Siendo Padre, Aceptando tu llegada.

Capitulo 6

Capítulo 6


 

Liam


 

—¿Con qué intención te quieres quedar con Nate? —mi hermana se encontraba frente a mí, con las manos en sus caderas, su ceño fruncido y sus ojos negros entre abiertos.

Al salir del hospital, solamente añoraba una buena ducha, ropa limpia y un buen trago de vodka; pero no, Savannah se encontraba en mi casa, esperándome.

Mi casa desprovista de cualquier tipo de artículo o decoración que contenga a un tipo de tonterías sentimentales, combinaba perfectamente con mi estado de ánimo, oscuro y con rabia.

—Es mi hijo —ya lo he repetido tantas veces que ya me acostumbre a una vida en este mundo que tiene mi sangre en sus venas.

—Desde que Nora salió embarazada has sabido que es tu hijo y nunca, jamás te intereso, ¿por qué ahora sí?

¿Me interesa? No lo sé, lo único que tiene mi cabeza es la partida de Nora, ella se irá y yo me tengo que quedar con su hijo, maldita sea se lo debo, le debo intentarlo.

—Es mi hijo —repito, no tengo nada más que decir, de todos modos los hijos por ley deben de estar con su padre.

—Liam… —dice muy bajito, la observo, su cara se relaja, bota un suspiro —Hermanito.

Deja su actitud retadora y viene hacia mí, se sienta a mi lado, toma mi mano derecha entre las suyas y apoya su cabeza en mi hombro.

Savannah siempre ha sido lo más importante en mi vida, por ella he luchado desde siempre, para Roman y para mí todo comienza y termina con ella.

—Hermanito… —vuelve a decir, doblegado por ella, apoyo mi barbilla en su cabeza y la abrazo —Tú no eres él y Nate tampoco lo va a ser.

—No quiero hablar de eso —le advierto.

Me muevo tratando de alejarme de ella, sin embargo, ella no me deja, un suspiro sale de su boca, recordar nunca es fácil.

—Yo amo a Nate… —cierro mis ojos al escucharla —Lo amé desde que Nora me dio la noticia, anhelo que esté con nosotros, que sea totalmente nuestro—suspira—. Al oír la palabra embarazo supe que para Roman y para ti sería difícil aceptar al niño y tal vez jamás se sientan apegados a Nate, por eso lo prefiero con sus abuelos antes que se sienta despreciado por ustedes.

—Savannah, escucha… —intento hablar, decir algo, lo que sea, no puedo, ella tiene la razón.

—Sé que no tienes nada que decir —besa mi mano y se pone de pie —Voy a dormir, me quedaré contigo esta noche.

La veo caminar hacia las escaleras cuando llega al último escalón se voltea y me sonríe.

—¡Te amo! —grita antes de desaparecer hacia las habitaciones.

Yo también necesito dormir, la tarde apenas empieza a desaparecer y yo quiero hacerlo con ella, voy a mi habitación, quito cada prenda de mi cuerpo y me tiro en la cama. Desconectar mi celebro es lo que necesito, olvidar estas últimas veinticuatro horas.

—Salgamos —me parecía lo correcto, la observé, la conocía hace muchos años, inteligente, bella y con su futuro resuelto.

—Liam… —me mira divertida —Lo dices como si fuera la solución a un gran problema que tengas.

—Puede, eres guapa e independiente, perfecta —se borra su sonrisa y me mira con indulgencia.

—Debería sentirme ofendida Liam, pero te conozco y sé que crees que yo soy lo que necesitas.

—¿Y hay algo de malo en eso? 

—Depende —argumenta —Sabes que no soy el amor de tu vida, pero quieres compartirla conmigo —reflexiona —No hay amor en tu propuesta.

—Tienes razón Nora, aun así, te lo digo de verdad, te quiero en mi vida —le afirmo, y era así, ella representa todo lo bueno del mundo.

—Las promesas de amor eterno se acaban —dice—Tú ofreces compromiso.

—Entonces, ¿aceptas?

—Ya tuve una promesa de amor eterno y termino en un feo divorcio… —alzo una ceja —Antes de aceptar debo comprobar algo

—¿Qué?

—Amor no entra en esta ecuación —comenta —sin embargo, no me meteré en una relación sin chispa.

—Ni yo… —Nora suelta una carcajada.

—Dame un beso y según lo que provoques te daré ese sí que tanto quieres.


 

Me levanté aturdido por el recuerdo, hace mucho que no pensaba en esos primeros momentos, el inicio del desastre, el camino que yo quise agarrar y que nos trajo a este momento tan asqueroso.

Miro el reloj las dos de la mañana, doy por hecho que ya no dormiré más, bajo el agua fría los recuerdos tormentosos seguían apareciendo, si Nora de verdad se va viviré con ellos por siempre, apoyo mis brazos en el azulejo cierro mis ojos y dejo que el agua caiga encima de mí. 

—¡Maldita vida! —el agua no resolver mis problemas, no hará que el tiempo se devuelva y evite que decida tener una puta relación formal.

Salgo al vestidor, ya no puedo estar en mi casa, no tengo idea de lo que quiero, ni donde debo de estar, donde debo de estar.



#1692 en Novela romántica
#566 en Chick lit

En el texto hay: hijos, romance, amor

Editado: 13.06.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.