Si los lápices pudieran hablar (microrrelatos)

#3 Encuentro en el parque

"Querida Mara. Creo que te debo una explicación y por eso te escribo esta carta" eran apenas las primeras líneas de aquel chico que se había sentado en su escritorio tan pronto llegó del colegio, y me tomó de la pequeña lata de lápices junto a su computador, seguía nuevo y de hecho mi punta aún estaba afilada, sabía que me había elegido con detenimiento por que aquella hoja un tanto amarillenta sin ninguna arruga y la carta que escribiría para su amada requerían del más pulcro de sus lápices.

Se ha detenido a mirar por unos instantes un pequeño retrato en su escritorio con el rostro de una bella joven de piel clara, pelo castaño y ojos color miel. "Hace unos días conocí a alguien" continúa y me quedo sorprendió ante lo que podría significar ¿Algún amigo o tal vez una chica? no pongo atención en las líneas que escribe después por pensar en aquello y cuando retomo lo que dice su carta me extraña un poco lo que pone después "Se que prometí que serías la única, pero también sé que tú hubieras querido esto para mí" ¿Qué quería decir aquél chico con esa carta? Las líneas siguientes eran una mezcla entre amor y desamor bastante extraña que me resultaba difícil de comprender pero que sin duda me había puesto a pensar que los humanos eran más complicados de lo que imaginaba.

"Te extraño tanto, con amor Héctor" son sus últimas palabras a modo de despedida y me coloca en el bolsillo de su camisa, después vuelve a mirar la foto de la joven por unos instantes con una pequeña sonrisa en su rostro apenas perceptible y luego emprendemos un paseo a las afueras de la ciudad.

Ha sido un largo viaje, tomamos el tren y yo solo puedo maravillarme por los paisajes que recorremos al otro lado de los ventanales de aquel vagón, al llegar caminamos lo que me parece ser al menos diez u doce manzanas, tal vez más hasta encontrarnos con un enorme parque, pero este es diferente, es silencioso y podría decir que se siente cierta paz, no veo a los niños jugar por ningún lado, ni el montón de gente que normalmente hay, aquí apenas logro ver a un par de personas a lo lejos, observo que hay enormes piedras en el suelo, pero estas no se parecen a ninguna que haya visto, además tienen textos grabados que no alcanzo a leer lo que dicen, entonces Héctor se detiene en una de ellas, asumo que aquí esperaremos a su amada para el romántico encuentro, pero pasan los minutos y ella no llega, al cabo de una hora sé que Héctor se ha resignado a que su amada no llegará por la tristeza que reflejan sus ojos, se inclina y coloca la carta en aquella piedra que había estado mirando Héctor mientras esperaba esos largos minutos, y junto a ella una rosa blanca, sé que tiene ganas de llorar pero no lo hace, entonces da media vuelta y emprendemos el camino de regreso a casa.




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