Siempre Tuya

Capítulo 4

Noé Teller

—¿Porque tanto suspenso? —cuenta, dije algo impaciente.

—No sé si deba decírtelo…

—Maldita sea Fernando eres peor que una vieja chismosa, si ya abriste la boca pues termina de decirlo todo, que me dejaras intrigado. Pero puedo adivinar —Judith no puede estar sin Alexandra, ¿viste a ambas? —Pregunte.

—No solo a Alexandra y Judith, estaban acompañados por David y dos niños —dijo Fernando. Aquella noticia era como recibir un baldazo de agua fría o yo había escuchado mal.

—¿Cómo dijiste Fernando? —volví a preguntar —sentí que el corazón se me había paralizado —todo se detuvo en ese momento —escuché cada palabra que salía de la boca de Fernando en cámara lenta y pausando, eran las mismas palabras que había dicho hace un momento —era ingenuo pensar que me estaba bromeando.

—Despierta hombre, acaso creías que ella no podía rehacer su vida —recuerda, son esposos y lo más lógico es que tengan hijos —sentencio Fernando.

—Lo se hombre, sé que ya son esposos y lo más lógico es que fueran padres, pero recuerda que David es un hombre que tiene la vida limitada —¿que pasara cuando ya no esté?

—No lo sé Noé, pero es algo que no nos debe importar sino más bien esperar que el tratamiento con David haya funcionado y que su tiempo de vida se haya extendido —por la felicidad de él y los suyos —dijo Fernando.

—Tenía razón, no podía ser egoísta y alegrarme por la muerte y el sufrimiento de alguien, suspire profundo aleje aquellos pensamientos egoístas y bebí un sorbo de mi vino para hacer pasar este mal de amores.

—Por cierto, Judith no está casada —me mentiste.

—Cierto, me había olvidado de decirte aquello —dije mientras soltaba una carcajada.

—Por tu culpa todo este tiempo pensé que Judith se casó —eres un pendejo —gruño Fernando mientras me intentaba dar un puñete, pero me moví rápido y lo esquivé.

—Lo siento amigo, se me olvido y como tú tampoco quisiste que te hablara de ella, pues pensé que no era importante —dije mientras seguía riéndome.

—Ya no importa, sé que está sola y voy a por ella —dijo un Fernando animado mientras chocábamos nuestras copas en brindis.

—¿Seguro? —pregunte.

—Sí, muy seguro —sé que será difícil, pero no imposible —pude sentir que su cuerpo aun reacciona al mío y eso es una buena señal —aun puedo estar con esa mujer.

—Al menos tú puedes luchar —dije algo desganado, pero yo, yo que podía hacer, para nosotros ya era tarde —había perdido tantas oportunidades.

—No te desanimes, lo que está destinado a ser tuyo, tarde o temprano regresará —alentó Fernando.

—Dios te escuché dije con la última esperanza en mi corazón.

—Por cierto, Fer —¿cómo pretendes conquistar a Judith? —aún tienes una relación con Kiara.

—¡Mierda! —exclamo mientras hacía un carraspeo en la cabeza —cierto, me había olvidado de ese pequeño detalle, tengo que buscar alguna razón para terminar con ella.

—¿Sabes porque están de vuelta? —¿se quedarán a vivir acá?

—No pregunte aquello —mejor dicho, no me dio tiempo, yo tenía que recogerte y pues sus amigos habían llegado y al final se fue con ellos —estos que siempre viajaban junto a ellas cuando hacían sus videos.  

—Ahhh… —raro que Ale haya regresado —dije algo pensativo.

—Lo importante es que están de vuelta y mi deliciosa Judith esta vez no se me escapa —¡mierda!

—¿Y ahora que paso? —pregunte sorprendido por el grito inesperado de Fernando.

—Me olvide preguntar dónde se estaban quedando y también su número —soy un pinche idiota.

—¿De qué hablan chicos? —¿porque eres un idiota Fernando? —era la voz de mi madre quien preguntaba —gracias a Dios no había escuchado el nombre de Alexandra, sino se desquiciaba, ya que ella le echaba la culpa por mi accidente.

—Nada Cass, ya sabes —respondió Fernando con una sonrisa en el rostro.

—Bueno chicos pasemos a la mesa, la parrilla esta lista y ya es bastante tarde —dijo mi madre mientras caminaba hacia la mesa y nosotros seguíamos su paso.

Todos nos acomodamos en los respectivos asientos en la mesa —comimos, reímos, bromeamos —pude notar que mi madre intentaba emparejarme con Antonia, pero no estaba interesado en volver a una relación al menos que significara volver con Alexandra —mi Alexandra.

—Madre se lo que intentas hacer —dije en susurro a mi madre quien se encontraba al costado de la parrilla en ese entonces.

—No sé de qué me hablas hijo.

—Madre, por favor no hagas esto —la única que terminara lastimada es Antonia y no quiero hacerle daño porque la aprecio muchísimo.

—Sigues pensando en aquella chiquilla —no es suficiente que te haya dejado en silla de ruedas.

—Mamá ya te dije que Alexandra no tiene nada que ver con el accidente que sufrí en España —entiende, fue un accidente —si de alguien fue la culpa es mía por estar manejando distraído.

—No me importa Noé, lo único que sé es que quiero a esa niña lejos de nuestra familia y de tu vida —recuerda que es una mujer felizmente casada y con hijos —la miré extrañado —¿cómo es que ella sabía eso?

—Madre estuviste escuchando nuestra conversación.

—Ya te lo advertí Noé —dijo sin más, se alejó dejándome solo y sin responder a mi pregunta.

—Si en algún caso quisiera volver con Alexandra, sabía a qué atenerme con mi madre —respire profundo —solo imaginar esa lucha, era cansado. Regrese a la rueda, donde Antonia estaba contando unos chistes y parecía llevarse bien con todos en la familia.

Las horas pasaron, ya había anochecido y se sentía un poco el aire frio ya que estábamos expuestos en el jardín.

–Hijo llevare a los bebés a acostarse, ustedes sigan –escuche decir a mi madre mientras que se llevaba a mis hijos acompañada de mi padre.

–Noé —por cierto, Kiara está en camino, en 5 minutos llega. Cuando no Fernando trayendo a su conquista —no sé cómo pretendía regresar con Judith si seguía en lo mismo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.