Capítulo 21

Bouquet.

Al día siguiente me despierto más que triste... y molesta. Los pocos ánimos que tengo son deprimentes. Oh, Dios mío… no puedo creer que me hayan rechazado. ¡Por segunda vez!

» ¡La vida da vueltas! «

¿Es en serio, conciencia? Tan temprano y ya molestando.

Como de costumbre, Rob, está a mi lado en la cama. Lo observo, es tan guapo dormido, bueno, siempre es guapo, despierto o dormido. Su cabello está alborotado y es que… Rob es muy inquieto en la cama, en las noches siempre da vueltas en su sitio, supongo que es su costumbre.

Ayer, después de rechazarme, ya no salió de la habitación, ni si quiera cuando lo llamé a cenar y no es que haya preparado algo, a penas y sé cocinar, solo recalenté la sopa que sobró en el almuerzo.

Es más, no quise entrar a la habitación a dormir, ¿para qué verlo? Pero Rob, salió a eso de las 11:20 pm y me encontró en la sala… no dijo nada, solo me llevó con él a la habitación. No hemos hablado desde que le dije que lo intentáramos… mala idea mía.

—¿en qué piensas?—fijo la mirada en Rob, quién está mirándome

—en nada—frunzo el ceño

Salgo de la cama y voy con dirección al baño a lavarme el rostro. No me comportaré como una niña berrinchuda que cuando le dicen ‘no’ hace todo un drama para conseguir lo que quiere. Está bien, lo acepto… Robert no querrá nada conmigo, ni ahora, ni más adelante. No voy a deprimirme por eso y tampoco voy a estar mendigando su cariño. ¡Dignidad, mujeres!

» Sí, pero él te gusta «

Cállate.

—lo siento—casi doy un brinco al sentir dos brazos rodearme por la cintura

Veo a Rob en el espejo que está encima del lavamanos. Su cabeza está apoyada en mi cuello, mientras me abraza.

—lo siento…—siento cosquillas, ya que está hablando contra mi piel—… por cómo te traté ayer… no debí ser tan… no debí responderte de esa manera

—está bien—intento zafarme, pero sus brazos me tienen encerrada—Robert—al escucharme llamarlo por su nombre completo, levanta la cabeza y nos miramos en el espejo—¿puedes soltarme?

—¿estamos bien, entonces?—oh, ¿cree que es tan fácil? 

—siempre hemos estado bien—logro escabullirme de su abrazo. Salgo del baño y vuelvo a la habitación.

Sinceramente, no tengo ganas de ir a trabajar en la tienda, pero es mejor eso a ver el rostro de Rob todo el bendito día. Estoy molesta con él… pero, ya se me pasará.

Lo escucho caminar detrás mío—vamos, Viviana, no me gusta estar así contigo…

—¿así conmigo, cómo?—lo encaro—solo somos amigos, así nos tratamos, como amigos—bien Bouquet, ahora eso debes creértelo tú

Rob, frunce el ceño, veo sus intenciones de decir algo, pero no lo hace, me mira con cierta confusión. Llegaré tarde al trabajo… camino hacia la cómoda y agarro una toalla para entrar a bañarme.

—espera, espera—me detiene—¿qué implica ser amigos?

¿Qué pregunta es esa? Maldita sea, ¡Amigos es amigos! Y ni crea que seré su amiga con derecho, yo no soy de esa clase de mujeres.

Doy un suspiro—amigos, es… tú por tu lado y yo por mi lado

—¿el que seamos amigos, implica que ya no podré besarte?

—exacto—palmeo suavemente su mejilla y sigo con mi camino

~*~

¡Soy una idiota, soy una maldita estúpida! ¿Quién lo diría? Hace casi un mes, yo estaba en mi casa, no hacía nada, solo iba de compras o salía con mis amigos… no me esforzaba por nada y ahora, estoy recogiendo todas las latas de conserva que se me cayeron por colocarlas mal en el estante. 

—Bouquet—escucho el susurro de Phill. Levanto la cabeza y ahí lo veo, viene hacia donde estoy, tiene una gran sonrisa en su rostro

—lo lamento… Phill—miro las latas que aún siguen en el suelo—ya las estoy recogiendo…

—deja eso, yo lo hago—agarra la lata que tengo en las manos y él mismo las coloca en el estante—quítate el overol y ve al mostrador, alguien ha venido a verte—sonríe con una chispa de emoción

—Dios mío… no me digas que me han encontrado—me aterra pensar eso

—¿qué?—Phill ríe—no, claro que no. Mejor ve—me da una palmadita en la espalda

Mientras camino, desato los lazos del overol, de mi cuello y de mi cintura. Cuando llego hasta el mostrador me sorprendo al ver a Robert… está aquí. Parece nervioso, sus manos las tiene sobre el cristal y ambas se mueven, inquietas. 

Dejo el overol a un lado. ¿Ahora qué? Se supone que él estaría en el apartamento ¿habrá pasado algo?

—Robert—me mira al escucharme

—hola—se acerca y agarra mi mentón entre sus dedos pulgar e índice—¿sigues enfadada?—maldito manipulador. Él y su manera de convencerme con esos ojitos bonitos, no… no voy a caer

—ya te dije que estamos bien—me cruzo de brazos y evito su mirada

—cielo…—me abraza—oh, vamos… no seas así… perdóname… —susurra en mi oído

—Robert

—no me digas así—aleja su rostro para mirarnos a los ojos—cuando me dices ‘Robert’, es porque estás enfadada

—pero ese es tu nombre—no puedo evitar sonreír. Subo mis manos a su pecho cubierto por su camisa blanca. Él también sonríe

—pero me gusta que me digas Rob—besa mi mejilla. Sus brazos aún están rodeándome—hoy es sábado, así que le dije a Phill que te dé el día libre, quiero llevarte a pasear al Prospect Park 

—¿dónde es eso?—pregunto

Sonríe—no está muy lejos de aquí, te va a encantar. Ya casi es hora de almuerzo, podemos estar unas horas ahí. Por favor, di que si—me aprieta más

A esto me refiero. Cuando quiere, Rob puede ser el hombre más lindo de todo el universo.

—pero, Phill tal vez…—no puedo dejarlo con todo el trabajo

—aquí tienen muchachos—Rob me gira entre sus brazos y ambos vemos a Phill con una pequeña canasta, de esas que se llevan cuando te vas de picnic

—¿y eso?—Phill sonríe a mi pregunta

—bueno, como dice Robert, ya casi es hora del almuerzo. Aquí hay…—señala la canasta que carga—pan de molde, jamón, galletas, un par de latas de atún, algunas latas de coca cola y un par de bolsas de papas fritas