Si tan solo no fuera... yo!

Capítulo 14:

“ASÍ ES LA VIDA, AVECES ERES LA HERIDA Y OTRAS… ERES LA CUCHILLA”

 

 

 

-… ¿Papá? – Estaba segura, ese era mi padre besándose con una chica la cual nunca había visto, la casa estaba a una cuadra, camine firme asía mi padre sosteniendo al pequeño de mi mano, me acerque con una mirada fría. – Papá… - se dirigió asía a mí, me miró realmente sorprendido que hasta retrocedió un paso y soltó repentinamente a la chica.

-… ¡Hija!, ¿Qué haces aquí? Tú tienes que estar en la casa de tu abuela… - Me apunto y luego miro al pequeño quién se escondía detrás de mí. - ¿Y quién es él? –

-No, dime tú, ¿Quién es ella? – Dije mirando ahora a la chica que miraba con enojo a mi padre. – Tú deberías de estar “Trabajando” para arreglar la situación. -  Hice comillas con mi mano suelta, porque con la otra agarraba al pequeño. - ¿Quién eres? – Hablé firme. Me miró con enojo y llevo una mano a su pecho.

-No le hables así… - la defendió mi padre.

-No, ahora tu no me vengas a decir que hacer, porque de aquí en adelante, no eres nadie más para mí, para mí, tú desde este instante estas muerto… de hecho desde hace años, y créeme… que de esta no te salvas… estas engañando a mamá y eso no lo voy a permitir… - Declare.

-No te atrevas a contarle a tu madre… esto… esto… - Lo interrumpí.

- ¿Esto?, esto es la prueba que necesitaba para poder odiarte por todo el daño que me hiciste y que no pude revelar antes, esto hará que nuestra familia se rompa más de lo que ya está, y si crees que me callare para no romper esta familia, te digo que estas equivocado, es mejor que mamá sepa la verdad a que le estés engañando de esta forma… - Dije mi última frase y empecé a caminar pasándolos de lado, pero me detiene lo que dice mi padre.

-Tú no dirás nada si no quieres que ese amiguito tuyo salga lastimado… - Me di la vuelta para encararlo, y se acercó, escondí de nuevo al pequeño detrás de mí. – ¿Quieres que este pequeño salga lastimado? – Mi hermano y yo lo único en lo que nos parecemos a nuestro padre, es que sabemos amenazar y usar las palabras correctamente, pero solo cuando es verdaderamente necesario, y esté momento es uno de ellos.

- No intentes intimidarme, tengo formas para hacer que solo tú caigas y no te gustaran saber cuáles son, ¿O sí? – Lo miré entre retadora, enojada y seria.

- ¿Y cómo harás qué “caiga”? según tú. – Él sonrió ladino.

- Solo tienes que hacer algo que no me gusta y lo sabrás, pero… - me separe un poco del pequeño y me acerque lentamente a mi padre enfrentándolo. – Si te atreves a tocar un solo pelo de él, juro que hare que te arrepientas toda tu maldita vida, te matare si es necesario. – Dije sin pudor alguno.

-No serás capaz… - Dijo haciendo que su sonrisa se desvaneciera de a poco.

- ¿Quieres descubrirlo? – Ladee mi cabeza asía un costado, formando una sonrisa macabra, me miro asustado y se puso pálido, me puse de nuevo seria y firme. – No quiero volver a verte. – Sentencie, me di la vuelta camine hacía el pequeño lo tome en mis brazos y empecé a caminar de nuevo, el pequeño temblaba, escuche pequeños sollozos y miré al pequeño, estaba llorando. - ¿Qué paso pequeño? – Temblo más, tenía miedo, se bajo rápido de mis brazos y llego corriendo a la casa, lo seguí, entro a la casa y al instante también yo… - Pequeño…? – Lo mire estaba llorando en los brazos de Evelin, ella me miraba sorprendida al igual que sus padres, aclare mi garganta y me acerque a él. – Pequeño… - Dije con una suave voz. - ¿Por qué corriste de mí? – Lo miraba con preocupación, intenté tocarlo por su hombro, pero se escondió más con Evelin, mis ojos ardían, las cerré repetidas veces y comencé a llorar. – Pequeño… por favor… mírame… - Mi voz salió rota, me miro, sus ojos estaban un poco rojas y con lágrimas.

-Tu… tu no eles Jemisha… - Comencé a llorar más fuerte, ¿Por qué? – Ela… no habaria ashi… ¡Tu no eles mí Jemisha! – Grito fuerte, se bajó de los brazos de su hermana y se fue corriendo a su habitación y lo seguí, entro a su habitación y cerró la puerta de un portazo, camine hasta llegar a la puerta y lo toque.

-…Pequeño… déjame entrar para poder- Me grito.

- ¡NO! – No sé si se puede llorar más fuerte.

-Pequeño, déjame explicarte, no quería que te hiciera daño, por eso le hable así, pero por favor déjame entrar… - No obtuve respuesta, respire y cuando iba a irme me abre la puerta, sus ojos y mejillas estaban rojas y su cara cubierta con lágrimas, entre y cerré la puerta detrás de mí, él se sentó al borde de la cama, me acerque y me arrodille frente a él tomando sus dos manitas. – Perdóname… sé que no debí hablar así delante de ti, pero no quería dejar que te amenacé así y tampoco dejaría que te haría ningún daño… por favor perdóname… - Lo miré a los ojos, pero no me contestaba, seguía llorando, escondí mi cara entre sus manos y las mías. – Por favor, perdóname… - susurre.

Lloré en sus manos, levanté mi mirada y lo miré suplicante, se acercó a mí y beso delicadamente mi mejilla, se separó de mí y lo miré, él asintió con la cabeza y luego sonrió, le devolví la sonrisa, me levante y lo alce en mis brazos y lo abrace fuerte y él correspondió abrazándome, envolviéndome con sus manos y piernas.

-Gracias… nunca te dejare, no me importa si cometo errores, siempre estaré a tu lado, no dejare que nadie te haga daño, ni siquiera yo, y si logro lastimarte me estaré lastimando a mí también… así que ya no llores, no quiero que llores, eres hermoso como para estar llorando… Te quiero, nadie ni nada me separara de ti… -

Nos quedamos abrazados unos minutos más, se separó de mí, ni él ni ya no estábamos llorando, lo miré a eso hermosos ojos color negro, sus ojos estaban un poco dilatados, se acercó de a mí despacio, cerró sus ojos y me beso de nuevo, le seguí aquel beso, sus labios pequeños pegados a mis grandes labios, me movía suave sobre sus labios, caminé hasta la cama y senté en la orilla, él quedo sentado sobre mis regazos, rodeo con sus bracitos todo mi cuello y sus piernas por mi cintura atrayéndome más a él, lo abrace más fuerte, me separe de él por un momento, no quería que se quede sin aire, luego de un momento mirándolo y recuperando el aire, lo volví a besar, acariciaba la parte de atrás de cabeza con una de mis manos y con la otra lo agarraba de su cintura, luego de un par de besos más me separe de él.



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En el texto hay: soledad, depresion problemas familiares

Editado: 22.03.2022

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