Sí, Mi Comandante [power Rangers: S.P.D.]

CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 16

Cuando el Comandante les indicó que fueran al callejón en donde habían encontrado el cuerpo de Klupzu Agon, de seguro no habían considerado que aquello implicaría esculcar el contenedor de basura justo al lado del sitio en el que el cadáver fue descubierto. Pero ahí estaban los cuatro miembros del recién formado Escuadrón B, revisando pieza por pieza de basura, antes de que el camión recolector pase por ella en dos horas más.

Habían inspeccionado todo el resto del callejón a consciencia, pero no habían encontrado nada, salvo marcas de disparos en el concreto y las paredes, que concordaban con disparos de armas láser; quizás las mismas que usaban los Krybots Troobianos, aunque no podían asegurarlo por completo. Sin embargo, los oficiales de escena del crimen ya habían tomado fotografías y muestras de éstas, así que no era un hallazgo del todo nuevo.

Pero Sky no quería volver a la base con las manos vacías, en especial después de que habían igualmente fracasado en obtener algo de información útil en Cranston Technologies. Así que si tenían que hurgar en la basura hasta encontrar algo que reportar al Comandante Cruger, hurgarían en la basura.

Por supuesto, ese plan tampoco estaba dando muchos frutos de momento.

—Hurgar en la basura buscando… quién sabe qué, no era el tipo de trabajo que me había imaginado para hacer del mundo un lugar mejor —se quejó Z mientras revisaba con aburrimiento una montón de papeles arrugados que había extraído de una bolsa.

—¿Acaso pensaste que ser un Power Ranger es sólo dar golpes y disparar armas? —le cuestionó Sky con severidad.

Z se tomó un momento para meditarlo, antes de dar cualquier respuesta.

—Pues… ¿Tal vez? —masculló, dubitativa.

—Por supuesto que es más que eso —exclamó Sky, que al parecer había comenzado a realizar una categorización de latas sin reciclar—. Se trata de apoyar en todo lo que puedas, y hacer lo que te ordenan. Y sí, a veces tienes que ensuciarte las manos.

—Para mi horrible, horrible pesar —añadió Syd con expresión de asco, mientras lanzaba una caja húmeda y apestosa fuera del contenedor.

—No tengo problema en ensuciarme las manos —señaló Z.

—Qué novedad —exclamó Sky con sarcasmo.

Z se giró a mirarlo con molestia, soltó un bufido, y luego salió del contenedor con un movimiento ágil, plantando sus dos pies firmes en tierra. Con sus manos intentó tallarse las manchas de basura que habían quedado en su uniforme nuevo, pero sólo las empeoró.

—Sólo digo que no creo que encontremos alguna pista aquí que no haya encontrado la policía justo cuando hallaron el cuerpo. En lugar de hacer esto, deberíamos haber presionado más a esos ejecutivos de Cranston Technologies. ¿Es que acaso soy la única a la que le molesta que no quieran decirnos qué fue lo que les robaron?

—Por última vez, no es que no quisieran decirnos —le recriminó Sky con dureza—. Sólo es un problema con su inventario. Cuando cuenten todo de nuevo y descubran lo que hace falta, nos pasarán la información.

—¿Y en serio les creíste cuando dijeron eso? —inquirió Z con ironía—. Es más que obvio que estaban ocultando algo. Esas grandes empresas siempre mienten. Jack dice que…

Lo que tuviera pensado decir a continuación tuvo que ser puesto de lado en cuanto su viejo amigo vino a su memoria. Su rostro se ensombreció al pensar en Jack sentado en aquella celda, y posteriormente en prisión. Y aunque objetivamente sabía que no era el caso, le era muy difícil quitarse de la mente la idea de que lo había abandonado.

Alzó de nuevo su rostro, y notó que sus nuevos compañeros la miraban con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Nada, olvídenlo —musitó con seriedad, girándose rápidamente hacia otro lado. Ellos no comprenderían su sentir, así que no tenía caso compartírselos.

Se hizo el silencio en el callejón por casi un minuto entero, antes de que alguien más se animara a romperlo.

—Oigan, tengo una idea —pronunció Bridge de pronto, saliendo también del contenedor con un salto—. Tal vez si uso mis poderes, pueda detectar rastros de energía de lo que ocurrió aquí aquella noche.

—¿Detectar qué? —exclamó Z, confundida.

—¿Puedes hacerlo? —preguntó Sky, un tanto escéptico.

Bridge dudó un momento, y se encogió de hombros.

—Puedo intentarlo.

—¿Y no se te ocurrió sugerirlo antes de que me tuviera que meter a este contendor? —le reprochó Syd con marcado enojo—. ¡Maldición, Bridge!

Sin espera, la Pink Ranger se salió presurosa del contenedor, refunfuñando mientras se retiraba pedazos de basura de su cabello y ropa. Sky no tardó en hacer lo mismo.

—Hazlo —le indicó el Blue Ranger a su compañer con voz de mando.

Bridge asintió, y de inmediato se retiró uno de sus guantes. Mientras los otros tres observaban un poco alejados, el Green Ranger se giró hacia el callejón, se concentró, y comenzó a mover su mano lentamente en el aire delante de él.

Z miró todo aquello con curiosidad, pero también bastante pérdida. Se aproximó a Syd por un costado, y le susurró en voz baja:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.