Lo había decidido, hoy era el día. Me había pasado dos semanas tratando de conseguir pastillas para dormir, tenía planeado tomar un frasco entero para no volver a despertar. Esta mañana me había despertado tarde, era domingo y todo lo tenía preparado, ya había arreglado mi habitación, acomodado mis discos por orden alfabético, tenía todos mis videojuegos guardados, entre otras cosas. Todo estaba listo. Esta noche no volvería a despertar jamas, sólo tenía que soportar este día y todo habría acabado.
—Ross —Escuche la voz de mi madre por el otro lado de la puerta mientras intentaba abrirla. Menos mal que siempre pongo seguro, porque si hubiera entrado habría visto los frascos de pastilla para dormir que tenía sobre mi escritorio. Rápidamente los agarre y puse de bajo de mi almohada.
—En un segundo —le respondí, algo agitado por todo el movimiento repentino que había hecho para esconder las pastillas para dormir.
Cuando abrí la puerta vi a mi mamá parada sosteniendo una bolsa negra con un gesto de enojo.
—Ross, te dije que sacaras la basura, ahora tendrás que llevarla al basurero, solo tenías que levantarte temprano para sacarla. Siempre haces lo mismo, el camión pasó hace horas. —Me dijo algo enojada y malhumorada.
Había olvidado por completo sacar la basura, anoche me había tomado unas cuantas pastillas para dormir, solo lo hice por pura curiosidad y por lo visto si funcionaron, ya eran la 1:45 P.M.
—Lo siento mamá, me quede dormido. No tuve una buena noche. —Ella no notaba lo mal que me le pasaba últimamente, nunca notaba nada...
—Sólo... sólo llévala al basurero. —Dijo para luego dejar caer la bolsa y voltearse en un solo movimiento.
Sólo tenia que soportar este día y todo habría acabado...
El basurero quedaba algo lejos y me iba a ser difícil llevarlo hasta ahí, la única forma era ir caminando o pedirle al señor Alford que me lleve en su camioneta, aunque ya se me hacia tarde. Las veces que me pasaba esto acudía a pedir ayuda al señor Alford. Tenía una camioneta que aunque era vieja estaba en muy buen estado. De vez en cuando le hacía favores: ayudarlo con su computadora o arreglando su celular, cosas como esas. Era la mejor opción que tenía ya que más tarde debía ir a clases de natación, aunque como era costumbre siempre llegaba tarde.
Me dirigí a su casa y le conté todo lo sucedido, le pedí que se encargara de eso por mi.
—Ay amiguito, justo iba al medico, me darán mis resultados hoy. Aunque bueno, puedo hacer lo que me pides de paso, pero tendrás que hacer algo por mi. —Me dijo mientras me miraba con esos ojos verdes pálido que tenía.
—Lo que quiera —Le respondí sin pesarlo.
—Tendrás que ayudarme a mover unos muebles.
—Por supuesto. —Le dije con una sonrisa algo apagada y con el saber de que no podría cumplir mi palabra...
Me dirigí a casa a preparar todo para mis clases de natación, miré el reloj que se encontraba en la sala de mi casa y para mi sorpresa ya eran las 2:31 P.M., subí rápido a mi habitación y guarde todo lo necesario en mi mochila.
—¡Mamá se hace tarde! —Grité mientras bajaba de mi habitación.
Cuando llegue a la sala me percate de que mi mamá ya estaba lista
—¿Te encargaste de la basura? —Me preguntó como si fuera algo que tenia que hacer para ir a clases de natación.
—Sí mamá. —le respondí mientras me acomodaba la mochila. —¿Podemos irnos?
—Bien, vamos. —Me respondió para luego salir de la casa.
Lo único que me mantenía alejado de todo lo malo que me pasaba era ir a clases de natación por eso fue que elegí este día, no quería terminar con mi vida habiendo tenido un día del asco, por lo menos hoy podría nadar y relajarme durante un buen rato... sé que a muchos les parecerá estúpido, tranquilos, estoy totalmente cuerdo como todos ustedes.
Mi padre quería que practicara algún deporte así que opte por natación. Le suplique a mi mamá que me inscribiera en la escuela de natación que quedaban del otro lado de la ciudad, literalmente estaba al otro lado de la ciudad. Le puse el pretexto de que ahí los entrenadores son mejores que los que estaban cerca de casa, aunque solo lo dije para no tener que ver a ninguna persona que conociera, seria un asco que esas personas arruinaran también esto.
Llevábamos 25 minutos dirigiéndonos a la escuela de natación. El silencio había invadió completamente el lugar... sólo se escuchaba tenuemente el sonido del exterior. Lo único que hacía era mirar mi celular viendo la hora como si quisiera que el tiempo corriera mas lento para así llegar a la hora adecuada. Dieron las 3:20 P.M., mis clases comenzaban en 10 minutos, era casi imposible que llegara a tiempo.
Eran las 3:43 P.M. cuando llegamos, justo cuando se estacionaba para bajarme vi un auto llegar.
—Nos vemos, mamá. —Dije para luego salir del auto.
—Vendré por ti a las 5:30 P.M. —Me respondió y luego cerré la puerta.
Me despedía de mi mamá mientras veía al auto que acababa de llegar era algo inusual, nadie llegaba más tarde que yo. Ya me dirigía hacia las piscinas y noté que alguien se bajo de aquel auto, era una chica.
Traía consigo 3 mochilas que casi iba arrastrando, le dijo algo a su madre que no pude escuchar antes de de que ella partiera.
Llegué con el entrenador y le pedí disculpas por haber llegado tarde (como hacía cada vez que llegaba).
No podía dejar de ver a esa chica, era casi imposible, creo que llamó la atención de todos los ahí presentes. Era tan escandalosa que daba risa a la vista, no de esas de las que te ríes de ella, si no de esas de las que te ríes con ella. Mientras se acercaba venia con una sonrisa de oreja a oreja, como si estuviera pidiendo perdón o algo por el estilo. Se veía tan graciosa.
—Disculpe entrenador. —Dijo mientras ponía sus cosas en el suelo. —No encontraba mis goggles por ninguna parte, tardé horas buscándolo. No soy de las que llega tarde el primer día.
—No hay problema, no eres la única que llegó tarde. —Dijo el entrenador al mismo tiempo que volteó a verme.
Ella me miró como si se alegrara de haber escuchado eso, fue un tanto rara su expresión.
—Bien, prepárense. —Nos dijo el entrenador.
Ya nos habíamos metido a las piscinas, a decir verdad era buen nadador, creo que es un talento natural. El entrenados Hal me había dicho que mejoro bastante rápido.
Llevábamos unos 20 minutos practicando y para ser sincero la chica nueva lo hacia bastante mal, podía notarlo desde donde me encontraba y no paraba de decirles a los que la ayudaban que era un desastre, lo decía de una forma un tanto curioso.