Si es contigo acepto

Capítulo 27

Bouquet.

—¡Robin Hood!—cambia totalmente al ver a Rob, sonríe ampliamente y corre hasta él

—no empieces con ese apodo—Rob la abraza mientras sonríe

—¡te he extrañado!

Sea quien sea, al parecer es muy apegada a Rob, hasta apodo le tiene. Y lo peor… es que yo no le agrado.

—Agustina… —al parecer Rob se ha dado cuenta que los estoy mirando—espera…—intenta suavemente alejarla—espera… quiero presentarte a alguien

¿Debo ponerme celosa? Lo digo en serio, joder.

—no es importante—responde ella, me mira un par de segundos—nada importante—bien, ya basta con esas miradas asesinas

—yo los dejo—me cruzo de brazos y vuelvo a internarme en el apartamento

No pasa ni un minuto cuando los escucho entrar y hablar en la sala. Voy a la habitación y me dejo caer en la cama. Cierro los ojos. Es mejor estar aquí, sobre este colchón tan suave en vez de estar en la sala, acompañando a Rob y a esa señorita que ya me tiene bronca con solo haberme visto.

—cariño…—abro los ojos. Rob está en la puerta, un tanto sonrojado pero con una gran sonrisa en su hermoso rostro

—¿es a mí?—me levanto de la cama—¿no será a tu chica cariñosa?—frunce el ceño ante mi comentario.

Me dirijo al baño, no logro cerrar la puerta cuando ya tengo a Rob abrazándome la cintura mientras ríe en mi oído.

—¿estás celosa?

—por supuesto que no—me remuevo—quita tus manos de mi cuerpo—le advierto

—te quiero—me besa la mejilla

Un momento… ¿Qué dijo? Te quiero. Te quiero.

¡Dijo que te quiere, maldita sea ¿no era eso lo que esperabas oír?!

—vamos—tira de mi mano—Agustina quiere conocerte

¿Qué demonios? ¿Quiere conocerme la señorita “¡estás llevando mis balerinas!”?

—Rob—lo llamo cuando ya estamos en el pasillo—oye—me detengo, por ende él también

—¿qué sucede?

—mierda… oye esa…

—nena, no digas malas palabras—me regaña. Frunzo el ceño—y no me frunzas el ceño

Suelto un suspiro resignado. Rob sigue sujetando mi mano… Esto no me gusta o bueno sí me gusta. A quién estoy segura no le va a gustar ver este afecto de cariño entre nosotros, es a esa chica…

Llegamos a la pequeña sala. La mujer de cabello castaño oscuro y largo, está caminando de un lado a otro mientras juega con sus manos, nerviosa.

—Agustina…—ella al escuchar la voz de Rob, se da la vuelta

Lo primero que hace es correr hasta mí y envolverme en un abrazo, debo admitir que lo siento… cálido y sincero… ¿calidez y sinceridad de la señorita gritona? Esto es extraño.

—perdóname, por favor—me pide, sin soltarme—perdón, perdón… yo… yo no sabía, creí que eras…—sus manos se colocan en mis hombros después de deshacer nuestro abrazo

Estoy a punto de preguntarle a que se debe su cambio de actitud, pero ella sigue hablando.

—lo lamento, de verdad—dice nuevamente

Ahora puedo ver mucho más de cerca sus ojos, son casi iguales a los de Rob, lo miro a él y no son ‘casi iguales’, son los mismos. Idénticos—soy Agus Watson—sonríe—mucho gusto—da un paso hacia atrás y me extiende la mano derecha

¿Watson? Ellos son…

—sí—el brazo de Rob rodea mi cintura. Lo miro—ella es mi hermana

Hay no… hay no. Me quiero reír ¡De mi misma! ¡Celosa de su hermana!

—yo…—estrecho la mano que me ofrece ¿qué le digo?

Rob se está mordiendo el labio, aguantando las ganas de reír. 

—es un gusto también—miento… bueno, no lo sé. Ella es muy bipolar  con sus cambios de humor… ¡Es igual a Robert!

Ella sonríe

—entonces ¿tú eres Viviana?—dice cuando nos soltamos las manos

No, soy Bouquet Hamilton, hija de padres millonarios a los cuales no les importo en lo más mínimo y a la que mi madre ve como una pieza de porcelana que hay que presumir y ofrecer al mejor postor.

—si—me limito a responder

—¡oh, vamos! No seas tímida—extiende sus brazos hacia arriba mientras se ríe de mi timidez

—Agustina—la reprende Rob—compórtate

La expresión del rostro de Agustina cambia totalmente, de lo feliz que estaba hace milésimas de segundos, ahora está totalmente seria.

—vuelve a decirme ‘Agustina’ y te prometo que tus alumnas sabrán que eres Robin Hood—lo señala con su dedo índice

Me río sin poder evitarlo. Lo admito, ella es graciosa en esta faceta suya. La escuché llamarlo así cuando se abrazaron, pero en ese momento no me dio gracia.

—en realidad su nombre es Mía Agustina—Rob sonríe de lado

—¡no empieces, Robert!—ahora Agustina está colorada—fue ocurrencia de papá llamarme de esa forma

Rob me abraza mientras sigo riendo. No sé si por ver a éste par peleándose como niños, burlándose del uno y del otro o porque no me cabe en la cabeza imaginarme a Robert como Robin Hood.

—deja de reírte—siento que Rob da un beso en mi cabeza

Miro de soslayo a Agustina… y para mi sorpresa, nos está mirando con ternura y una sonrisa genuina.

—ya veo porque se las diste—dice de repente

Me separo de Rob, aún con esa sonrisa boba que de seguro he de tener.

—perdón… no entiendo—frunzo levemente el ceño

Señala mis pies—esas balerinas que traes puestas, son mías…

¿Qué? pero… por supuesto. Recuerdo ese día, fue al día siguiente que Rob me trajo a vivir a su apartamento, yo no traía ropa y me dio una blusa, jeans y unas… balerinas. Las balerinas de su hermana. Entonces ella suele quedarse aquí en el apartamento.

—yo… no lo sabía—murmuro apenada—te juro que no lo sabía…

—tranquila—Rob me atrae nuevamente—ya hablé con mi hermana

Agustina suelta un silbido

—a ti sí que te han dado una buena dosis de romanticismo

—Agustina, si quieres…—digo señalando las balerinas. De seguro le debe molestar que Rob me las haya dado

—Agus—sonríe—no me gusta ‘Agustina’—hace comillas con sus dedos—es tan largo y tan común, solo Agus. A secas



#25994 en Novela romántica
#16194 en Otros
#2540 en Humor

En el texto hay: comediaromantica, romance, amor y humor

Editado: 05.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.