En ese momento, el otro grupo compuesto por Sora, Mikael y Theressa se mueven sigilosamente por los pasillos intentando esquivar las calles abarrotadas de soldados que vigilan. Lo cual no resulta para nada extraño ya que hace unos días se hizo presente una gigantesca horda de miles de infectados con Theo al mando para invadir.
Sora no puede creer la cantidad de guardias que hay para afrontar a la super horda, pero también lo vincula con la presencia del escuadrón en la ciudad:
-¿No es exagerado? Parece que también nos quieren vigilar a nosotros. -exclama el cabo.
-No debería de sorprenderte. La shield force hace más de una década que somos considerados parias y aún así… estamos aquí…luchando por esta gente. -responde Mikael con cierto desgano y decepción.
-Ya, ya chicos. Intenten comprender la situación. Ellos necesitan sentirse seguros y los entiendo. Solo busquemos a los demás y veamos que estén bien. -dice Theressa.
Sora siente algo raro viniendo desde el lado Este de la calle. Asoma su cabeza con cuidado y ve que corren soldados en dirección hacia la muralla y detrás un tumulto de los que suenan chirridos metálicos. Rápidamente se oculta detrás de unas cajas junto con Mikael y Theressa:
-¿Qué viste?-pregunta la doc.
-No pude ver bien. Apenas soldados y atrás hay algo metálico.
-Es evidente que se está sembrando el caos y seguramente sea por la horda. ¿Qué hacemos Theressa?-pregunta Mikael.
-Nos queda esperar y pensar bien lo siguiente.
-O simplemente…escalar hacia arriba. -exclama Sora mientras señala hacia arriba.
-Eso es una locura. De por sí hay francotiradores apostados. -dice Mikael.
-Es verdad Sora. Si nos descubren no podremos estar seguros de poder irnos. -enuncia Theressa.
Cuando los soldados terminan de pasar, los siguientes son aquellos autómatas que tan orgulloso el gobierno de japón decidió crear a costa de inocentes. Theressa se queda estupefacta al ver que son seres humanos con aún emociones brotando como llanto de dolor y tristeza de sus rostros. Sora y Mikael se quedan en silencio, pero la aparición de esta supuesta fuerza que buscaría reemplazar a la shield force hace que intenten retroceder de manera muy torpe:
-¡¿Qué demonios son esas cosas?!-se exalta Sora.
-Con que…de eso se trataba…-suelta Mikael.
-¿De que hablas?-pregunta Theressa.
-Según…bueno…
-Si, si, ya sabemos solo ve al grano. -pide Theressa.
-Él mencionó acerca de un proyecto llamado autómata y parece que estaba funcionando peor no podía decirme nada mas que eso. -explica Mikael.
-¿Estás queriendo decir que usan a personas…seres humanos como conejillos de indias? Porque esas cosas son personas… ¡tienes que estar jodiéndome! -es enfurece Theressa al ver inocentes transformados en armas humanas.
-No es como si lo haya sabido de antes…
-Mikael ¿sabes algo más? -pregunta Sora.
-…-hace un silencio sospechoso.
De repente, una mano se asoma desde la oscuridad y se posa en el hombro de Theressa, quien apenas lanza un grito de susto es callada por otra mano que le cubre la poca. Antes de que Mikael y Sora ataquen, es Elizabeth quien llega para apaciguar las aguas. Ryoma y Kenzo se ayudan mutuamente a avanzar, aunque tienen las heridas casi abiertas.
Se los ve muy sanos, pero Ryoma es quien se ve raro. Sora se le queda mirando debido a que posee una alta percepción de cambios referidos a la energía viral, ¿Por qué es eso? Quien sabe, pero lo mas importante es que no le dice a nadie. Kenzo también se había dado cuenta ni bien fue a buscarlo, pero decidió callarse hasta este momento:
-Ryoma ¿Por qué estás fuera de la cama? Tú también Kenzo, Elizabeth ¿Por qué no se quedaron en el pabellón medico? -los regaña Theressa.
-Digamos que es un gran problema estar en cama sin poder hacer nada. -exclama Kenzo en tono de broma.
-Además cada hora y cada día es un tiempo perdido. No tenemos mucho tiempo, hay que movernos. -dice Ryoma.
-Movernos ¿A dónde capitán? -pregunta Sora.
-Si no me estoy equivocando…es posible que la ciudad caiga esta noche…-exclama Ryoma, tan sereno que no es difícil tomarlo muy enserio.
Kenzo se asoma por la calle y ve marchar a lo que queda de la unidad de autómatas moviéndose en dirección a la muralla. No le sorprende porque pudo investigar los movimientos de soldados y por pura coincidencia dio con el arsenal donde estaban apostados unos 5000 autómatas de la primera unidad que defienden la entrada. Inmediatamente obtuvo toda la información necesaria y regresó a su cuarto sin que nadie supiera.
Elizabeth les cuenta, también, que encontró un listado de supervivientes que fueron llegando:
-¿Estás segura?-pregunta Theressa.
-Si, y por si fuera poco estos supervivientes que fueron llegando…datan de hace medio año. -añade a su explicación-Los estudios que les hicieron no parecían serios. No había enfermedades, tampoco heridas de gravedad, incluso se encontraban recién nacidos.