4 de marzo de 2014
-Mi amor, sigo creyendo que deberías haber ido. -le insistía su mujer.
-Sabri, yo quiero quedarme con ustedes. No tengo la necesidad de ir a África y perder de estar con ustedes
-Es que siento que no vas por nosotros, porque Ema no puede ver, yo me preocupo demasiado y se que veo todo peligroso, además que no me gusta dejarlo solo un minuto -dice mirando a su hijo, que a pesar de no ver, esta jugando con sus muñecos.- Sin contar que él se pone muy nervioso al subirse a cualquier vehículo
-Yo me quedo con ustedes, porque no necesito viajar. -toma la cara de su hermosa pelirroja de ojos claros entre sus manos- Sabrina, lo único que quiero es estar con ustedes
***
22 de junio de 2010
Bastián llego a el instituto universitario de medicina a eso de las diez de la mañana, tenía una reunión con el decano de allí, que es uno de los que colabora con la fundación y la ONG que él respalda. Pensaba que seguramente querría hablar de eso.
En la entrada al Instituto Universitario de Medicina, alguien tropieza con él
-Perdón -le dice la chica y se agacha a levantar los libros que se le habían caído, él la ayuda
-Deberías tener más cuidado, -ella lo mira, esos ojos marrones casi negros, le provocan un escalofrió, es como si la conociera, pero esta seguro que nunca en su vida la había visto- si quieres ser médica, no puedes distraerte
-Le aseguro que cuando estoy en prácticas presto la atención necesaria y lo haré cuando me reciba -le contesta, mientras se levanta- Ya le pedí disculpas y lo hago de nuevo, pero usted también debería ver para donde va, ya que yo voy apurada a clases y usted si hubiera estado atento se hubiera corrido y listo -lo enfrenta
-Yo venía bien, fuiste tu la que no miraste
-Y usted tampoco vio -le repite- No tengo tiempo para esto, ya le pedí disculpas, así que adiós -se va él la mira con un poco de sorpresa, notaba en su forma de hablar un carácter que su cara no aparentaba, suspiro y siguió su camino al despacho del decano, llego, le dijo a la secretaria y esta lo hizo pasar enseguida
-Bastián -lo saluda el decano con una sonrisa, se acerca y se dan un abrazo- ¿Cómo estás y cómo esta tu familia?
-Bien, Sabrina comenzó a trabajar y Emanuel está aprendiendo a vivir sin ver.
- Me alegro mucho BASTIAN, de verdad te lo digo. - Sincero
- ¿De qué querias hablar conmigo? - Pregunta sentándose frente a él.
- De algo que te propuse hace unos meses y me dijiste que no. - Suspira y Bastian lo mira – Se que no quieres separarte de tu familia, lo entiendo, pero necesito pedirte nuevamente que viajes a Africa, eres uno de los mejores doctores que conozco, en Kenia la situación esta muy complicada, pasaron cosas muy graves, tanto que en tres semanas algunos de los estudiante que fueron vuelven, con todo aprobado, dado que pasaron por cosas muy duras, no podíamos obligarlos a estar un año entero, también vienen algunos médicos, tu ers el jefe perfecto para ir, irías con dos médicos y dos estudiantes de último grado, si logro convencer a la mejor de la generación serían tres, te lo pido por favor serían dos meses aunque sea, te necesito para poner orden. - Suplicante
- Marcos, sabes que no puedo, no quiero dejar a mi familia.
- Solo te pido que lo pienses, que lo hables con Sabrina aunque sea, te doy hasta dos días antes de partir, solo te pido que lo pienses, de verdad te necesito.
Bastián suspira y solo asiente, aunque sabe que su respuesta es no, no puede dejar a su familia.
Alaia
Después de cruzarme con ese ser orgulloso, pedante e insoportable logre llegar a mis clases, luego tendría que ir al hospital a hacer mi turno. Antes de salir hacía el hospital, el decano la llama, se sorprende, por dentro se pregunta si hizo algo, al entrar le dice que tome asiento, le comenta que quiere que ella vaya a Afríca, le explica todo.
-Eres además de excelente en lo profesional, eres buena persona, se que vas a poder llegar a las personas de allí, sinceramente eres una de las dos esperanzas que tengo, te pido que lo pienses, sería solo un tiempo.
Ella suspira y asiente, sería una gran oportunidad, pero a su vez significaba separarse de Marco unos meses, eso le costaría. Aunque últimamente discutían un par de veces y el estaba un poco raro, no podía negar el amor que sentía, por eso me case con él y soporte que Evan no me hablará por un mes, en realidad sin ser Mía, mamá, su marido y Camilo el padre de Marco todos nos miraban como si fuéramos los malvados de la novela.
Luego de salir a las nueve de mi turno en el hospital, decide ir a buscar a mi marido al restaurante, no habían quedado, pero ella quería sorprenderlo, seguramente ya estaba cerrado porque estaba en remodelaciones, aprovechaba para hacer un relevamiento de todo y seguir escribiendo su libro de recetas. Tomo un taxi, capaz podríamos comer allí, el podría preparar algo como hacíamos antes.
Al llegar le pague al taxista, baje del taxi, vi el cartel de cerrado, por eso fui a la entrada que está en la cocina, el auto de él estaba allí, asi que Marco estaba acá, entre por allí, ya que estaba abierta, me extraño no encontrarlo ahí mismo, fui hasta donde estaban las mesas, sentí ruido proviniente de su oficina, fui hasta allí, sonriendo, sonrisa que murió cuando lo vi, estaba allí en el piso, desnudo con Rosario abrazados, mi corazón se quebró en pedazos, no pude evitar un par de lagrímas, el gira su cabeza, me mira, la sonrisa que tenía queda en nada.
- Ali. -Dice nervioso
Rosario me mira, él no la ve pero ella me sonríe, es obvio que lo disfruta, es una bicha, aunque él no quiera verlo.
- Solo te pido que me des tiempo de sacar mis cosas de tu casa antes de que llegues, esto se termino acá. - Entre lágrimas, el se tapa rápido se para, yo miró mi mano, el anillo brilla en ella, ese brillo es como un láser que me atraviesa, es dolor puro.