Siempre Tuya

Capítulo 3

Noé Teller

Desperté en la cama de un hospital —tantos años, el olor que emanaban los hospitales eran inconfundibles —sentí todo el cuerpo adolorido hasta que bajé la vista hacia mis piernas y los tenía vendados —recuerdos de la boda de Alexandra vinieron a mi mente, momentos del accidente —sentí como unas lagrimillas rodaron por mis mejillas al recordar que había perdido a la mujer de mi vida.

Momentos después escuche la puerta abrirse —era la doctora que ingresaba acompañada de una enfermera.

—¿Cómo te sientes Noé? —pregunto, achiné los ojos y la miré.

—¿Cuánto tiempo llevo hospitalizado? —pregunte, era lo más importante saber cuánto tiempo llevaba en el hospital.

—Llegaste al hospital hace una semana, llevas dormido una semana —todos tus órganos están sanos, pero sufriste una lección muy cercana a la columna que te impedirá moverte —se por tu amigo que también eres médico y entiendes lo que te quiero decir, tienes que estar en una rehabilitación constante si quieres volver a caminar —puntualizo la doctora.

—Entiendo, es lo menos importante para mí —doctora necesito ver a mi amigo.

—Lo veras después de practicarte algunas pruebas más para ver si puede haber algún otro daño —solo asentí con la cabeza y la enfermera que ingreso junto a la doctora me llevo a otras salas para hacerme muchos resultados —aquello me daba igual. Llevo una semana dormido y hace una semana que Alexandra es la esposa de David —sentí punzadas en el corazón —quizá era lo mejor, yo no podía ofrecerle esa tranquilidad que deseaba por más que haya descubierto que la niña que tuvo Sara no era hija mía, pero eso que importaba ahora, ya era irrelevante —Ale se casó con un hombre que la ama y sobre todo sus días estaban contados.

—Termine sus pruebas —le indico a su amigo que puede entrar —aquellas palabras de la enfermera interrumpieron mis pensamientos, asentí con la cabeza y la vi salir, a los minutos ingreso Fernando por la puerta.

—Pensé que venias a convencer a Alexandra y no a suicidarte —bromeo mientras ingresaba a la habitación.

—Pues no te rías tanto que cuando te cuente lo que sucedió sabrás lo que se siente perder lo que más amas —¿porque amas a Judith?  —más que pregunta era afirmación, podía verlo en el rostro de Fernando, aunque quisiera ocultarlo.

—A mí no me importa esa jovencita, después de lo que vio seguro que no la volveré a ver más en mi vida y es lo mejor para ella —dijo en tono quebrado, pero no estoy para hablar de mi vida privada contigo —¿dime que paso?, ¿porque terminaste en este estado?

—Alexandra se casó con David —dije con la voz queda.

—¡¡Qué!! —escuche el grito arrollador de Fernando.

—Lo que escuchaste amigo, llegue el día de la boda de Alexandra con David y la boda de Judith con el primo de este —dije lo último solo para comprobar si esta mujer aún le importaba a Fernando —yo la perdí por idiota y no podía dejar que mi amigo perdiera a la mujer que ama por ser doblemente idiota, aunque no había visto a la pobre Judith el día de la boda.

—Qué bien por Judith, que bueno que encontrará a un buen hombre —aquellas palabras salían de su boca, pero su rostro demostraba que le dolía. Noé no es necesario hablar de aquello, lo que Judith haga o deje de hacer en su vida no me importa, te agradeceré no me la menciones —finalizo.

—Bueno —¿dime como están mis hijos? —pregunte cambiando de tema.

—Tus padres están con los niños porque Sara simplemente se marchó – encontramos una carta que se estaba despidiendo y que no podía hacerse cargo de los niños, dejo la ciudad, su vida, sus hijos y su carrera de modelo.

—Es raro Fernando —dije recordando las últimas palabras que Sara me dijo.

—No es raro Noé, esa es la naturaleza de Sara —recuerdas cuando te engaño con Gael y también abandono a Santiago. —¿Qué harás con Cassandra? —pregunto.

—Pues nada, así no sea mi hija es la hermana de Santiago y no podría abandonarla, ella no tiene la culpa de haber tenido una madre como Sara.

—Bueno…— fue lo único que respondió Fernando.

Los días pasaron y efectivamente lo que la doctora dijo se cumplió, no podía mover las piernas y por ende no podía caminar, pero no me importaba.

—Fernando volvamos, no me hace bien estar en este país —me tratare en nuestro hospital, ya llevamos mucho tiempo fuera y las cosas estarán un caos —quiero ver a mis hijos —sí, mis hijos —dije al ver la cara de Fernando.

 

Estamos aterrizando, por fin en nuestro país —sentí esa pequeña descarga de energías en mi corazón cuando el avión aterriza en la pista —salí del avión con la ayuda de Fernando, ya que me estaba movilizando en silla de ruedas —salimos directo al auto que nos esperaba, ya que no teníamos equipaje por recoger.

Llegamos a casa y salude a mis padres —mi madre se puso a llorar, no podía dar crédito que su hijo estuviese en una silla, pero esto no me importaba, me sentía vacío, el dolor que tenía en el corazón era incomparable con el que tenía en el cuerpo —todo mi mundo se volvió gris, solo debía seguir existiendo por mis hijos —nunca me imaginé que el amor dolía tanto , que hubiese preferido morir en el accidente —sé que estaba mal pensar en la muerte, pero era la unica idea que apareció en mi cabeza, pero debía alejarlo por el bien de mis hijos.

Un año y seis meses después…

De vuelta a la casa, pero esta vez ya no en silla de ruedas, ahora estoy sosteniéndome en mis propios pies, se siente tan bien poder caminar y no depender de otros —no me fue fácil, pero lo logre, si lo logré —Fernando tenía que venir a recogernos al aeropuerto, había decido traer a mi terapeuta, quien fue mi soporte, mi amiga en todo este viaje. Tuve que seguir mi terapia en Estados Unidos ya que mi columna había terminado gravemente afectado y cabía la posibilidad que nunca más pudiera volver a caminar, estuve fuera tanto tiempo y ocasionalmente veía a mis hijos porque ellos no podían visitarme por los niños.




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