Si es contigo acepto

Capítulo 18

Robert.

No quiero abrir los ojos, sé que Viviana está acurrucada entre mis brazos y deseo mantener aunque sea un poco más esa pequeña conexión que tenemos en este momento. Me hace sentir reconfortado y alegre sin si quiera haber empezado el día. Es fascinante.  

—Robert—me dice moviéndose

—¿qué quieres?—sonrío, pero me aseguro de seguir con los ojos cerrados

—quiero ir al baño—siento un beso en mi mejilla. Niego y la aprieto más contra mi cuerpo—auch, suave—se ríe 

El único sonido que escucho es su risa, siento varios besos por mi rostro y esto me hace pesar que… ella si recuerda lo que pasó a noche.

—en serio quiero ir al baño

Me atrevo a abrir los ojos y me encuentro con el rostro risueño y angelical de Viviana. Me encanta ese aire matutino y hogareño que tiene. Su cabello rubio cae sobre sus hombros, a penas y queda un ligero rastro de las pequeñas ondas que le hicieron el día de ayer.

—buenos días, profesor—al parecer le gusta decirme así

Un momento… esa sonrisa sarcástica que se está ocultando entre sus apetecibles labios es porque... ¡Se está burlando!

Rápidamente nos hago rodar en la cama. Su risa es opacada por un chillido gracioso que me hace sonreír—¡Rob!

—¿qué?—mis manos han quedado en su cintura. Lo admito, tener a Viviana sentada a horcadas sobre mí, es… sensual.

»Vamos, Robert. Varias han estado encima de ti«

Sí, pero con ella es diferente.

Busco una de sus manos y la entrelazo con mi mano derecha. Es un juego tonto, pero me gusta jugar con ella.

En el buen sentido de la palabra, por supuesto. No sería capaz de jugar con los sentimientos de ninguna mujer y menos con los de Viviana.

—ya déjame, quiero ir al baño—sus mejillas se han tornado de un rosa más intenso

—¿es muy necesario?—pregunto con picardía

Me gusta esto. Hace mucho tiempo que no me sentía así. Ese Robert ‘juguetón’ ha vuelto y eso me hace pensar que tal vez Jenny no era la única que podía ver más allá de la seriedad del profesor. También, Viviana lo hace.

—¡hey!—Viviana golpea mi hombro con su mano libre. La miro. Ella puede ser… igual que Jenny.

Cuando conocí a Viviana, supe de inmediato que era una mujer, engreída y mandona. Hasta egocéntrica en cierto punto. La conocí cuando huía de su propia boda, ni si quiera le importó su novio al que seguramente muchas veces le dijo que lo amaba, jugó con sus sentimientos.

Estoy haciendo mal en tratarla de manera cariñosa y tierna. No quiero que piense que podría pasar algo entre nosotros.

No está dentro de mis planes volver a enamorarme. Estoy bien solo. Siempre me ha parecido ridículo ese dicho de ‘los hombres necesitan una mujer para ser felices’.

¿De verdad?

Yo tuve a una buena mujer a mi lado… o eso creía. Pero, ¿Cómo terminó todo? Jenny me dejó muy en claro que ella quería algo mucho mejor, no quería pasar el resto de su vida al lado de un simple profesor que no podía complacerle sus caprichos, no quería vivir en un edificio en donde se podía encontrar borrachos en la entrada. Y no la culpo. Ella tenía razón de buscar un…

—eres guapo, mis amigas mueren por estar contigo, pero yo necesito más, Robert. Quiero lujos, una mansión como hogar y tú… solo te conformas con todo esto. Necesito encontrar un mejor partido. No puedo decir que lo siento, porque no es así. Adiós. —

El orgullo de cualquier persona es lo más difícil de herir. Y Jenny lo había conseguido en menos de un minuto. Había herido mi orgullo. Pero solo fue esa vez… no dejaré que vuelva a pasar.

—ve al baño—incito a Viviana a bajar. Ni si quiera me detengo al ver su expresión. No estoy para eso.

—¿pasó algo?—la escucho decir cuando ya está afuera de la cama. Niego y cierro los ojos. Necesito descansar.

Pensé que ya no me ‘dolía’ recordar a mi ex novia. Ya no la amo… creo. Pero siempre están presentes esas palabras que recuerdo perfectamente. Así como esa noche que llegué a casa y la encontré con sus maletas listas y yo que tenía el anillo de compromiso que iba a darle en el bolsillo.

Tal vez, haya sido por eso que traté mal a Viviana cuando la conocí. Al verla vestida de novia y darme cuenta que había dejado a su novio me hizo recordar esa noche que Jenny me dejó a mí, con el anillo en mano.

—¿Rob?—al parecer Viviana no se ha movido de su lugar—te quiero, descansa—besa mi mejilla

Las ganas de abrir los ojos y atraerla a mis brazos son infinitas, pero debo controlarme. Viviana cree que me he dormido y por lo tanto, no he escuchado lo que me ha dicho. Pero sí lo he hecho.

~*~

—tu amigo Tyler, me pareció muy loco—asiento sin aportar nada a la conversación—oye y siempre es… ¿así de coqueto?

Estoy preparando el almuerzo. Un ligero estofado. Me gusta cocinar los fines de semana… cuando tengo tiempo. A veces, tener tiempo de sobra es bueno y otras veces es malo. Tener tiempo te hace relajarte y hace que los recuerdos inunden tu cabeza.

—estás muy distraído—unos delgados brazos me rodean por la espalda. Viviana está abrazándome. ¿En qué momento se acercó?

—ya no falta mucho—señalo la comida. Me muevo, liberándome de su abrazo

—Robert… me parece o…

Viviana está malinterpretando la situación. Un beso no significa que ya tienes una relación con alguien. Un claro ejemplo es Tyler, mi mejor amigo. Él es de: solo sexo y nada más.  Algo que yo no comparto del todo, pero… ¿qué puedo hacer? Tyler es feliz con su estilo de vida.

—Rob…—la escucho decir

No me atrevo a mirarla. Después de lo que le diga no sabré cómo reaccionará ella. Tal vez, le dé igual, tal vez no. Y espero que sea la segunda opción. Quiero creer por algún motivo que Viviana siente algo por mí.

—no quiero enamorarme de ti—finjo un tono gélido y espero que me crea

Sé, que al haber pronunciado esas palabras he roto cualquier esperanza en ella. Espero... sigo esperando y no escucho una respuesta de su parte.



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En el texto hay: comediaromantica, romance, amor y humor

Editado: 05.07.2022

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