Siempre tú

El vestido negro

Holly

No tenía idea de qué le diría a mamá. Los dedos aún estaban marcados en mi brazo derecho. No podía usar ese vestido, se darían cuenta. Aunque puedo engañarlos. Quizá pueda decirles que me lastimé en una de las barras de entrenamiento. Sí, eso tenía que decirles. Me coloqué el vestido pegado negro sin mangas, me puse los tacones altos y la chaqueta pegada. Si no moría del calor, quizá me la dejaría puesta. Le daba un toque al atuendo.

La cena de hoy sería con una parte importante de la élite. Me encantaba este tipo de eventos, eran todo un show y eso a mí me fascinaba. Era llamar la atención de todo mundo. Eso era lo bueno de ser una Hamilton, todos tenían un ojo encima de ti todo el tiempo. A Rees no le gustaba la atención, la odiaba. La única atención que le gustaba era la de sus mujeres. Esas que siempre estaban detrás de él. Louis les llamaba el séquito de Rees.

—¿Hol? —escuché mi nombre desde la multitud. Adam me veía de pies a cabeza con esa sonrisa que siempre solía darme antes de abrazarme.

Me abalancé a sus brazos dejando que mi mundo se apoderara de ese hombre que tanto quería. Dándome un beso en los labios, Adam me jaló a la mesa donde estaba el resto del grupo. Anabeth ya estaba en las suyas hablando de ella como era costumbre. Deberían enseñarle a esa mujer que el mundo no gira a su alrededor y el egocentrismo aburre a todos los demás.

Una hora después, ya tenía tres margaritas en mi sistema, la música se había intensificado y la división entre adultos y jóvenes era mucho más evidente. Adam me tomaba la mano y susurraba cosas dulces. Esta noche era una vez más el chico del que me enamoré tres años atrás. Era mi chico perfecto. Con su sonrisa que mataba.

—Ese vestido te talla divino —dijo Adam besándome la clavícula.

—Se vería mucho mejor si no tuviera estas marcas —dije, señalando los moretes medio pintados con base para rostro. Esa fue la última brillante idea que tuve antes de salir de casa.

—Lo sé, hermosa. Pero sabes lo que provocas en mí en la cama. Es una locura. Eres tan increíble que podría morir mil millones de veces, y en todas las vidas te buscaría para tenerte.

Le sonreí dándole un casto beso en los labios. Amaba a este hombre con desesperación. Me encantaba la manera en la que me hablaba. Tomándome de la cintura, empezamos a bailar, transportándonos a ese mundo en el que solo él y yo nos entendíamos. Nos perdimos en la música instrumental electrónica. ¡Qué mezcla! Adam me hacía girar como un trompo, riendo y disfrutando de la noche.

Muerta del cansancio. Caminé a la barra por un vaso de agua. Estaba sudando y con mucho calor. Con la intención de salir a tomar aire, me alejé de toda la música, de toda la gente. Aire, necesitaba aire.

Había bebido bastante champagne y ya me sentía algo inestable, necesitaba un poco de aire en mi sistema para seguir bailando y tomando. No acabaría bien la noche si seguía de ese modo. Quizá era buena idea tomar más agua. Salí a los jardines viendo la noche completamente estrellada. Caminé a la fuente para sentarme ahí unos minutos antes de regresar.

Quitándome los tacones empecé a rozar mis pies por el césped. Decidí ser intrépida y meter los pies en la fuente. Nada pasaba por meterlos un poco. Me subí a la piedra hundiendo el pie derecho y luego el izquierdo. El agua fría mandó una señal a todo mi cuerpo. Inmediatamente la piel se me puso como gallina. Cerré los ojos concentrándome en esta sensación tan increíble.

En un principio pensé que los gemidos que se escuchaban eran de algún animal. No entendía bien de dónde venían. Intenté poner un poco de atención cuando un «dámelo» llamó mi atención. ¡Dios mío! Alguien estaba teniendo sexo en algún lado del jardín. Sin poder controlar mi curiosidad empecé a seguir los gemidos de la chica. En medio del gran jardín había un deck[1] bastante grande. Con la luz baja. Aun así las dos figuras moviéndose con intensidad eran evidentes. Me acerqué un poco más. Necesitaba ver esto. Ese morbo que se formaba dentro de mí era inevitable. Tenía que ver más, era como pornografía en vivo.

Él la tomaba de las caderas contra una de las columnas. Su vestido estaba arremangado hasta la cintura. El chico tenía enterrada la cara en el cuello de la mujer que cada vez estaba más segura que era Tammy. Había visto bien su vestido rojo. No se perdía tan fácil. Me acerqué un poco más para ver al hombre mover su cadera con intensidad. Tammy estaba en el segundo orgasmo cuando gritó el nombre de Louis al tiempo que los dos se quedaban estáticos después de la llegada del clímax. No podía moverme. Estaba demasiado excitada viendo a Louis alejarse de ella enseñando su gran erección. ¡Dios! Desde esta distancia podía verla bastante bien. Lo vi quitarse el preservativo y tirarlo sin ningún descaro entre las plantas que rodeaban el deck.

Tammy se puso de pie acomodando su vestido al tiempo que Louis subía su bragueta. Estaba a segundos de irme lo más callada posible cuando alguien dijo mi nombre. Me di la vuelta con rapidez para ver a Adam caminando hacia mí. No se veía muy contento que digamos. Era lógico. Lo había dejado hace casi veinte minutos, por supuesto que iba a estar molesto. Giré la cabeza para ver a Louis verme con el ceño fruncido desde el deck. Me habían descubierto espiando. ¡Genial!

—¿Qué mierdas, Hol? —me gritó Adam. Sí, definitivamente estaba molesto. Tomándome del brazo, me jaló de una manera que mis pies perdieron el control. Tropecé, pero no me dio tiempo ni siquiera de caer. Adam estaba jalándome de regreso a la mansión. Mis pies sufrían de varios tropiezos lo cual provocaba que no pudiera caminar bien y eso lo enojaba más.

—Puedo caminar sola —dije, alejándolo, frenándolo un poco. Estábamos suficientemente lejos del deck cuando Adam me dejó caer al suelo. La caída había sido inevitable, pero no tan fuerte como pensé que habría sido.

—A la mierda. Dime, por favor, que no los estabas viendo tener sexo —estaba muy molesto. Eso podía verlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.