Si es contigo acepto

Capítulo 8

Robert.

 

Salgo de —mi habitación— antes de que se me haga más tarde. Reviso traer todo en mi maletín, libros, apuntes, laptop, cd’s y el sobre que debo entregarle a Marie. Está todo. Miro mi reloj. 7:32 am

 

 ¡Mueve tu trasero, Watson!

 

Viviana no aparenta ser una ladrona ni mucho menos, pero no quiero sorpresas. Es mejor dejarla encerrada en el apartamento. Además ¿a dónde iría? Giro tres veces la llave.

 

Llegaré tarde. Maldición. Es ahora cuando recuerdo a Logan y sus insistencias en querer que me compre un auto. Debo aceptar que no es una mala idea. Me estoy cansando de tomar taxis para ir al trabajo. Al llegar a la cochera del edificio, enciendo el auto de Logan. No me dirá nada si lo uso más de una vez.

 

Los últimos días han sido completamente pesados. Ir a Manhattan fue un completo error. Lo único bueno fue encontrar a Viviana. Detengo el auto al ver la luz del semáforo. Sí, fue como un pequeño destello en tanta oscuridad.

 

Gritona, inocente y demasiado, rubia ¡rubia!. Es muy bonita y juguetona. Su nariz se arruga cuando está enojada. Sonrío involuntariamente.

 

Escucho el sonido del claxon de un auto. Vuelvo a conducir. Viviana… Viviana… ¿De dónde saliste? ¿qué ocultas?

 

Algo que a ti no debe importarte, Robert.

 

Después de veinte minutos, logro llegar a la universidad. Estaciono el auto junto a los otros de los profesores. Veo el Mercedes Benz, platino de Tyler. Ya debe estar aquí.

 

Salgo del auto junto con mi maletín y antes de irme, reviso que la cajuela esté cerrada.

 

— ¡Profesor, Watson! ¡profe!— escucho voces femeninas 

 

Volteo y es la misma historia de todos los días. Un pequeño grupo de alumnas está rodeándome. Ya ni si quiera me incomoda. Esto es tan cotidiano y  abrumador.

 

— Profesor, Watson ¿cómo le fue en su viaje? —me pregunta una de ellas

 

— qué bueno tenerlo de vuelta en la universidad, profesor —habla otra

 

— no vuelva a irse profesor— y otra… más

 

Suspiro y sonrío a medias. Me agrada que mis alumnas me tengan estima, pero admito que a veces ya es demasiado.

 

— voy tarde, señoritas —me disculpo antes de irme

 

— ¡profesor, profesor! — interrumpen mi paso. ¡Por favor!

 

Antes de hablar y poner orden. Escucho un par de aplausos.

 

 — señoritas —  ¡gracias Tyler! —  dejen al profesor Watson y vayan a sus aulas — ordena en tono serio

 

— pero… profesor Jones — replican en coro  

 

En el bolsillo de mis pantalones, mi celular vibra. Lo saco. 8:17 am. Es un mensaje de Marie.

 

» ¿Dónde estás? Necesito los documentos «

 

Le respondo:

 

» Lo lamento. Estoy en camino a tu oficina «

 

— ¿Robert? —escucho a Tyler. Él mira mi celular y luego a mí. Las alumnas ya se han ido 

 

— es Marie —guardo el celular

 

— cierto—  dice como si recordara algo — estaba buscándote hace rato, necesita los papeles 

 

— ya lo sé — respondo — ¿y las alumnas? — pregunto mientras camino a la par con él

 

Mueve su mano restándole importancia — parecen mosquitos cuando te ven — sonrío con gracia — es en serio Robert, ¿eso no te molesta? Yo odio que me aborden cuando llego por las mañanas

 

— son nuestras alumnas —me limito a responder

 

Tyler es profesor igual que yo. Él, enseña: ciencias de la música y composición; mientras que yo, soy profesor de historia y literatura inglesa. Además, de ser mi compañero de trabajo, también es mi amigo, nos conocemos desde que ingresé a trabajar aquí, en la universidad, hace poco más de tres años. 

 

— oye — me dice al ver su reloj de mano — ¿por qué llegaste tan tarde? —me pregunta

 

— me quedé dormido

 

— ¿qué, no te dejaron dormir en la noche? — bromea. Lo fulmino con la mirada

 

—ya lárgate — le digo cuando estamos por los pasillos. Ríe  —¿no tienes clases?

 

— tengo la primera hora, libre — se encoge de hombros. Ambos llegamos a administración — ya me contarás como te fue en el viaje— palmea mi hombro por detrás

 

— te veo, después — digo al verlo irse. Mueve su mano en el aire, despidiéndose.

 

La secretaria está hablando por teléfono y a la vez tecleando en su computador. Aprovecho y saco de mi maletín el sobre que contiene los documentos que debo entregar.

 

— profesor Watson, buenos días — dice sin colgar. Asiento ante su saludo — pase por favor, la señorita Marie, lo está esperando — me apresura

 

Entro a su oficina y veo a Marie caminar de un lado a otro, preocupada. Ella es la directora de la universidad.    

 

— Marie— ella voltea al escucharme — lamento la tardanza —me disculpo

 

— Robert— está molesta — por favor, siéntate — me señala una de las sillas en frente de su escritorio  

 

Extiendo el sobre — aquí tienes los documentos

 

Agarra el sobre, lo abre y revisa los papeles — gracias—levanta la mirada y sus ojos ya no me miran tan molestos, pero aún veo una pizca de enojo  

 

— de nada, otra vez, disculpa la tardanza

 

— no te preocupes— lee una de las hojas — los del Departamento de Educación ¿te dijeron algo? — agarra los cd’s

 

— solo que se debe enviar todos los documentos antes del mediodía, a su dirección postal y por correo electrónico

 

— bien— guarda las hojas y los cd’s en el sobre — ¿y por qué llegaste tarde? — pregunta interesada



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En el texto hay: comediaromantica, romance, amor y humor

Editado: 05.07.2022

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