Las paredes de piedra de la cámara se cerraron, y el silencio del pasadizo se tragó todo el ruido del mundo exterior. El aire seguía oliendo a polvo, pero ahora parecía más solemne y misterioso que la huida de hacía unos instantes. atesh caminaba al frente, sus ojos recorrían de un lado a otro las paredes de piedra, sus dedos tocaban ligeramente los símbolos grabados en ellas.
Tras un momento de contemplación, susurra: «Este camino lleva a algún sitio antiguo, y por el aspecto de estos símbolos, puede que estemos entrando en un altar perdido».
Yasemin se acerca un poco, y sus ojos se detienen en los símbolos: «¿Son estos símbolos ...... pistas? Parecen una especie de cifra». Su voz era tranquila, pero había un brillo inquisitivo en sus ojos, como si intentara desvelar un secreto profundo.
Sus dedos recorren suavemente los símbolos de la pared de piedra, como si dialogara con la sabiduría ancestral. Su cuerpo se inclina ligeramente hacia delante, acercándose a los símbolos y, sin querer, a Damir.
Damir camina al final, con los ojos clavados en cada movimiento de Yasemin, con el corazón latiéndole incontrolablemente más deprisa. Se inclina un poco más hacia ella y le susurra: «Sea lo que sea lo que nos espera, lo afrontaremos juntos». Su tono era firme y sus ojos revelaban un fuerte deseo de proteger.
Su mano cubre suavemente la cintura de Yasemin, las yemas de sus dedos sienten su calor y transmiten una fuerza cálida pero firme.
En este espacio estrecho y misterioso, sus respiraciones se entrelazaron, formando un estrecho vínculo.La voz de Damir era suave y llena de insinuaciones: «Yasemin, no importa cuántas incógnitas te aguarden, estoy dispuesto a afrontarlas contigo». Sus ojos son profundos y apasionados.
como si transmitieran un anhelo largamente escondido. Sus dedos se deslizaron sin ceremonias sobre el brazo de ella, provocándole un ligero escalofrío.
Yasemin le devuelve la mirada, con un destello de vacilación en los ojos, pero sustituido por un brillo decidido. Sonríe levemente y responde en voz baja: «No le temo a nada contigo a mi lado». Su mano toca suavemente la mejilla de Damir, las yemas de sus dedos recorren su piel, dejando un suave roce.
En ese momento, el tiempo pareció congelarse mientras la atracción entre ellos ardía como el fuego en el silencioso pasillo. El aire se llenó de un anhelo y una expectación tácitos que los unieron.
A medida que avanzaban, el pasadizo se fue ensanchando hasta que apareció ante ellos una enorme sala subterránea. En el centro se alzaba un alto monolito, con palabras y símbolos antiguos enroscados a su alrededor, como si esperaran en silencio a desvelar sus secretos.
Yasemin miró la lápida, con un atisbo de emoción brillando en sus ojos: «¡Este ...... es la pista que hemos estado buscando! La pista del tesoro está oculta en estos símbolos».
Damir entrecerró los ojos y observó detenidamente los patrones de la tablilla de piedra. «Pero estos símbolos son muy complejos, no son un simple mapa, sino más bien una especie de mecanismo para resolver rompecabezas». Su ceño se frunció ligeramente, claramente estresado por semejante mecanismo, pero mantuvo la calma.
Atesh dio un paso adelante y sus ojos se posaron en el suelo que rodeaba el monolito, incrustado con diferentes dibujos y surcos. Dijo con voz grave: «Hay un sofisticado mecanismo oculto aquí, y un paso en falso podría desencadenar una trampa». Su voz era grave y fuerte, como si les estuviera recordando el peligro de esta aventura.
Los tres se reunieron alrededor del monumento de piedra, el ambiente se volvió tenso y grave. La lápida estaba cubierta de símbolos antiguos, cada uno como un código sin resolver.
Yasemin fue la primera en darse cuenta de una pista oculta, sus dedos se deslizaron suavemente sobre los símbolos y de repente se detuvieron, una luz brilló en sus ojos, «Mira aquí, la disposición de los símbolos en el monumento de piedra crea una ruta complicada, que podría estar guiándonos sobre cómo activar el mecanismo.»
Atesh estudió detenidamente los símbolos y analizó con calma: «Esto parece un conjunto de nueve cuadrículas. Cada patrón no sólo representa una orientación, también hay números implícitos en él. Si pensamos en ello como un sistema de coordenadas, entonces tenemos que movernos en el orden correcto, como si resolviéramos un complejo problema matemático».
Damir miró a Yasemin y le dijo en voz baja pero con determinación: «Podemos intentarlo, pero tienes que asegurarte de que cada paso esté libre de errores». Había firmeza y confianza en su voz.
Yasemin asintió con la cabeza, con los ojos fijos en los símbolos de la tablilla y las marcas correspondientes en el suelo, con la mente acelerada mientras los analizaba. La disposición de estos símbolos es como una secuencia de Fibonacci, muestran un patrón progresivo.
Debemos seguir el patrón de la matriz, empezando por el punto inicial y encontrando el siguiente punto a su vez. Si nos equivocamos, toda la sala puede derrumbarse».
Señaló el primer símbolo de la tablilla, que presentaba un único círculo justo en la esquina superior izquierda de la tablilla. Ella dice suavemente: «Este es nuestro punto de partida, el primer número es 1».
Atesh piensa rápidamente y asiente con la cabeza en señal de comprensión: «Eso significa que puede que tengamos que ir a un rumbo diagonal a continuación, ya que encaja en la secuencia de Fibonacci de los 2». Señala un símbolo en la esquina inferior derecha del suelo: «Aquí es donde pisaremos en el segundo paso».
Damir y Atesh se miraron, la tensión en su interior aumentaba mientras pisaban con cuidado la primera y la segunda posición siguiendo las indicaciones de Yasemin. Con cada pisada, los muros de piedra que los rodeaban parecían emitir una ligera vibración, como si la balanza del destino comenzara a inclinarse una vez que se activaba este mecanismo.
Yasemin continuó su razonamiento: «El tercer paso es el siguiente, y según la secuencia de Fibonacci, el 3 debería ser la tercera posición». Señaló otro símbolo, uno que brillaba débilmente, «Ahí - el tercer paso».
Editado: 04.11.2024