¿Cómo empiezan las historias de amor?
¿Con una mirada al horizonte?, ¿con un beso accidentado?, ¿con un recuerdo fugaz?, ¿con el roce de una mano?, ¿con la calidez de un abrazo?, ¿con su compañía en silencio en medio de un callejón un jueves por la noche mientras te sostiene el pelo hasta que termines de vomitar?, ¿cómo empieza el amor exactamente?
Esa es la pregunta que me mantiene soñando despierta por las mañanas mientras tomo clases y pongo cara de que estoy entendiendo, cuando en realidad no estoy entendiendo nada y tendré que pedirle a Diana que me preste sus apuntes más tarde, pero en fin, quiero continuar divagando en mis pensamientos.
Dándole vueltas al mismo asunto, tal vez porque puedo o tal vez, simplemente porque tengo a Mattew sentado frente a mí, puedo ver su espalda ancha, su pelo castaño, los terminales de los lentes negros, puedo sentir el leve olor de su perfume y juraría que puedo sentir su presencia muy cerca de mí.
Sencillamente, no sé como tomar su cercanía. No después de aquella conversación.
Quince minutos antes...
Restriego mis ojos, las caminatas por el pasillo nunca son mis favoritas, pero como aún no me puedo teletransportar, tengo que caminar a mí camino final.
―Hola ―Siento esa mano caliente en mi hombro antes de escuchar su voz ―, ¿podemos hablar?
Volteo la cabeza hacia Diana que esta frente al otro lado, ella me esta mirando con los ojos entrecerrados, si ella tiene dudas sobre esto, yo también.
―Creo que sí ―me detengo en medio del pasillo, no soy de las que les da vergüenza nada, pero, con Mattew es como si la vergüenza volviera a mí de repente.
―Me miras mucho ―suelta de repente, aun estamos en medio del pasillo, lo tomo del brazo para de alguna manera minimizar los oídos chismosos―, no es una pregunta por si no te diste cuenta, es una afirmación
―Sé lo que es una pregunta Mattew ―Respiro profundo, siento mis mejillas ponerse caliente, creo que todo mi cuerpo se esta poniendo caliente―. Pero no entiendo si me estás pidiendo que no te mire más o que... ―Tengo que hacer silencio, no sé me ocurre que otra cosa podría querer.
―¿O qué?
―No sé que más agregarle a eso, así que si no quieres que te mire, no lo hare y lo siento, no me demandes por acoso visual.
―¿Acaso visual?, ¿eso existe?
―No lo sé, pero, por si acaso existe, no me demandes.
―Bueno, da igual, de todas maneras me gusta que me mires.
―¿Te gusta que te miren?
―No, me gusta que tú me mires —puntualiza de una manera que no sabía que me gustará.
―Ah ―Acabo de recibir una descarga de electricidad ―¿te gusta que te miren? ―Tengo que asegurarme de que escuche bien.
―No, solo tú, ¿qué clase de rarito te piensas que soy?
Excelente pregunta, en todo caso es un rarito que a mi no me importaría besar.
―Bueno... si te gusta que te mire, ¿qué hago aquí?
―¿Quería saber si quieres hacer algo más que mirar? ―Me recuesto en la pared, mi concepto de Mattew siempre ha sido muy cuadriculada, quiero decir, es el chico que siempre presta atención en clase, es el que ayuda a las señoras a cruzar la calle, es quien le recoge el pelo a las borrachas mientras vomitan en una callejón, yo era la borracha, así que tener esta conversación con él es casi como si estuviera en una realidad alterna.
―Me has dejado sin palabras. ―Paso las manos por mi rostro para asegurarme que esto esta pasando de verdad y no estoy solo soñando... otra vez.
―¿Eso es un sí o un no?
Definitivamente es un sí, tengo tantas ganas de sentir su corazón que apenas me puedo resistir a lanzármele encima ahora mismo.
―Sí ―suelta un fuerte suspiro.
―Bien, nos vemos el fin de semana para casarnos en Las Vegas.
―¿Casarnos?
―Por supuesto, no puedes querer aprovecharte de mi cuerpo sin poner un anillo en mi dedo.
―Pero yo no creo en el matrimonio ―Intento tomarlo del hombro antes de que se vaya.
―Para suerte tuya, yo creo por los dos ―Se acerca a mí, me saca al menos una cabeza, así que tengo que apoyar la cabeza en la pared y mirar hacía arriba―. Si tienes dudas sobre nosotros ―Unas de sus piernas se cuela entre las mías, su mano esta en mi cintura mientras que la otra está al lado de mi cabeza―, siente el calor que exuda nuestros cuerpos, casi puedo escuchar los latidos de tu corazón y te aseguro que mi boca se hace agua de solo pensar en ponerla sobre ti.
»Por alguna razón no tengo dudas sobre nosotros, así que si quieres seguir con esto, nos vemos el fin de semana, si no quieres seguir entonces tendremos que seguir devorándonos con la mirada a la distancia. ¿Te parece bien?
Asiento con la cabeza.
Después él solo entro a la clase, se sentó y esta prestando atención a lo que dice el profesor mientras que yo no puedo hilar dos pensamientos coherentes. Diana por su parte también esta prestando atención, así que no se ha dado cuenta de que estoy rayando mi libreta con millones de círculos.
A parte de no creer en el matrimonio, no tengo nada en contra de él. Quiero decir, ¿qué tan malo puede ser cuando el bueno de Mattew quiero tenerlo conmigo?
Siento como una mano empieza a subir, por mi pierna hasta mi pantorrilla hace algo de presión antes de volverse suave y solo acariciarme, veo como Mattew pasa un papel sobre su hombro y lo dejo caer sobre mi pupitre.