—...Lárgate
—Te lo ruego.
La disputa estaba tan reñida que se escuchaba incluso hasta la sala de delegados, en donde solía estar. Me debatía internamente entre salir a detenerla, o simplemente dejar que las dos personas terminaran sus asuntos, después de todo en parte me concernía. Al final, decidí esperar en el pasillo por si se necesitaba intervenir.
—¡Que te vayas y no me vuelvas a dirigir la palabra! —la voz de Castiel estaba cargada de tanto odio, que si bien no eran palabras dirigidas directamente a mí, hicieron que mi corazón se acongojara—. Olvida que existo y no te acerques a las personas que me importan.
—Pe-pero... Sólo quería ayudarte, quería que todo el mundo lo entendiese, que nadie más me odiase por algo que no he hecho. Quería destapar la verdad y tú... Tú... —empecé a escuchar sollozos, y supe que era momento de actuar, pero antes de que pudiera hacerlo algo, ella únicamente le gritó para darse la vuelta e irse—. ¡IDIOTA!
Lynn Darcy, la chica que había intentado desenmascarar lo que yo no había podido hacer, salió corriendo dejando atrás a Castiel. Pasó frente a mi sin siquiera mirarme, y me sentí culpable de no hacer nada por ayudarla.
Minutos después le siguió él, más calmado pero sin intenciones de alcanzarla para disculparse. Su semblante era una mezcla de arrepentimiento y decisión. Una combinación bastante extraña que entendí bastante tiempo después.
—¿No vas a decir nada? —dijo deteniéndose frente a mí, pero no se atrevió a mirarme al rostro. Ya no lo hacía, no desde que había regresado ella. Antes sí lo hacía, antes hablábamos mucho. Antes me miraba con sus ojos profundos y decía las cosas sin pensarlas. Antes incluso reíamos mucho.
Suspiré frustrado. Ni siquiera sabía por qué me hacía tal pregunta.
—¿Debería decir algo más? —arqueé una ceja—. Lynn tenía las mismas intensiones que yo hace tiempo atrás, por lo que tu petición me abarca a mí también. Creo que has pedido que te olvidemos y no te dirijamos la palabra.
Él no contestó, y simplemente siguió su camino. Al siguiente día, ni él ni Debrah regresaron al instituto. Un par de días después supe que el lugar donde vivía estaba vacío y sus padres regresaron para hacer los trámites necesarios para el cambio de Instituto de su hijo. Al cabo de un tiempo, su nombre comenzó a tomar fama en un país extranjero, y únicamente sabíamos de él por medio del televisor. Pero no lo volví a ver en persona.