EL TRONO ES MIO
Ya casi se escondía el sol, Subaro estaba dispuesto a humillar y torturar a Jïhan.
Llego la noche y Subaro partió al reino de los elfos para atacarlos de sorpresa, Nehir no podía hacer nada solo ver desde el balcón como el ejército marchaba escuchaba al guardia relatar lo que paso en el bosque cuando Subaro fue por la planta que curo a Nehir entonces vio que no podía negar que tanto ella como Jïhan le hicieron mucho daño a Subaro.
Por otro lado el ejército de Subaro tardaron mucho en llegar así que ya formados Subaro dio la orden de que lanzaran flechas, Jïhan fue sorprendido, no sabía qué hacer, los pocos guardias que tenía no podrían resistir.
Cuando lograron entrar nadie lastimo al pueblo, las ordenes eran precisas, matar a quien se interponga en su camino y llevar a Jïhan ante el nuevo rey, así lo hicieron hasta encontrar a Jïhan. Lo golpearon hasta que llego Subaro quien lo agarro del cabello para luego decir- ¿ahora si lo sientes? Ese dolor es solo el inicio, ya verás que rogaras de rodillas que te mate rápidamente - a lo que Jïhan respondió- ¿de qué te sirve todo esto? Si por dentro sigues siendo el mismo cobarde- -¿cobarde? Ja pues tendrás que ver como este cobarde te quita lo que más amas, como quieres proteger un reino si no puedes proteger a tu familia, tranquilo yo los cuidare en tu lugar para que no corran peligro nunca más- dijo Subaro sonriendo con malicia para luego ver como Jïhan maldecía y gritaba mientras los guardias lo ponían de rodillas ante el rey, ese fue el momento en el que Subaro sujeto el rostro de Jïhan diciendo- ruega, hazlo y puede que te tenga piedad-, cuando Jïhan estaba por ceder llego Nehir en un caballo donde la detuvieron, eso enojo a Subaro pero le dio una idea para obligar a Jïhan a rogar así que alzo su espada y apunto al cuello de Nehir mientras decía- si ruegas y haces una reverencia entonces no la matare, Nehir y Jïhan se sorprendieron, ninguno hablaba y fue en ese momento que Subaro estaba dispuesto a matarla cuando Jïhan grito- por favor no la lastimes, te lo pido mátame a mí en su lugar, no le hagas nada por favor- pedía mientras lloraba arrodillado y fue ese el momento en el que a Subaro le brillaron los ojos, al fin había puesto a su enemigo de rodillas humillado rogando como él una vez rogo.
Subaro bajo su espada y dijo- con gusto te matare pero primero veras como te quito todo lo que tienes- en ese momento ordeno que el ejército volviera al palacio mientras llevaba a Nehir en el caballo al palacio dorado, Jïhan pedía y rogaba que no se la llevasen pero nadie se atrevía a desobedecer a Subaro quien nuevamente hablo- ¿debe ser doloroso no? Qué pena que este sea tu finar pero solo quiero que sepas que yo cuidare bien de ella y no me arrepentiré nunca de este día- dicho eso los elfos de Subaro se llevaron a Jïhan al palacio dorado donde Subaro seguiría torturándolo.
Llegaron faltando 20 minutos para el amanecer y todos los criados ya habían arreglado todo el palacio para celebrar la victoria.
El palacio estaba decorado con gemas y oro y en aquel trono estaba Subaro cuyos ojos ahora mostraban maldad y poder.