Soy un nudo entre tus brazos.
¿Crees que puedes desnudarme?
¿Desenredarme con la magia de tus manos?
¿Susurrarme que todo estará bien
con el elíxir tibio de tus bellos labios?
Dímelo en la aurícula,
recuérdame que el arte de desarmarme entre tus brazos
es igual a entregarme.
Dime que estaré segura entre tus frías manos.
Besa mi Buccae,
baja por mi Mentum
como quien traza un camino de deseo.
Deséame como una obra de arte,
no como quien solo admira,
sino como quien se acerca y explora
cada área visible con hambre de piel a la
Vista.
Baja la tela que ya es molestia.
Sigo el recorrido de tus besos con pequeños suspiros de anhelo.
Desciende entre montañas y explóralas como si fueran tuyas.
Besa las cúpulas y complácete al complacerme.
El primer nudo ha caído lentamente.
Cómeme a versos,
pequeños o completos,
pero no me des besos paganos,
de esos que muchos dicen… son incompletos.
Baja un poco más,
sigue el recorrido de un mundo nuevo
que te empeñas en explorar.
Llegas a tu meta
como quien encuentra el inicio del nudo que quiso desarmar.
Bésame la Inguen
y proclámame tuya,
porque sabes que solo soy tuya.
Mójame con la lluvia de tu deseo inmerso,
sacíate de mi cuerpo entero.
Quiero andar por tus placeres
y delirios perversos, profanos,
como tú nadas y explotas en este cuerpo desconocido.
Menciónalo:
que mi cuerpo es poesía,
porque no toda debe ser escrita…
aunque tú ya pareces dejar letras en mi tersa piel.
Moja la cama con miel,
y yo lo haré con vino dulce.
Llévate mi olor en tu piel
y el sabor de mí en tus labios,
junto con nuestros recuerdos profanos.
No te tomes demasiado tiempo...
No quiero estar enredada por largos momentos.
Pierde el control conmigo.
Encuéntrame incluso en lo que para mí es aún desconocido.
Sé un clip y yo tu imán.
Atráeme con tu sensualidad.
No solo me desnudes con la mirada,
hazlo con esas manos…
que solo saben amar
y poco a poco… también saben desenredar.
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