras ve como se forman costras de putrefacción en algunas zonas y en otra cae la carne. Hace tiempo que lleva convertido en ese estado:
-Capitán ¿ya comió el emperador?
-Como usted ordenó…entre dos a tres personas por día. -responde el capitán con completa culpa.
-Tendremos que aumentar la cantidad.
-¿Aumentar la cantidad? ¿vamos a seguir dándole mas personas inocentes a esta criatura?
-Así es. ¿Alguna objeción?
-Yo…
-¿Si?-lo confronta acercándose para intimidarlo.
-N-No, nada señor.
-Bien. Busquen en completo silencio la próxima comida de nuestro emperador. Son soldados, solo tienen que obedecer. Por lo demás nos preocuparemos nosotros.
El capitán se retira, sintiéndose devastado por las actividades inhumanas que obliga a sus subordinados a cumplir. Hiroto se prende un cigarro y fuma mientras sigue observando al infectado evolucionado. Mientras el cigarro está en su boca expulsa el humo en dirección a lo que alguna vez fue el emperador.
Al mismo tiempo le da intriga la clase de infectado que es y si es posible que sea una amenaza para la shield force y no tanto para sus planes para con la ciudad.
Entre tanto, luego de al menos treinta minutos, el capitán regresa para permanecer con Hiroto y este último le dice al soldado:
-Capitán dígame una cosa con total sinceridad.
-¿Señor?
-Como soldado ¿crees que haya alguna solución para los conflictos?
-Es una pregunta difícil pero la mejor respuesta es que mientras existan intereses superiores no habrá paz alguna para ningún conflicto. Aunque nunca estuve en una batalla real ya que…bueno, me crie durante la explosión del brote Z por lo que solo conozco los entrenamientos dentro de Neo Tokyo.
-El mundo anterior a este era en verdad una maravilla con sus altos y bajos, no había manera de evitar pensar en un mañana. Yo apenas era un funcionario publico de Osaka, pero el emperador me tenía en alta estima, así como el ministro de aquel entonces. Dime algo capitán ¿Cómo es el mundo ideal para ti?
-Eso…no lo sé…ya no se que es ideal ni que es la paz…
-No te sientas confundido. En lo que a mí respecta, eres un individuo importante para lo que se vendrá en unos momentos y es por eso que es vital saber tu opinión.
-¿S-Señor?
Hiroto saca un arma y aprovechando que no hay guardias vigilando le dispara en la cabeza al capitán. El cuerpo cae frente al infectado y abriendo la parte superior de su cabeza hasta la mitad del torso, unas enormes fauces intentan alcanzar al cadáver, pero sin éxito. Entonces una extensa lengua se aferra al cuello y lo arrastra hasta poder aprisionarlo con la enorme boca y así devorar a gusto:
-Espero que cumplas con mi petición…Theo…yo quiero vivir en este mundo devastado sin temer. Por eso es que cumpliré con lo que me pediste…
El infectado, al acabar por devorar al soldado, lanza un grito sonoro que, si bien afecta como un chirrido irritante, para los superhumanos que poseen la energía viral en sus venas es tan letal como ser apuñalados en todas partes.
Hace meses Theo había tenido contacto con el emperador mientras dormía y eso permitió que modificase su sangre al punto de doblegarlo y convertir su fisionomía en un infectado de una clase tan vulnerable físicamente pero extremadamente peligrosa para los humanos con habilidades virales. Su apariencia y habilidad es similar al infectado creado por el “experimento sueño ruso” pero con la capacidad de destruir los sentidos a través de gritos.