Si Me Entiendes

Capítulo 4: La puerta

Las primeras gotas de lluvia mojan mi cabello. La tormenta se acerca. Me pregunto cómo es posible que la ventana de la habitación gris no dé a esta parte del jardín, si yo vi este lugar desde allí.

La pregunta danza en mi cabeza.

Horas atrás, todo desde la habitación parecía muy claro: un cuerpo yacía tendido boca abajo en posición vertical, con las manos hacia atrás, en este exacto lugar. Su rostro estaba tapado por hojas y en su piel podían verse las primeras señales de descomposición: parecía haber muerto hace unos cuantos días. Era una mujer.

Pero en este momento esa claridad se desvanece como el aire en mis pulmones.

Piensalo Gretel - es mi voz susurrandome - Nadie deposita un cuerpo en medio del jardín en una casa familiar para despúes desaparecerlo en unos minutos sin dejar rastro. Y aún admitiendo que alguien aquí tiene una habilidad extraordinaria para colocar y remover cuerpos sigilosamente, nada puede explicar que hayas visto un muerto en un lugar al que no da la ventana.

Nada de todo esto tiene sentido.

El cielo truena y yo aquí inmóvil entre mis pensamientos: Es momento de regresar a la habitación. Pienso que lo mejor será volver y corroborar mirando una vez más por la ventana, que este lugar no puede verse desde allí, y que menos puede verse un muerto.

Aturdida me dirijo hacia la casa. Mis pasos son torpes y lentos, y el hecho de tener que arrastrarlos me agota.

En el camino atravieso los enormes árboles y pienso en lo bonitos que se ven a diferencia mío. Nada de lo que haga puede cambiarlo. 

Al llegar, todo parece normal. Irene prepara la cena y Rebecca la ayuda con los platos. Solo falta Claire, que debe estar arriba, limpiando algún rincón. También falta la Sra. Marci: desde que una grave enfermedad la aqueja difícilmente sale de su habitación.

El olor de la comida invade el comedor y pronto será la hora de cenar. Pienso que subir a la habitación a observar una vez más por la ventana solo me tomará minutos y que antes de que alguien lo note, estaré sentada en la mesa y este episodio quedará en el olvido.

Me dirijo hacia la escalera en espiral, esta vez con pasos ligeros. 

El latido de mi corazón se acelera. 

Trepo los escalones con agilidad y en cuestión de segundos estoy frente a frente a la puerta de la habitación gris. Mis manos se deslizan hacia la manija, y tiran suavemente hacia adelante. 

Para mi sorpresa, la puerta no se abre.

Perpleja, repito la acción una vez más, aplicando todo el peso de mi cuerpo, pero no puedo abrirla. Claire se aparece a mi costado. Sus ojos se posan sobre la manija y en voz baja me susurra:

- ¿Qué haces? Esa puerta está cerrada y no se ha abierto por años.



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En el texto hay: misterio, intriga, romance adolesente

Editado: 14.08.2020

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