El sonido de dos camionetas se hace más fuerte a lo lejos, rompiendo el silencio de la sabana. La ayuda llega finalmente. En una de las camionetas, Luisa salta de ella y corre hacia nosotros, con preocupación evidente en su rostro.
-¡Alaia! ¿Están bien? -pregunta, mientras ayudamos a Bastian a salir con cuidado.
-Tuvimos un accidente, pero estamos bien. Bastian está herido, pero se recuperará -Respondo, tratando de mantener la calma.
Con la ayuda de Luisa y el equipo de rescate, logramos trasladar a Bastian a una de las camionetas. Mientras nos dirigimos de vuelta al campamento, Luisa no deja de preguntar sobre lo ocurrido , mientras me revisa por vez mil para asegurarse que solo tengo rasguños.
Al llegar al campamento, llevamos a Bastian a la carpa médica. A pesar de sus quejas, me encargo personalmente de desinfectar su herida, mientras indico a los demás lo que deben hacer, Luisa lo coserá, si bien es algo que hago bien, no quiero perder la calma que he ganado
-Déjame, Alaia, puedo hacerlo solo -protesta Bastian, tratando de moverse y queriendo sacarle a Luisa la aguja
-Nada de eso. No se va a coser usted con el dolor que tiene, le daré un calmante leve, pero si se pone muy pesado dormirá tres días -Advierto
-Está bien, está bien. - Resignado. - Pero al menos tratame de tú – Pide
- Ya le dije que eso se verá, lo pensaré – Sonreí, mientras terminaba de desinfectar y darle el calmante, también puse un poco de anestesia en la zona. - Luisa lo coserá y usted se comportará, además no se enojará porque ordené llamar a su contacto de emergencia – Me mira furioso – Nada de esa mirada, es su tan sagrado protocolo que voy a cumplir. - Sonrío triunfante – Además le guste o no, no podrá estar al mando un tiempo hasta que se recupere, así que deberé llamar...
- No estaré mucho sin trabajar – me interrumpe – Estarás a cargo tú – Lo miro sorprendida – Sí, eres un maldito peligro, pero acabas de demostrar control y calma en una situación límite, que es lo que... ¡Suave que es mi piel que coses! - Se queja con Luisa luego de poner cara de dolor
- Lo siento – Nerviosa
-Tranquila – Le sonrío - debes hacerlo un poco más lento, pero la precisión será mayor y la cicatriz no será tan mala -explique, haciendo el gesto
- Lo dicho, estas demostrando ser buena líder, así que te encargaras tú, pero me reportaras todo y yo estaré al pendiente. - oRDENA
-Ok, señor dictador – Sonrío, salgo de allí, voy hacía mi pequeño hogar, cierro la puerta y dejo escapar un suspiro y un par de lagrimas, la adrenalina estaba pasando y mis nervios apareciendo, pero se que debo mantener la calma, por lo cual respiro profundo varias veces. Me decido a darme una ducha, siempre me calma y esta vez, a pesar del agua helada, no fue la excepción, me vestí cómoda, con una calza y un buzo suelto.
-Antes que preguntes, esta completamente dormido, Abdul nos ayudo a llevarlo a su habitación aquí, le coloque un suero con antibióticos como pediste.
-Gracias – Le sonrío – Me quedaré con él para ver que no comience con algún cuadro infeccioso y ya preguntaré si avisaron a su familia.
-Lo hicieron, se comunicaron con el ex cuñado, Bastián pudo hablar con él unos minutos, aunque de todas formas dijo que en cuanto resolviera unas coas vendría, aunque Bastian no quería y porque se puso nervioso subí el calmante
-Hiciste bien, necesita descansar – Suspire
-Tú también y si necesitas hablar, estoy – Asiento y ella me abraza.
3 de noviembre
Paso una semana, una semana en la que cuide del dictador y aguante sus retos por no estar de acuerdo en algunas cosas
—Debes descansar, Bastian. Tu pierna necesita tiempo para sanar —le digo, tratando que el testarudo no se levante otra vez.
-Ya te dije que estoy bien, Alaia. No tienes que hacer todo esto -me responde- Solo necesito volver a mi rutina
-No me discuta. Usted haría lo mismo por mí, además me puso a cargo, así que mando yo. -le replico, con una mirada que no admite discusión. Y él suspira frustrado.
A pesar de estar pendiente de Bastian, también me encargo de visitar los otros campamentos cercanos para atender a los pacientes que lo necesitan. Luisa me acompaña en muchas de estas visitas, y cada día parece más sorprendida por mi energía.
-Alaia, eres increíble. No sé cómo logras estar en todas partes —me dice Luisa, mientras compartimos un momento de descanso en el comedor del campamento.
-Soy humana por ahora – Río, tomamos café con galletitas saladas. - Además créeme que discutir por cada cosa con el señor dictador es cansador. -Ella ríe, siempre lo hace cuando le digo así a Bastian.
A la tarde, reviso los vendajes de Bastian para asegurarme que está todo bien.
-Sabes, me he dado cuenta que no te he agradecido – Lo miro – Si no me empujas contra ti, la piedra que lastimo mi pierna, seguramente me habría causado una contusión en algún órgano vital.
-No tiene que agradecer eso, es algo que tengo de pequeña con las otras personas – Me mira sin entenderme – Desde pequeña cuando pasa algo con alguna persona reacciono de inmediato, pero cuando soy yo lloro y me quedo estática. - Es real, cuando me pasa algo no reacciono, quedo estática.
-Te agradezco de verdad, todo – Vuelvo a mirarlo – A pesar de que eres un dolor de cabeza – Rio- Me has ayudado mucho,
-Creo Doctor, que somos un buen equipo, aunque vivamos discutiendo – Ambos sonreímos
Sentimos ruido en la puerta, alguien entra
-¡Bastian! Llegué para cuidarte. Lo siento por la demora, pero tuve que dejar un psiquiatra capacitado a cargo de mis pacientes. Me quedaré unos días, por lo que espero que sigas vivo – Entrando, lo miro y él a mi
Bastian hace una mueca.
—No es necesario, Alex. Estoy bien, te dije que no vinieras, ya en unos días me sacaran los puntos
—Lo siento, amigo, pero tengo órdenes de mi hermana de cuidarte y llevarte de regreso de ser necesario. Y sabes bien que prefiero que me odies a desatar el odio de Sabrina, prefiero enfrentar tu furia antes que la de mi hermana —responde Alex con una sonrisa, pero con seriedad en sus ojos.