Alegre, vivaracha, risueña, curiosa... todo eso y muchas características más definen la personalidad de Zelanda; poseedora de una dulce inocencia que no tienen muchos, acogida dentro de una familia donde reina el amor y la unión y que la hacen plenamente feliz.
No hay maldad en ella, no piensa si quiera que la haya, hasta que llega la maldad en persona y le da una bofetada de realidad, mostrándole un lado del ser humano que ella todavía ni siquiera conocía.