Siendo Padre, Aceptando tu llegada.

Capitulo 4

Capítulo 4

 

Liam



 

La mancha amarilla va a apareciendo mientras la penumbra de la noche se va a alejando, la brisa helada se va mezclando con los primeros rayos del sol.

Aún tengo la botella de vodka en la mano, no he tomado nada, Sophie tenía razón, no necesitaba más.

—¿Puedes llevarme a donde me has recogido? —mi voz suena ronca, puede que sea por las horas que llevaba en total silencio.

Mi compañera de noche, Sophie, hace un simplemente gesto con su cabeza para indicarme que si me llevará.  

Torpemente, nos ponemos de pie, por lo que fuera pasamos la noche mirando el cielo, sentados en medio de este horrible puente. 

Nuevamente, siento el camino hacia el hospital  como el infierno, lejos, tan lejos como lo está Nora de mí y de todos.

—Gracias… —digo entre dientes cuando desciendo del auto, Sophie mueve su mano haciendo un gesto extraño, luego arranca.

Un déjà vu llega a mí cuando estoy entrando a la sala de espera, todo sigue igual, las personas, el ambiente y el asqueroso olor.

—Buenos días… —les anuncio con eso mi presencia.

Mi hermana está profundamente dormida en los brazos de Roman, quien me mira sin ningún tipo de expresión. Los padres de Nora me fulmina con la mirada al igual que sus hijos.

—Te dignas a regresar —Dayan se acerca a mí  —Tu hijo ya nació, hace cuatro horas —mira su reloj—Y su padre no estaba aquí.

—Nunca estuvo planeado que estuviera en su parto ni ahora ni antes —le digo.

—Eres un… —.

—Malnacido— digo por ella —Ya lo sé. ¿Y Nora?

—Preguntas como si te importará.

—Dayan —le habla su marido —De mi hija no han dicho nada.

—Entiendo… —.

—Necesitamos hablar contigo… —.

Camino hacia la máquina de café, elijo un expreso, cuando el líquido oscuro y caliente está en mis manos me vuelvo nuevamente a la pareja. 

—Dígame… —le invito a Anthony  a que empiece a hablar.

—Hemos hablado con la trabajadora social —empieza a hablar.

—¿Por qué? —tomo un sorbo del café, me desabotono el tercer botón de mi saco, tomo asiento y lo miro retadoramente.

—Queremos hacernos cargo de nuestro nieto —río ante su afirmación —Si nuestra hija no va a estar, lo mejor es que esté con nosotros.

—¿Creen? —les digo —Roman —le hablo a mi hermano.

—Dime… —contesta, mira a Anthony y a Dayan con el ceño fruncido.

—¿Entre cuánto llegan los abogados? —le pregunto sin mirarlo, él sabe muy bien que tiene que hacer.

—Veinte minutos… —él tampoco me mira.

—Hablaremos de este tema cuando lleguen los abogados.

—¿Abogados? —tal cual, mi respuesta no es lo que esperaban.

—Debido a la situación de Nora, soy el único que tienen potestad sobre Nate, y al ver que ustedes tienen mucho que decir, lo hacemos con la presencia de mis abogados.

—¿Nate? —pregunta Dayan.

—El niño, se llama Nate.

—¿Le has puesto nombre y no las has visto? ¡Por Dios, ni siquiera has pregunta si está bien!

—Si están hablando de quedarse con Nate es porque está bien.

—Hijo de puta —Daniel, habla por primera vez.

—No se va a llamar Nate —Dayan vuelve a hablar, la relación con ella está definitivamente rota.

—Se llama Nate… —la miro.

—No estoy de acuerdo.

—No he pedido opinión, se llama Nate.

—No tienes derecho —Dayan está a punto de perder el control.

—Soy el padre… —concluyo.

El café me supo al final a amargo, los miro uno a uno, Daniel, Summer, Anthony y Dayan. Todos ellos se están aferrando a los pedazos de Nora que quedan en Nate, pero lamentablemente no les puedo dejar que se aferren a él.

Los mensajes de Nora, están grabados en mi mente, cada palabra, cada letra, cada coma. Y aún más el hecho que por esos mensajes ella está aquí.

—Desgraciado… —la voz de Daniel se escucha antes que el médico aparezca en la sala.

—Buenos días… —saluda —Señor Dankworth —le extiendo la mano —Señores.

—Buenos días… —le contestan a coro.

—El bebé paso la noche, eso es buen indicio —comienza —es muy prematuro decir que sobrevivirá, pero es un inicio. Nora se aferró a la vida en la cesaría.

—Ella quería que su hijo naciera —la voz de Summer hace eco. Yo no demuestro ninguna emoción.

—Sin embargo, su pulso ha disminuido, lo único que la mantiene con vida es el respirador —los llantos silenciosos vuelven a adornar el lugar —. Desconectarla quedarán en sus manos.



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En el texto hay: hijos, romance, amor

Editado: 13.06.2023

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