CAPÍTULO 1

La  calidez que le brindaba los rayos de sol de la ventana hacía que Ga Young no quisiera levantarse de la cama pero la insistente alarma no dejaba que el deseo de seguir durmiendo se hiciera realidad. Quejándose y de mala gana abrió un ojo para encontrar su celular en la mesita de noche que había junto a su cama. Tomando el celular decidió apagar el despertador que estaba programado para sonar cada cinco minutos y al verlo se dio cuenta que la alarma ya había sonado cinco veces.

—Mierda —Se levantó de la cama como un resorte al darse cuenta que estaba con el tiempo justo para llegar tarde como siempre. 

Llegó corriendo hasta el armario y sacó toda la ropa que se pondría para en menos de otros cinco minutos tomar una ducha fugaz pero en el trayecto el espejo de cuerpo entero le mostró su atuendo. Frunció el ceño al ver que llevaba la misma ropa que el día anterior y no su pijama favorito. Se sentó en la cama y pequeños fragmentos de lo sucedido la noche anterior llegaron a su mente. Negó con la cabeza sin poder creer partes de esos recuerdos. 

—Debo dejar de ver dramas de fantasía —susurró para sí misma a la vez que corría hasta el cuarto de baño.

Haciendo todo en tiempo record, se preparó un café para poder empezar la mañana. Lo tomó a toda prisa y salió del apartamento agarrando las llaves en el camino. Cerró asegurando la cerradura pero en el proceso oyó como un vecino hacía lo mismo por lo que volteó a ver de quien se trataba encontrándose con el sujeto que la noche anterior subió al techo del edificio y la acusó de loca. Sorprendida y avergonzada por lo que creía que había sucedido colocó una mano en su rostro para que no pudiera reconocerla. 

—¿Tú vives en el mismo edificio? —dijo el vecino reconociendo el rostro de Ga Young—. Eres la demente.

Ga Young frunció el ceño pensando que si nada fue un sueño como pensaba eso quería decir que el otro sujeto que estuvo con ella en el techo del edificio también existía. Comenzó a caminar más deprisa hasta las escaleras ya que esperar el ascensor no era buena idea. 

—Oye, sí eres tú, ¿Por qué estabas allí anoche? —continuó el vecino mientras la observaba caminar frente a él como si escapara.

Ga Young llegó hasta las escaleras y mirando detrás de ella para asegurarse que el sujeto no la seguía bajó. A mitad de camino volvió a mirar hacia atrás una última vez pero al hacerlo se encontró con el joven atractivo que estuvo con ella en el techo. 

—Buen día —dijo el joven.

Dando un grito ahogado tomó con más fuerza la barandilla pero al estar mirando hacia atrás se trastabilló con sus propios pies perdiendo el equilibrio. El joven en un movimiento rápido tomó su brazo para evitar la caída. 

—Deberías dejar de caminar mirando hacia atrás.

Sorprendida con su aparición repentina contuvo el aliento. 

—Tú. No fue un sueño —susurró ella sin quitarle la mirada.

—Por supuesto que no lo fue, y te advierto que si vuelves a desmayarte llegarás tarde al trabajo y tu jefe no estará muy feliz. 

Ga Youn se soltó del agarre para tomar su celular y ver que realmente estaba llegando tarde como aquel sujeto extraño le decía. 

—Mierda, llego tarde.

Dejando la impresión de lado por haberlo encontrado repentinamente otra vez bajó las escaleras a toda prisa. 

Saliendo del edificio tomó carrera para llegar al restaurante donde trabajaba hacía dos años y el cual se encontraba a tan solo tres cuadras de donde vivía. 

«Solo finge demencia Ga Young, ese extraño está loco», se dijo mentalmente mientras corría los pocos metros que le quedaba para llegar. 

¿Pero podía dejar de pensar en ese sujeto? Estaba segura de que no, pero lo intentaría. 

Consiguiendo llegar justo a tiempo se paró frente a la puerta de entrada del restaurante para recobrar el aire. Dando una última respiración profunda empujó la puerta completamente de vidrio y entró encontrándose a su jefe hablando con un sujeto que le daba la espalda. Frunció el ceño al encontrar conocida la vestimenta del sujeto pero no le dió tanta importancia. Siguió su camino intentando pasar desapercibida pero la buena suerte no era su amiga. Su jefe logró verla. Cerró los ojos por un momento buscando alguna excusa por su casi impuntualidad y sonrió esperando el regaño pero volvió a fruncir el ceño cuando su jefe le estaba sonriendo amablemente. Una acción poco común hasta inexistente en aquel hombre. 

—Ga Young llegas a tiempo. Mira, él será el nuevo camarero —dijo emocionado y señalándolo.

—¿Camarero nuevo? ¿Y Man Shik? —preguntó buscando a su compañero por todo el restaurante. 

—Renunció —respondió el jefe como si no fuera algo importante—. Pero este joven apareció como por arte de magia hace algunos minutos salvando el día —continuó sonriente—. Te presento a Jungkook.

El joven alto y pelinegro volteó sonriente para saludarla y GaYoung al verlo se puso en alerta. ¿Cómo pudo llegar antes que ella si lo había dejado solo en las escaleras del edificio? Ga Young no lo sabía con certeza. Pestañeó al creer que estaba alucinando pero al hacerlo la sonrisa de aquel extraño estaba frente a ella mientras a su vez él estiraba su brazo para ofrecer su mano y poder estrechar la de ella. Pero con la sorpresa aún presente no correspondió a su saludo. 

—Niña, deja de mirarlo así y enséñale su lugar de trabajo —dijo su jefe apurado antes de irse a su pequeña oficina.

—Deberías escuchar a tu jefe y dejar de mirarme como si fuera un fenómeno —dijo Jungkook cuando el jefe de ambos se retiró del lugar. 

—¿Cómo llegaste antes? —Ga Young quería entender pero no lo estaba logrando. 

—Quizá tú fuiste muy lenta.

—No estoy bien —susurró Ga Young caminando hacia la cocina para empezar a prepararse. 

—Sí lo estás, solo no quieres creerme —prosiguió él caminando detrás de ella. 

—Tú mantén tu boca cerrada. Estoy pensando —Lo calló ella.

No entendía que estaba sucediendo. ¿Debería tenerle miedo?, quizá debería pero extrañamente no lo tenía. Estaba sorprendida pero su cercanía le transmitía paz y no comprendía la razón. ¿Y si lo que había dicho él era cierto? pero para su mente esas cosas no existían en la vida real. Los seres divinos no caminaban en la tierra como personas normales, ¿O sí?