Siempre Tuya

Capítulo 6

Alexandra

Mi mundo se detuvo en aquel momento, solo existía él y yo —perdí la noción del tiempo y lo que había al alrededor.

—¿Ale estas bien? —era la voz de David, que me traía a la realidad.

—Sí, estoy bien —dije mientras le daba una sonrisa forzada. Levante la cabeza y mis ojos se encontraron con los ojos de Noé —quien me miraba fijamente, alterno su mirada entre mis acompañantes y yo —lo vi caminar —¡mierda! —estaba caminando hacia nosotros. En cuestión de segundo lo teníamos delante nuestro.

—Gusto en verte David —saludo Noé, tendiéndole la mano.

—Lo mismo digo Noé —respondió David estrechando su mano en un saludo.

—Mucho gusto en volverte a ver Alexandra, Judith —saludo. Yo solo asentí con la cabeza y no respondí nada más.

—¿Qué los trae al hospital? —pregunto Noé.

—Mis suegros están hospitalizados —respondió David.

—No sabía que tus padres estaban en mi hospital —dijo Noé girando su atención hacia mí.

—No sabía que era tu hospital —me encantaría seguir platicando, pero debo llegar a ver a mis padres —anuncie ello con una forma de escapar de este encuentro no tan afortunado, tenía tan mala suerte de venir a parar al hospital de Noé —me dije mentalmente.

—Claro —disculpen la molestia, ya pasare a saludar a tus padres anuncio Noé.

—Yo ya no respondí nada, solo deseaba salir de la presencia de Noé —aún me afectaba su presencia, eso era malo, muy malo porque hasta David se pudo dar cuenta —pude ver tristeza en sus ojos y me dolía mucho ser la causante de ello, yo que había jurado hacerlo feliz hasta los últimos días de su vida y que hasta el momento no había logrado más que causarle dolor.

—Estuvimos con mis padres en la habitación —se pusieron felices de ver a David y Judith —mis padres adoraban a David.

—Creo que valió la pena accidentarnos, porque si no ustedes no estarían ahora aquí con nosotros —escuchamos decir a mi madre.

—Hay mamá —eres una dramática —recuerda ponerte bien si quieres ver a los gemelos y al pequeño Adriano.

—Con esa motivación en una semana estaremos fuera —bromearon.

—Muy graciosos —dije.

—Ale, yo me regresaré a la casa, me olvide traer las pastillas y tengo que regresar para tomarlos —dijo en susurro David, para evitar que mis padres escucharan.

—Está bien, yo regresaré en unas horas —quiero estar más tiempo con ellos —dije. Vi a David despedirse de mis padres, luego de Judith y posteriormente de mi —depositando un beso en mis labios —le sonreí tímidamente, me sentía apenada delante de mis padres. Lo vi marcharse y solté un pequeño suspiro.

—¿Ale te sientes bien? —ahora era Judith quien preguntaba.

—Ya me siento más tranquila hermana, pero no puedo negar que la tan sola presencia de Noé me pone tensa —dije hablando bajito para que mis padres no escucharan. Minutos después la puerta se abrió, giramos la cabeza y allí lo tenía de vuelta —Noé otra vez haciendo acto de presencia.

—Parece que el doctorcito quiere ponerte nerviosa —susurro Judith en mi oído. Si eso era su plan lo estaba logrando.

—Lo escuche saludar a mis padres y mis padres felices de verlo —más aún cuando se enteraron que él era el dueño del hospital, mis padres lo felicitaron y se quedaron hablando un rato —solo los observaba sin decir nada hasta que escuche que mis padres dijeron que yo les había dado dos bellos nietos —Noah y Alexa —no se veía sorprendido, pero en su mirada pude notar cierto dolor o yo estaba loca.

—Así que tus bebés se llaman Noah y Alexa —espero poder conocerlos Alexandra —pronuncio llamando así mi atención y haciéndome salir de mis pensamientos.

—Así es, mis niños llevan ese nombre —dije con firmeza.

—Claro que los puede conocer doctor, cuando salgamos del hospital está invitado a visitar la casa y conocer a mis nietos —son unos bebés maravillosos.

—Me imagino que si —con los padres que tiene, serán unos niños hermosos —dijo. Y claro que le tomó la palabra, iré a visitarla cuando sean dados de alta. Yo solo me mantenía en silencio, no quería intervenir en la invitación de mi madre, pero si estaba segura que haría lo posible para que Noé no conociera a mis hijos.

—Ohh… oh… —veo problemas, era Judith quien estaba molestándome.

—Problemas tendrás cuando Fernando se entere de la verdad —dije, devolviéndole su broma.

—Ni lo menciones hermana, no quiero ni imaginarme —respondió una Judith temerosa —me gustaba ver su rostro preocupado.

—Buenos señores Terrones, les dejo descansar y yo debo continuar con mis deberes —vendré a visitarlos más seguido —anuncio Noé y fue un gusto volver a verte Alexandra y a ti también Judith —dijo mientras caminaba a la salida. Yo no respondí —ignoré su comentario, solo Judith respondió diciendo que a ella también le agradaba verlo.

—Enserio te agrada verlo, porque a mí no —dije de manera seca.

—Es un decir —dijo bromeando y se comenzó a reír, tenía una sonrisa contagiosa.

Nos despedimos de mis padres, tenía que ir a ver a mis gemelos —los extrañaba.

—Ale —adelántate, quiero ir a hacerle una visita a Fernando —dijo de manera coqueta.

—Solo moví la cabeza —no juegues con fuego Judith, recuerda lo último que te hizo Fernando, no quiero ver que te lastime nuevamente —advertí.

—Lo se hermana, solo deja que me vengue de este sinvergüenza —respondió mientras caminaba a la dirección opuesta de la salida.

 —Cuídate —grite. La vi levantar la mano e irse.

Caminé hacia la salida —me detuve para esperar un taxi, ya que David se había llevado en el que vinimos. Para esperar el taxi que había pedido por el aplicativo me senté en uno de los banquitos que había a las afueras del hospital, un banco debajo de un árbol de manzana —podía sentir la brisa correr y golpearme en el rostro —se sentía tan cálido y refrescante —me daba sensación de paz y tranquilidad —no quería llegar a casa y enfrentar a David —daba por seguro que me preguntaría por lo que paso hoy y yo no estaba preparada para responder sus preguntas.




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